Richard Russo narra una c¨®mica historia de perdedores en la prof¨¦tica 'Empire Falls'
El ¨²ltimo premio Pulitzer prepara con Paul Newman el rodaje de una versi¨®n para cine
Hace unos d¨ªas, Richard Russo recibi¨® el Premio Pulitzer de 2002 por su novela Empire Falls (traducible tanto por Cataratas Empire como por El Imperio cae), y todav¨ªa no lo ha digerido. Russo se define como 'un chico de pueblo que desciende de un cortador de guantes', aunque no cabe duda de que es el listo del pueblo, como ya demostr¨® con su anterior novela, Ni un pelo de tonto, origen de una pel¨ªcula triunfadora. ?sta, que transcurre en el g¨¦lido Estado de Maine entre comicidad, drama y perdedores, va a ser producida, y de nuevo protagonizada, por Paul Newman.
Gracias al 11 de septiembre, Empire Falls (Emec¨¦), novela nada inocente pero algo nost¨¢lgica que cuenta c¨®mo los sue?os de una generaci¨®n pasan a otra sin cumplirse nunca, result¨® un t¨ªtulo pol¨ªticamante prof¨¦tico. Russo explica que lo puso por dos cosas: porque Maine est¨¢ lleno de lugares apellidados Falls en honor a sus cataratas, y porque el libro habla de los peque?os y grandes imperios que est¨¢n cayendo en Estados Unidos. 'La novela es una instant¨¢nea de la Am¨¦rica del final de milenio', dice, 'y muestra el declive de la familia Whiting, due?a de las mayores empresas del pueblo; el de la Iglesia cat¨®lica, que debe cerrar una de las dos parroquias por falta de fieles, y el de la industria local, vendida a grandes multinacionales, que obliga a la gente a irse de all¨ª para encontrar trabajo'.
Los personajes de Russo naufragan en la ansiedad de un mundo en cambio, en derrumbe; es la Norteam¨¦rica rural, la de sus padres, trabajadores manuales y humildes. 'Ese estilo de vida, esa cultura laboral del trabajo pesado y bien hecho, la artesan¨ªa, el restaurante familiar y el Diner donde la gente habla est¨¢ desapareciendo'.
Russo lo cuenta en 589 p¨¢ginas llenas de humor, peripecias y di¨¢logos (su gran especialidad: 'gente actuando, gente hablando'), mezclando sucesos tan crueles como un tiroteo en un colegio con las peque?as y risibles miserias y alegr¨ªas de unos personajes corrientes, a los que retrata en toda su complejidad.
El protagonista es una aut¨¦ntica mina, que Paul Newman se ha apresurado a reservarse para el cine, quiz¨¢ confiando en repetir el ¨¦xito que le dio Sully, el personaje de Russo que llev¨® al actor a la nominaci¨®n al Oscar por Ni un pelo de tonto. Esta vez se trata del antih¨¦roe Miles Roby, 'la persona m¨¢s triste y m¨¢s agradable de todo Empire Falls', un tipo de 42 a?os (Newman tiene 77), algo obeso, inteligente pero incapaz de reconocer su propia desesperaci¨®n, cuya mujer le abandona por un profesor de aerobic, y que como perpetuo encargado a sueldo de un restaurante recibe la ayuda de su hermano David, lisiado por a?os de drogas.
Como escritor, Russo es fresco y sorprendente; hablando, es arrollador y tierno. En media hora cuenta su vida y milagros. Entre otras muchas cosas, que tiene 'mucho miedo de origen paleto' a que el dinero que ha ganado 'se evapore de la noche a la ma?ana'; que ha escrito seis guiones y cinco novelas, pero prefiere las novelas ('exigen mucho m¨¢s de uno mismo, aunque el cine tiene la ventaja de que si sale fatal se meten con otros antes que contigo'); que sus dos hijas le han ense?ado que el correo electr¨®nico 'humaniza y ayuda a estar en contacto con los viejos amigos del colegio'; y que Estados Unidos es una 'naci¨®n insular en arte y pol¨ªtica, aislada y uniformizada por las marcas como Burger King'.
Ya lo ha dicho The New York Times Book Review: 'S¨®lo despu¨¦s de haberle invitado a tomar una cerveza, darle la mano y decirle adi¨®s se te ocurrir¨¢ que tambi¨¦n es uno de los mejores novelistas norteamericanos'.
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