Cuentas secretas

Las cuentas secretas del BBVA presentan ¨¢ngulos inquietantes que dif¨ªcilmente podr¨¢n despejarse por la v¨ªa exclusiva de un expediente administrativo del Banco de Espa?a. De momento la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n se ha interesado en el asunto y ha pedido al juez Garz¨®n que lo incorpore a un sumario abierto hace dos a?os a una filial del banco en Jersey. La gravedad de los hechos ahora desvelados no admite paliativos: un banco domiciliado en Espa?a, sujeto a la supervisi¨®n del Banco de Espa?a, ha mantenido ocultas durante 14 a?os una serie de cuentas en los para¨ªsos fiscales de Jersey, Islas del Canal y Liechtenstein. Durante todo ese tiempo se ocult¨® al banco central, a los accionistas, a las instituciones supervisoras -el propio Banco de Espa?a y la CNMV- y a Hacienda una parte de su patrimonio y de sus resultados hasta que los m¨¢ximos ejecutivos decidieron aflorarlos contablemente en el ejercicio de 2000 como ingresos extraordinarios, por un valor de 37.343 millones de pesetas.

Los hechos alcanzan tal gravedad que la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n ha urgido al juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garz¨®n, a que los investigue, acumul¨¢ndolos a las diligencias judiciales abiertas hace dos a?os sobre operaciones del BBVA en la propia Jersey y en Puerto Rico. Que el origen de una de esas cuentas fuera la adquisici¨®n en 1987 por el Banco de Vizcaya de acciones de la propia entidad o que el mantenimiento de la correspondiente autocartera buscara la defensa ante operaciones hostiles de toma de control del banco, no reduce en modo alguno la gravedad de esa prolongada ocultaci¨®n. Est¨¢ por determinar con el suficiente detalle cu¨¢les han sido los destinos concretos de los rendimientos generados, incluso tras la decisi¨®n de liquidar la autocartera adoptada tras la fusi¨®n con el Banco de Bilbao. En primer lugar deben depurarse las responsabilidades de los gestores.

Seg¨²n el Banco de Espa?a, el BBVA no ha aportado hasta el momento suficiente documentaci¨®n sobre el destino de los fondos operados desde esas cuentas, aunque est¨¢ acreditado que m¨¢s de 1,5 millones de d¨®lares se destinaron a financiar la campa?a electoral de Hugo Ch¨¢vez a la presidencia de Venezuela en 1998. Nada convincente resulta la explicaci¨®n ofrecida por Ybarra de que los fondos de pensiones asignados a 22 consejeros del antiguo BBV habr¨ªan servido para tomar posiciones con vistas a la compra del banco mexicano Bancomer.

El segundo motivo de inquietud nos remite a la hoy cuestionada diligencia y eficacia de los supervisores. La decisi¨®n de apertura del expediente por el Banco de Espa?a fue adoptada el pasado 15 de marzo, 14 meses despu¨¦s de que los entonces copresidentes del BBVA comunicaran al gobernador la existencia de esa estructura de cuentas en el exterior. Admitida por el propio banco la ocultaci¨®n de estos fondos durante catorce a?os, el Banco de Espa?a se?ala serias lagunas en la documentaci¨®n aportada, lo que resulta incompatible con las reiteradas declaraciones p¨²blicas de estos d¨ªas respecto a su disposici¨®n a colaborar con la autoridad supervisora.

Tampoco los auditores han mostrado mayor diligencia a la hora de explicar en las cuentas de 2000 el origen de unos beneficios extraordinarios que superaban los 37.000 millones de pesetas. Estas demoras de los ¨®rganos de supervisi¨®n y auditor¨ªa, unidas a la ausencia de una comunicaci¨®n simult¨¢nea a la CNMV (y a la SEC, dada la cotizaci¨®n del valor en Wall Street), forman parte del cap¨ªtulo de explicaciones pendientes a accionistas y ciudadanos.

Y qu¨¦ decir de los responsables de Hacienda, que acaban de anunciar la apertura de una investigaci¨®n que a la luz de los datos conocidos debi¨® abrirse tambi¨¦n hace al menos 14 meses. Que los beneficios extraordinarios contabilizados en 2000 estuvieran sujetos al correspondiente gravamen no significa que no existan obligaciones fiscales pendientes asociadas a rendimientos anteriores. Todo ello, claro est¨¢, referido estrictamente a la fiscalidad del sujeto pasivo BBVA.

El ministro de Econom¨ªa, Rodrigo Rato, se ha visto obligado a precisar que el esc¨¢ndalo 'no afecta al sistema financiero espa?ol ni al BBVA desde el punto de vista de su eficacia, solvencia y seriedad'. Habr¨¢ que atenerse a los hechos y lo mejor que pueden hacer las autoridades es contribuir a esclarecerlos. La credibilidad de las instituciones de control y la confianza en el banco -uno de los m¨¢s importantes de Europa- y en el propio sistema bancario espa?ol deben preservarse por encima de las personas. Ello exige una clarificaci¨®n total, con una plena identificaci¨®n de las responsabilidades administrativas o penales que pudieran derivarse de estos hechos.