Vivienda inalcanzable
La vivienda se ha convertido en un importante factor de malestar social en Espa?a, aunque, en contrapartida, est¨¢ actuando como uno de los pilares del crecimiento econ¨®mico. Un informe elaborado por The Economist explica que el precio de la vivienda en Espa?a ha crecido el 726% en t¨¦rminos nominales, el 124% en t¨¦rminos reales, entre los a?os 1980 y 2001, seis veces m¨¢s que en los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo, entre los que figuran Estados Unidos, Jap¨®n y Francia. Su precio es una barrera infranqueable para los grupos de poblaci¨®n con menos poder adquisitivo -j¨®venes, inmigrantes-, incapacitados para estabilizarse con sus familias o en trabajos que exigen cambiar peri¨®dicamente de domicilio. No es de extra?ar que asociaciones de inmigrantes se movilicen en busca de ayudas del Estado para comprar piso; y que el coste de las hipotecas suponga ya cerca del 60% del salario en algunas zonas con mayor coste por metro cuadrado construido, como es el caso del Pa¨ªs Vasco.
La situaci¨®n de la vivienda en Espa?a es propia de un mercado especulativo salvaje en el que la Administraci¨®n ha renunciado a implantar medidas razonables de control. La liberalizaci¨®n del suelo, panacea del PP para facilitar pisos baratos, ha fracasado de forma rotunda. No pod¨ªa ser de otra forma cuando se plante¨® como una declaraci¨®n de intenciones sin tener en cuenta que los propietarios reales del suelo, los ayuntamientos, no estaban dispuestos a liberarlo a costa de perder una parte de sus ingresos. Como tampoco se han hecho los esfuerzos necesarios para estimular el mercado de alquiler, necesitado de un cambio radical que modifique la cultura de la propiedad imperante en la sociedad espa?ola: el 80% de los pisos lo son en propiedad, frente al 55% en Holanda o el 43% en Alemania, por ejemplo. El resultado es que el coste de la vivienda es un motivo de estrangulamiento social que impide la correcta integraci¨®n de las nuevas generaciones y de los flujos de emigrantes necesarios para el funcionamiento del sistema.
El Gobierno sufre hoy de una par¨¢lisis grave en lo que a pol¨ªtica de vivienda se refiere. Los planes de Viviendas de Protecci¨®n Oficial no funcionan y el ministerio es incapaz de articular un programa eficaz que abarate el metro cuadrado de los pisos que pagan los ciudadanos. Tampoco es capaz de interpretar los mensajes que de forma clara y contundente llegan desde todos los sectores de la construcci¨®n, desde los financiadores hasta los constructores. Demasiada incapacidad acumulada en el tratamiento de un problema que afecta a millones de ciudadanos que quieren vivir y trabajar en un entorno estable y no pueden hacerlo.
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