Un desplante para el episcopado diocesano

Se ve¨ªa venir, pero no de esta manera. Roma ten¨ªa que premiar a la Iglesia patria del Opus en el a?o de la santificaci¨®n de Escriv¨¢, pero se cre¨ªa que su primer obispo en Espa?a se extraer¨ªa de entre los eclesi¨¢sticos que la Prelatura tiene en puestos de relevancia en la Conferencia Episcopal y entre el clero diocesano.

Pero Roma se ha decidido por el atajo escogiendo a un obispo que esperaba en el Vaticano una promoci¨®n cantada. Es el caso de Gil Hell¨ªn, pero tambi¨¦n de Juli¨¢n Herranz, presidente del Consejo Pontificio para la Interpretaci¨®n de los Textos Legislativos. Ambos del Opus, aspiraban a cardenales y nadie dudaba de que su carrera seguir¨ªa ligada a Roma, como ocurri¨® con el cardenal Eduardo Mart¨ªnez Somalo, sustituto de la Secretar¨ªa de Estado, nada menos.

No ha sido as¨ª y Burgos tendr¨¢ por arzobispo a un curial. Hay que remontarse a 1983 para encontrar un precedente ¨²nico: el nombramiento de Ram¨®n Torrella como arzobispo de Tarragona, procedente de la vicepresidencia de Pontificio Consejo para la Promoci¨®n de la Unidad de los Cristianos. El desplante alcanza, adem¨¢s, a relevantes obispos que aspiran a promocionarse a una archidi¨®cesis.