La viuda y la hija de Garc¨ªa Hortelano publicar¨¢n sus 'memorias inventadas'
Hoy se cumplen 10 a?os de la muerte del autor de 'Gram¨¢tica parda' y 'Nuevas amistades'
Hoy se cumplen 10 a?os de la muerte de Juan Garc¨ªa Hortelano. Un homenaje le recordar¨¢, pero quiz¨¢ la buena noticia es que Mar¨ªa Mart¨ªn Ampudia, su viuda, y Sof¨ªa, su hija, han decidido que este a?o empezar¨¢n a trabajar con vistas a una pr¨®xima publicaci¨®n en las 'memorias inventadas', como las denomina quien fuera su mujer, textos autobiogr¨¢ficos in¨¦ditos del escritor. 'Hemos querido dejar pasar tiempo, ¨¦l mismo no quer¨ªa darles prisa, las fue limando, porque no quer¨ªa herir a nadie. Quiso, adem¨¢s, que se publicasen despu¨¦s de su muerte', explic¨® ayer Mart¨ªn Ampudia.
Juan Garc¨ªa Hortelano (Madrid, 1928-1992) guardaba todos sus papeles y esquemas de trabajo de futuros libros en carpetas. No tiraba nada. Ten¨ªa 64 a?os cuando un c¨¢ncer le arrebat¨® la vida. 'Era demasiado joven para morir, cuando ten¨ªa tantos proyectos', dice Mar¨ªa Mart¨ªn Ampudia. De esas carpetas ha salido material con cuentagotas: el libro de poes¨ªas La incomprensi¨®n del comercio (Visor), que dej¨® casi preparado antes de morir y que edit¨® su amigo el poeta Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n. Se public¨® en 1995. En 1997, Alfaguara present¨® Cr¨®nicas correspondidas, una selecci¨®n realizada por Manuel de Lope de sus art¨ªculos period¨ªsticos, la mayor¨ªa de ellos publicados en EL PAIS, y el a?o pasado apareci¨® Invenciones urbanas (Cuatro Ediciones), una recopilaci¨®n de art¨ªculos y entrevistas sobre literatura. Nada m¨¢s.
Las carpetas guardan mucho m¨¢s. Hay, por ejemplo, partes de una gran novela que hab¨ªa proyectado, primero en tres vol¨²menes, luego en cuatro, despu¨¦s en dos. Una de las partes iba a titularse La glorieta de las mujeres hermosas y devotas, como precis¨® ayer su mujer. 'No hemos querido tocar nada durante estos a?os. Tampoco queremos que se publiquen trozos de novelas, como han hecho tantas familias de escritores, con todos mis respetos para ellas. Hay que pensarlo mucho y hay que dejarlo reposar'.
Lo que s¨ª han decidido las Garc¨ªa Hortelano es empezar a trabajar en sus 'memorias inventadas', porque no siguen ning¨²n orden cronol¨®gico. No est¨¢n en las famosas carpetas, sino en cuadernos -'cuadernos que ¨¦l y su hija se regalaban mutuamente'-. Algunos est¨¢n empezados y no acabados. Iba recogiendo retazos de sus recuerdos y de sus experiencias seg¨²n se le ocurr¨ªan.
Recuerdos de 1941
'Hay partes que son unidades independientes, que tienen entidad narrativa, no son jirones arrancados de algo'. 'Algunos a?os no escrib¨ªa nada, en cambio hay p¨¢ginas de recuerdos muy concretos'. Como los de 1941, un a?o muy dram¨¢tico para Juan Garc¨ªa Hortelano. Ten¨ªa 13 a?os y 'era hijo de una familia burguesa normal, pero murieron sus abuelos y su padre, y ¨¦l, que era el mayor de los hermanos, tuvo que ser un poco el cabeza de familia'. Lo podremos leer seguramente en sus 'memorias inventadas', aunque no tienen fecha de publicaci¨®n.
Pese a los problemas que atraves¨® su familia, Garc¨ªa Hortelano pudo estudiar, aunque no se permiti¨® jam¨¢s perder un curso. 'Siempre se sinti¨® muy responsable de su madre y de sus hermanos. ?l era el mayor'. Hizo Derecho y luego se present¨® a oposiciones para t¨¦cnico de la Administraci¨®n Civil del Estado y gan¨® en la primera convocatoria a la que concurri¨®. Eran principios de los a?os cincuenta y su primer sueldo fue de unas 500 pesetas, 'lo que no estaba nada mal', dice Mart¨ªn Ampudia.
El homenaje que se le rinde hoy, presidido por el ministro de Administraciones P¨²blicas, Jes¨²s Posada, y en el que est¨¢ previsto que intervengan Caballero Bonald, Alberto Oliart, Rosa Reg¨¢s y Luis Fernando Crespo, pill¨® por sorpresa a las Garc¨ªa Hortelano. 'Hasta ahora siempre me han consultado cualquier acto sobre Hortelano, pero en esta ocasi¨®n me lo comunicaron. Les ped¨ª dos minutos para pensarlo, pero han sido tan educados que no he querido cortar nada'.
