Terra M¨ªtica: historia de un despilfarro
Parafraseando lo tantas veces repetido, se puede ocultar la realidad a todos los ciudadanos durante un tiempo, o se la puede ocultar a una parte de los ciudadanos todo el tiempo, pero lo que no es posible es ocultar la realidad a todos los ciudadanos durante todo el tiempo. Eso es lo que ha ocurrido con Terra M¨ªtica. La reciente divulgaci¨®n de sus resultados del ejercicio de 2001, con unas p¨¦rdidas de 38,8 millones de euros (m¨¢s de 6.455 millones de pesetas) pone de manifiesto una gesti¨®n mucho m¨¢s catastr¨®fica de la que auguraban los m¨¢s pesimistas. En dos ejercicios, un equipo gestor, impuesto y mantenido contra viento y marea desde el Palau de la Generalitat, ha conseguido un hecho ciertamente ins¨®lito: perder m¨¢s de 60 millones de euros (m¨¢s de 10.000 millones de pesetas). Una cifra que s¨®lo refleja el monumental desaguisado cometido cuando se tiene en cuenta que representa m¨¢s del 40% del capital de la sociedad, antes de su reciente, y por el momento ¨²ltima, ampliaci¨®n. A lo cual se suma un espectacular endeudamiento que hace necesario a corto plazo nuevas inyecciones de capital y/o la renegociaci¨®n de la deuda. Adem¨¢s, claro est¨¢, de proceder a una reducci¨®n del capital para adaptar las cuentas a la dura, y desastrosa, realidad.
Con toda su gravedad, la m¨¢s que dif¨ªcil situaci¨®n de la sociedad no es el ¨²nico motivo de preocupaci¨®n. El a?o actual es, sin duda, un a?o decisivo para la supervivencia de Terra M¨ªtica, pero 2002 es un a?o dif¨ªcil. No s¨®lo por la ralentizaci¨®n de la actividad econ¨®mica, que afecta negativamente a la demanda de ocio, sino tambi¨¦n, y sobre todo, porque la competencia se ha visto aumentada con la inauguraci¨®n tanto de nuevo parque de la Warner en Madrid como del segundo de Disney en Par¨ªs. Dos nuevos parques en un sector en donde la novedad es un potente incentivo de demanda. Una ventaja inexistente en el de Benidorm que afronta la temporada con las mismas atracciones que la anterior. Las cuales no han conseguido, ni de lejos, atraer los tres millones de visitantes que machaconamente asegur¨® Zaplana durante tantos meses. Ni tampoco lograr los 15.000 millones de pesetas de facturaci¨®n que a los cuatro vientos pregonara Miguel Navarro en la campa?a medi¨¢tica de julio de 2000.
Pero es que, adem¨¢s, ninguno de los dos nuevos competidores, con un sentido com¨²n que ha faltado por completo en los responsables del PP valenciano -directores efectivos en todo momento del m¨ªtico proyecto-, han pretendido innovar el concepto de parque tem¨¢tico, como, tambi¨¦n, pretenciosamente sentenciara Miguel Navarro en julio de 2000. Seg¨²n ¨¦l, como consta en las hemerotecas, Terra M¨ªtica iba a ser el complejo de ocio 'm¨¢s grande Espa?a y el ¨²nico genuinamente tem¨¢tico' que 'desbordar¨¢ las expectativas m¨¢s optimistas'. Y as¨ª, en primer lugar, desde un comienzo, los nuevos competidores han contado con un socio tecnol¨®gico. Y en segundo lugar, y sin duda como resultado de ello, ambos han dise?ado complejos para cubrir las demandas de quienes buscan este tipo de ocio: atracciones, que podemos denominar coloquialmente de 'adrenalina' contrapuestas a la genuina -y cuestionable- idea de organizar el parque sobre la base de atracciones de recorrido.
Ante la dura situaci¨®n tal y como han avanzado los actuales gestores, a lo que aspira Terra M¨ªtica en 2002 es a evitar el desastre. As¨ª pues, la entrada de Paramount a trav¨¦s de un mero, aunque cuantioso, contrato de gesti¨®n (de 13 millones de d¨®lares) no es la varita m¨¢gica que la m¨¢quina medi¨¢tica del PP pretende. Es por el contrario, una b¨²squeda desesperada para poner coto a un desastre empresarial sin precedentes en la Comunidad Valenciana (con el permiso de CACSA). Porque de las filtraciones tras el viaje de Zaplana a Seattle en junio de 2001 acerca de la exigencia de Paramount de participar en el accionariado del parque, hasta las recientes declaraciones de la se?ora Cooper anunciando impl¨ªcitamente la necesidad de nuevas ampliaciones de capital, media un abismo. El provocado por el despilfarro de quienes, sin conocimientos ni preparaci¨®n, se lanzaron a dise?ar, ejecutar y gestionar, con el dinero de todos, desde la frivolidad m¨¢s absoluta una compleja actividad.
Todo lo anterior configura una situaci¨®n que no puede continuar. Los responsables de tanto desatino est¨¢n obligados a abandonar la pol¨ªtica del avestruz seguida hasta ahora, e informar a todos los ciudadanos a trav¨¦s de las Cortes de cu¨¢les son las perspectivas para los pr¨®ximos a?os con la que est¨¢ funcionando Terra M¨ªtica. Esta exigencia no es un capricho. A trav¨¦s de sus impuestos y de las cajas de ahorro, que son de todos, los valencianos han realizado una important¨ªsima aportaci¨®n financiera al parque de Benidorm: casi la mitad del capital de la sociedad. La situaci¨®n, en definitiva, obliga a tomar decisiones para permitir que cualquiera que sea el grado de desacuerdo con un proyecto emblem¨¢tico de una discutible concepci¨®n de la pol¨ªtica tur¨ªstica como es Terra M¨ªtica, no acabe obligando a aportar a los valencianos el doble o el triple que hasta ahora: el equivalente a m¨¢s de dos docenas de nuevos centros educativos completos LOGSE.
La ramplona campa?a publicitaria lanzada para afrontar la dif¨ªcil temporada actual se basa en el eslogan de que la aventura es la historia de Terra M¨ªtica. Hasta ahora, sin embargo, su trayectoria es la historia de un descomunal despilfarro de recursos de todos los valencianos. Sus responsables ¨²ltimos, Jos¨¦ Lu¨ªs Olivas y, todav¨ªa m¨¢s, Eduardo Zaplana, -tan dotados para la descalificaci¨®n del discrepante como negados para la gesti¨®n eficiente de los dineros de todos- a¨²n no se han atrevido ni a explic¨¢rselo ni a informarles con rigor de las perspectivas de futuro. ?Hasta cuando?
Ricard Torres es secretario de Econom¨ªa del PSPV-PSOE.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.