Cientos de miles de brit¨¢nicos despiden con emoci¨®n a la reina madre
Las casas reales europeas asisten al funeral
Tras 10 intensos d¨ªas llenos de sorpresas, velatorio, entusiastas colas y comedida emoci¨®n, los brit¨¢nicos se despidieron ayer de la reina madre Isabel y de los 101 a?os de historia que han desaparecido con ella. Cientos de miles, quiz¨¢ un mill¨®n, salieron a la calle para ver pasar el cortejo f¨²nebre con destino a Windsor despu¨¦s del austero funeral celebrado en la abad¨ªa de Westminster. Desde ayer tarde, la reina madre reposa junto a su esposo, el rey Jorge VI.
Dignatarios de todo el mundo y representantes de las casas reales europeas acudieron a Londres para acompa?ar a la reina Isabel y a la familia real brit¨¢nica en la ¨²ltima despedida a la reina madre. Los reyes de Espa?a, don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa, encabezaban el cartel de la realeza. Laura Bush, la primera dama de Estados Unidos, brillaba entre los dignatarios extranjeros. Llam¨® la atenci¨®n la presencia de Camilla Parker-Bowles, desde hace a?os compa?era sentimental del pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra.
Su acceso a la abad¨ªa, aunque lejos de Carlos e invitada a t¨ªtulo personal por su amistad con la reina madre, fue la ¨²nica concesi¨®n a la modernidad de una ceremonia que sobre todo reflej¨® los deseos y el car¨¢cter profundamente conservador de la finada.
Hubo m¨²sica cl¨¢sica, cantos religiosos y eclesi¨¢sticas palabras oficiales. Esta vez no estuvo Elton John cantando ni la familia pronunci¨® el elogio f¨²nebre pre?ado de cr¨ªticas a la realeza que marc¨® el funeral de Diana de Gales en ese mismo escenario, casi cinco a?os atr¨¢s.
Tampoco en la calle hubo los apretones que despidieron a la joven princesa. Pero la anciana reina consorte, una de las figuras m¨¢s populares de la actual monarqu¨ªa y sost¨¦n de la corona durante los bombardeos alemanes en la II Guerra Mundial, lleg¨® a congregar hasta a un mill¨®n de personas, seg¨²n cifras quiz¨¢ algo optimistas.
Dos minutos de silencio
El pa¨ªs se detuvo en dos minutos de respetuoso silencio. F¨¢bricas, despachos, comercios. Tambi¨¦n las escuelas, que suspendieron las clases para que los ni?os pudieran seguir el funeral por televisi¨®n.
La plaza del Parlamento de Londres, frente a Westminster, a¨²n era accesible con facilidad poco antes de que comenzara el funeral. All¨ª, gentes de todo origen y condici¨®n segu¨ªan la ceremonia a trav¨¦s de unos altavoces con la misma atenci¨®n y silencio que los regios invitados en la imponente abad¨ªa vecina. Entre ellos flotaba la sensaci¨®n de estar viviendo un momento irrepetible.
'Esto es parte de nuestra historia', afirmaba Joan Norris, de 35 a?os, que ha tra¨ªdo a su peque?a de dos a?os. 'Ya estuve en Kensington cuando muri¨® Diana. Creo que hoy ten¨ªa que venir a decirle adi¨®s a la reina madre. Ella ha visto c¨®mo cambiaba este pa¨ªs durante 100 a?os', concluye. Roger Musgo, un contable de 60 a?os, hab¨ªa venido porque a¨²n recuerda la visita que hace dos a?os hizo a Windsor junto a un grupo de aficionados a las carreras de caballos, la gran pasi¨®n de la reina madre. 'Cuando la reina madre te hablaba con sus penetrantes ojos azules te sent¨ªas como el ¨²nico hombre del planeta. Su muerte refuerza a la monarqu¨ªa porque ha habido una reacci¨®n espont¨¢nea y mucho mayor de lo que esperaban. Ha sido una sorpresa para los c¨ªnicos que cuestionan la monarqu¨ªa', explic¨®.
'Tambi¨¦n es mi reina', aseguraba Jocelyne Hammond, que hab¨ªa tra¨ªdo a dos de sus tres peque?os. 'Aunque nac¨ª en Ghana, me siento parte de la monarqu¨ªa', matiz¨®.
Hab¨ªa tambi¨¦n muchos j¨®venes esperando el paso del cortejo f¨²nebre. 'Colegio tenemos todos los d¨ªas. Esto es una vez en la vida', explicaban Anny Wilson y Claire Fishar, dos quincea?eras.
'He querido ver a la reina en directo, no por la tele', asegura F¨¢tima Crespo, una colombiana de 12 a?os. 'Aunque triste, ha sido muy bonito. Me he emocionado', confesaba la muchacha en Londres.
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