El papel de las ONG en la creaci¨®n de la Corte Penal Internacional
La autora se muestra satisfecha ante la pr¨®xima entrada en vigor del estatuto de la Corte Penal Internacional e invita a los Estados y ONG a seguir trabajando para que la instituci¨®n pueda cumplir sus objetivos
Cuando en 1995 se iniciaron las negociaciones para elaborar un estatuto que estableciera la Corte Penal Internacional, s¨®lo los ut¨®picos pod¨ªan imaginar que dicho tratado pudiera ser adoptado, y mucho menos pod¨ªan creer que pudiera entrar en vigor en 2002. S¨®lo han transcurrido cuatro a?os desde la conferencia diplom¨¢tica de Roma, y hoy, 11 de abril, Naciones Unidas celebrar¨¢ el dep¨®sito de las 60 ratificaciones necesarias para que el estatuto entre en vigor. Entre aquellos ut¨®picos estaban las organizaciones no gubernamentales (ONG).
En 1995, diversas ONG que segu¨ªan el debate sobre el borrador del estatuto de la Comisi¨®n de Derecho Internacional se reunieron en Nueva York. Era un momento crucial. Tras la disgregaci¨®n del bloque sovi¨¦tico, el Consejo de Seguridad hab¨ªa creado los dos tribunales ad hoc para la antigua Yugoslavia y Ruanda, y a¨²n se disfrutaba del nuevo clima de distensi¨®n que hab¨ªa favorecido el multilateralismo y el desarrollo del derecho internacional.
Ning¨²n tratado ha conocido una evoluci¨®n similar al de la Corte Penal Internacional
Para muchas ONG resultaba urgente aprovechar aquel momento antes de que se produjera una posible alteraci¨®n de las circunstancias y, por ende, una regresi¨®n al unilateralismo, como luego se ha visto con la posici¨®n que lidera EE UU. As¨ª pues, las ONG decidieron unir sus esfuerzos y constituir una coalici¨®n con el objetivo com¨²n de promover la creaci¨®n de una Corte Penal Internacional independiente y eficaz que pusiera fin a la impunidad de los cr¨ªmenes m¨¢s graves contra la humanidad. Esta coalici¨®n agrupa hoy a la mayor red de organizaciones y expertos legales de todo el mundo.
Ning¨²n tratado internacional de esta envergadura ha conocido una evoluci¨®n similar. Muchos creen que no es casualidad que todo el proceso de negociaciones haya tenido como nota definitoria la simbiosis entre los distintos actores involucrados, la sociedad civil y los Gobiernos, los llamados Estados afines, as¨ª como Naciones Unidas y los tribunales ad hoc. Fue el secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien calific¨® esta simbiosis de 'nueva diplomacia', una forma de hacer pol¨ªtica internacional definida por un grado de cooperaci¨®n y coordinaci¨®n entre los distintos actores sin precedentes.
Con la entrada en vigor del estatuto el 1 de julio, entraremos en una nueva fase del proceso, cada vez m¨¢s pr¨®ximo al establecimiento de la Corte, y nuestro trabajo (y el de los Estados) se debe centrar en:
1. Capitalizar el momento, aprovechando la publicidad y repercusi¨®n medi¨¢tica que recibir¨¢ la Corte, a la vez que trabajaremos para evitar que se generen cr¨ªticas hacia una Corte que no ver¨¢ la luz inmediatamente, sino que s¨®lo empezar¨¢ a funcionar a finales de 2003.
2. Hacer el seguimiento de la Asamblea de Estados Parte, que se reunir¨¢ por primera vez en septiembre.
3. Necesitamos que muchos m¨¢s Estados formen parte de esta Corte (de los 63 que habr¨¢n ratificado el 11 de abril, 139 firmaron el estatuto) para que pueda tener jurisdicci¨®n universal. Es fundamental que la Corte no aparezca como un proceso dominado por Occidente, cr¨ªtica que s¨®lo podr¨¢ ser contrarrestada si la Corte representa a todas las regiones y los sistemas legales m¨¢s importantes.
4. Involucrar a la sociedad civil de todo el mundo, ¨²nica garant¨ªa de que la Corte ser¨¢ entendida por la poblaci¨®n civil a quien est¨¢ destinada, y de que se mantendr¨¢ el nivel constante de presi¨®n sobre los Gobiernos.
5. Vigilaremos el funcionamiento de la Corte durante los primeros a?os, el desarrollo de una estrategia seria por parte del fiscal, ayudaremos a anticipar los primeros casos. Ser¨¢ recomendable que el Consejo de Seguridad y la Corte mantengan una buena relaci¨®n, y que se favorezca el consenso para que sea el Consejo el que remita una situaci¨®n a la Corte, otorg¨¢ndole todo el apoyo de la ONU.
6. Por ¨²ltimo, ser¨¢ fundamental para la eficacia de la Corte la transposici¨®n a la legislaci¨®n nacional de las obligaciones de asistencia judicial recogidas en el Estatuto, as¨ª como los principios generales o la definici¨®n de los cr¨ªmenes.
7. Por ¨²ltimo, seguiremos vigilando la posici¨®n de EE UU, para contrarrestar la legislaci¨®n anti Corte Penal que a¨²n est¨¢ siendo debatida por la Administraci¨®n de Bush, y que pueda perjudicar la credibilidad y el funcionamiento de la Corte.
Es indudable que nos inunda un esp¨ªritu de satisfacci¨®n por el ¨¦xito compartido tras a?os de trabajo, pero somos conscientes de que no hemos hecho sino construir los cimientos de esta nueva instituci¨®n. Seguiremos trabajando para que la Corte pueda cumplir las expectativas que las ONG comprometidas con la justicia internacional y la lucha contra la impunidad nos hemos propuesto.
Irune Aguirreabal Quijera es coordinadora europea de la Coalici¨®n de ONG para el establecimiento de la Corte Penal Internacional.
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