El homenaje (19.00 horas en el Palacio de Zurbano de Madrid, Zurbano 7) se centrar¨¢, seg¨²n Mart¨ªn Ampudia, en su doble faceta de escritor y funcionario. 'Como funcionario lleg¨® al techo administrativo del escalaf¨®n y luego no se dej¨® promocionar a subdirector general. No quiso dar el salto. Trabajar en la Administraci¨®n le serv¨ªa para ganar dinero y comprar tiempo para escribir por las tardes. No le fue f¨¢cil. ?l mismo dec¨ªa que era dif¨ªcil no subir cuando todo el mundo sub¨ªa, pero lo ten¨ªa muy claro'. Por eso le parece bien el homenaje, porque tambi¨¦n se hablar¨¢ de su obra y porque se reconocer¨¢ lo 'mal que lo pas¨® algunas veces en el ministerio'. 'S¨¦ que lo han hecho de buena fe y que no es un homenaje dinerario'.
Juan Garc¨ªa Hortelano siempre fue comunista, aunque dej¨® el partido en 1965. 'Era comunista y a mucha honra. Lo dej¨® cuando Carrillo se hizo con el partido, lo descerebr¨® deliberadamente, lo estrell¨® contra un muro, por eso le quieren tanto los de la derecha'.
Mart¨ªn Ampudia opina que a los escritores de los cincuenta les uni¨® la amistad y el antifranquismo, pero que existi¨® poca cohesi¨®n entre ellos. 'Ahora el grupo tiene caracter¨ªsticas comunes: muere, ha ido muriendo, est¨¢ muriendo, sin tener un gran reconocimiento literario. Es una verg¨¹enza. Existe una deuda impagable, por ejemplo, con Jaime Gil de Biedma'.
La muerte y el amor a la poes¨ªa
'No ten¨ªa la pretensi¨®n de ser poeta, pero adoraba tanto la poes¨ªa que no dej¨® de caer en la tentaci¨®n de escribir poemas durante toda su vida', recuerda Mar¨ªa Mart¨ªn Ampudia, la viuda de Juan Garc¨ªa Hortelano. 'Se la tom¨® tan en serio, disfrutaba tanto. Sent¨ªa un amor desmedido por la poes¨ªa. Por eso adoraba a sus compa?eros poetas'. Y sobre ellos escribi¨® un libro: El grupo po¨¦tico de los a?os cincuenta (una antolog¨ªa), publicado por Taurus en 1978, reeditado en 1993 y ahora agotado. En ¨¦l reuni¨® textos de ?ngel Gonz¨¢lez, Caballero Bonald, Alfredo Costafreda, Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde, Carlos Barral, Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo, Gil de Biedma, Valente, Brines y Claudio Rodr¨ªguez. Un a?o antes, Hortelano hab¨ªa publicado su primer libro de poes¨ªa, Echarse pecas a la espalda (Hiperi¨®n, 1977). Y tres a?os despu¨¦s de su muerte, en 1995, apareci¨® su segundo volumen, La incomprensi¨®n del comercio (Visor, 1995), preparado por el poeta Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n. Sarri¨®n afirma en el pr¨®logo que los rasgos estil¨ªsticos que Garc¨ªa Hortelano destaca en los poetas de los cincuenta son aplicables a su propia poes¨ªa. Se?ala asimismo que en el libro p¨®stumo se advierte 'una mayor deriva y proclividad a la deformaci¨®n caricaturesca o esperp¨¦ntica'. Los poemas incluidos en ¨¦l est¨¢n fechados entre los ¨²ltimos a?os setenta y 1989 y, seg¨²n Mart¨ªn Alcud¨ªa, 'no se toc¨® en ellos ni una coma'. Tanto en Echarse pecas a la espalda como en La incomprensi¨®n del comercio, abord¨® el tema de la muerte. El poema De Madrid al cielo, del primer libro, resulta, como se?ala Sarri¨®n, premonitorio: 'De pronto, / las felicidades sensoriales pueden ser absolutas, / habr¨¢ brisa -seguro-, / no seremos por siempre condenados, / descubrir¨¢n la droga contra el c¨¢ncer / y de Madrid al cielo, / con vestido chin¨¦s'. La importancia de mi muerte, que cierra el libro p¨®stumo, fechado en 1984, es una estremecedora letan¨ªa, en la 'estela del Quevedo m¨¢s descarnado', como dice Sarri¨®n: 'No me importar¨ªa morir con aguacero, / pero carezco de paraguas [...] No me importar¨ªa morirme, / si fuera s¨®lo por las ma?anas. / Y no todas las ma?anas [...] No me importar¨ªa morirme, / si la muerte no fuera una cosa muy seria [...] Si mi trabajo estuviese bien remunerado, / no me importar¨ªa, por mis herederos. / Pero con tal sueldo basta apenas / para ir tirando vivo'.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.