M¨¢laga, ub¨¦rrima y 'conurbada'
Don Felipe visita una ciudad envuelta en el optimismo de sus regidores y se re¨²ne tres veces con los empresarios
El Pr¨ªncipe Felipe trab¨® ayer conocimiento con la Andaluc¨ªa m¨¢s optimista. Sabido es que cada alcalde, como cada maestro, tiene su estilo, sus maneras y su librito. Hay alcaldes barrocos, realistas y romanceados. Llama poderosamente la atenci¨®n, sin embargo, que en los tres d¨ªas de viaje por Andaluc¨ªa don Felipe de Borb¨®n haya escuchado descripciones de tono tan diferente que pod¨ªan corresponder a ciudades dividas por cordilleras y aun por oc¨¦anos.
Francisco de la Torre, alcalde de M¨¢laga, pint¨® ayer un panorama tan sobrado, plet¨®rico y exhuberante que parec¨ªa el de una ciudad de California. Todos los deseos y todas las necesidades estaban llenas con colmo. Nada parecido con el estilo mendicante de Jos¨¦ Moratalla ni con el l¨ªrico del alcalde de Sevilla. La palabra m¨¢s po¨¦tica que pronunci¨® De la Torre fue conurbaci¨®n, un mixto de conturbaci¨®n, urbe, ubre, urbanizaci¨®n y, m¨¢s lejanamente, onanismo.
El alcalde de M¨¢laga eligi¨® para revestir su discurso un estilo de corte futurista, a la manera de Marinetti: un estilo concorde con la ciudad en la que cree vivir. Subi¨® al estrado del sal¨®n de plenos con una elegancia juncal, pidi¨® venia y con una voz que rebosaba satisfacci¨®n enumer¨®, para envidia y conurbaci¨®n de los forasteros, lo que tiene M¨¢laga y lo que, Dios mediante, tendr¨¢.
Anonad¨® a la concurrencia sumando los toneladas de cemento que emplean anualmente los constructores en la ciudad, se pavone¨® citando porcentajes del Parque Tecnol¨®gico, adelant¨® los horarios del AVE y se ufan¨®, en fin, de los cruceros de m¨¢s de diez mil toneladas de desplazamiento que atracar¨¢n en el puerto, entre otras grandilocuencias.
Pero, no contento con eso, agreg¨® las cifras de viajeros que movi¨® el aeropuerto, anunci¨® las nuevas autopistas y rondas, el palacio de Ferias, la planta desaladora y la biblia en pasta. Anonadado e incluso un poco conurbado el Pr¨ªncipe, en su intervenci¨®n aleg¨® -como por decir algo, pens¨® este cronista- que hab¨ªa que mantener en buen estado el medio ambiente.
Toneladas y cemento
?Qu¨¦ es m¨¢s ver¨ªdica, se pregunt¨® el cronista, acudiendo de nuevo a la cuesti¨®n sobre la verosimilitud de la Andaluc¨ªa que Chaves est¨¢ mostrando al Pr¨ªncipe, la M¨¢laga ub¨¦rrima, llena de toneladas y cemento y exenta de met¨¢foras tradicionales, o la Andaluc¨ªa menesterosa, casi pobre, llena de inmigrantes hu¨¦rfanos descrita dos d¨ªas antes en Sevilla y Granada?
La jornada de don Felipe fue tan austera como el estilo de Francisco de la Torre: hasta tres veces se reuni¨® con empresarios. Una, en Torremolinos, con los que forman parte del Patronato de Turismo; otra para almorzar en la finca de La Concepci¨®n, y una tercera con los del Parque Tecnol¨®gico de M¨¢laga, donde acudi¨® a media tarde. No fue el ¨²nico. Los expertos en protocolo tuvieron que afinar para que el Pr¨ªncipe de Asturias no coincidiera en el Parque Tecnol¨®gico con los ministros de Industria de la Uni¨®n Europea y los del sur del Mediterr¨¢neo. As¨ª de solicitado estaba el parque.
La noche antes don Felipe hab¨ªa presidido en Granada una cena con los representantes del mundo de la cultura. La asistencia, en relaci¨®n con la lista de 400 invitados iniciales, fue poco numerosa pese a estar precedida por un recital flamenco de Marina Heredia.
Esa misma noche, camino del hotel Alhambra Palace, son¨® el tel¨¦fono m¨®vil del Pr¨ªncipe. Respondi¨®, dej¨® pasar unos segundos y pas¨® el aparato a Chaves. El presidente, tras escuchar la voz del otro lado respondi¨®: 'No se preocupe, majestad, cuidaremos de su hijo'. 'Un padre es un padre', repiti¨® comprensivo el presidente andaluz mientras devolv¨ªa el tel¨¦fono a su propietario.
Ayer, el Pr¨ªncipe se pidi¨® la noche libre.
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