Matrices cristalinas
No parece que se entendiera correctamente, en su momento, aquella frase de urgencia inserta en un art¨ªculo de urgencia a la muerte del escritor gallego; la firmaba Corpus Barga, uno de sus amigos, en la Revista de Occidente, en enero de 1936: 'La literatura de Valle resultar¨ªa que es una literatura mala bien hecha'. A buen seguro que el apresurado cronista del 98 (generaci¨®n que ¨¦l bautiz¨® con nombres como VABUM o VAPBUM, fabricados a partir de las iniciales de sus autores), como Picasso en su c¨¦lebre caricatura del escritor, vio a Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n de perfil; pero la mitad oculta y la mitad mostrada, esto es, la obra de circunstancia y la obra maestra, dan como resultado una escritura que sobrepas¨®, en muchos ¨®rdenes, su tiempo. Podr¨ªa decirse que existen dos tipos de escritores que tienen garantizada su posteridad: aquellos que modifican la lengua heredada (G¨®ngora, Quevedo, Juan Ram¨®n, Valle) y aquellos que presentan, con su obra, un mundo completo. Los del primer grupo pertenecen, siempre y tambi¨¦n, al segundo; ¨¦stos, en cambio, no siempre al primero. Para Valle, 'son las palabras espejos m¨¢gicos donde se evocan todas las im¨¢genes del mundo, matrices cristalinas'.
OBRA COMPLETA
Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n. Espasa. Madrid, 2002 Dos vol¨²menes. XXIX + 1.990 p¨¢ginas y 2.459 p¨¢ginas 107,90 euros
Quien quiera comprender la obra de Valle-Incl¨¢n deber¨¢ comenzar por entender la dimensi¨®n de su vida: esa lecci¨®n fue la que s¨®lo ocho a?os despu¨¦s de la muerte del escritor gallego nos ense?¨® Ram¨®n G¨®mez de la Serna en la seudobiograf¨ªa o biograf¨ªa fabulada que del autor de Luces de bohemia escribiera. Ya en el pr¨®logo del libro asegura el bi¨®grafo: 'Sinti¨® siempre que el mundo en que viv¨ªa era un mundo inacabado'. Y de esa sensaci¨®n de carencia nace una obra cuya marca de fuego es una: todo lo escrito por Valle-Incl¨¢n es, si no superaci¨®n, transgresi¨®n (de g¨¦neros, de lenguaje, de estructuras, de ritmos). En su literatura, desde cualquiera de las Sonatas o libros tan singulares como su tratado asc¨¦tico-filos¨®fico y po¨¦tico, La l¨¢mpara maravillosa, hasta la puerta vanguardista que deja abierta con su libro de poemas La pipa de kif, todo est¨¢ al servicio de una mirada m¨¢s all¨¢ de la realidad. En palabras de Don Estrafalario, personaje del pr¨®logo y del ep¨ªlogo de Martes de Carnaval, 'mi est¨¦tica es una superaci¨®n del dolor y de la risa, como deben ser las conversaciones de los muertos, al contarse historias de los vivos'. Valle-Incl¨¢n conoce el M¨¦xico de finales del siglo XIX, conoce bien las tradiciones galaicas, el pensamiento simb¨®lico de la demonolog¨ªa popular, experimenta con diversas drogas, lee -y entiende- los textos m¨ªsticos, batalla en tertulias contra la ramploner¨ªa del realismo literario-fotogr¨¢fico, emprende expediciones imposibles y, sobre todo, entiende, quiz¨¢ a partir de la lectura de Calder¨®n, c¨®mo la crueldad -y la literatura- espa?ola 'tiene toda la b¨¢rbara liturgia de los Autos de Fe'.
Pues bien, pr¨®ximos ya a los
setenta a?os de la muerte del autor, disponemos por fin de una -perm¨ªtanseme las comillas- 'Obra completa'. Antes, otros proyectos, desde la Opera Omnia que comenz¨® a publicarse en vida de Valle, hasta una Biblioteca Valle-Incl¨¢n, hace unos diez a?os, a la que faltaron cuatro de los treinta vol¨²menes programados. Los editores de los dos que ahora se presentan, y que no firman los preliminares ni el trabajo de compilaci¨®n, advierten que no es esta Obra completa edici¨®n cr¨ªtica anotada, ni puede serlo, dadas las dificultades textuales, variantes, etc¨¦tera, de tan extenso corpus. Es esta Obra completa una ordenaci¨®n textual, un pulcro trabajo de edici¨®n y correcci¨®n de erratas y una muy ¨²til herramienta de trabajo, am¨¦n de saldarse con su publicaci¨®n una deuda: puede leerse aqu¨ª casi todo lo que escribi¨® Valle-Incl¨¢n.
Cuesti¨®n aparte es la que se deriva de la unificaci¨®n del criterio editorial: si bien parece justo editar los textos (sobre todo los libros) a partir de la ¨²ltima edici¨®n sancionada por el autor, no parece que sea necesario extender tal criterio para la amplia secci¨®n 'Varia', que re¨²ne no menos de cien art¨ªculos, cuentos y cr¨ªticas escritos entre 1888 y 1936. Al hacerlo, ocurre, por ejemplo, que El bastardo de narizotas, amplio relato publicado por vez primera en Buenos Aires en 1929, se recoge como Correo diplom¨¢tico, seg¨²n la edici¨®n, muy reelaborada, que se imprimi¨® en Madrid cuatro a?os despu¨¦s. Y, puesto que de 'obra completa' hablamos, no se entiende qu¨¦ pueda haber sido del texto, af¨ªn a la Sonata de oto?o, titulado El Palacio de Brandeso (Memorias del Marqu¨¦s de Bradom¨ªn), publicado en El Imparcial en enero de 1902; en la mencionada Sonata no m¨¢s que un leve recuerdo queda de ¨¦l: un p¨¢rrafo (p¨¢gina 479 del primer volumen) y un di¨¢logo (p¨¢gina 481). Si no se considera imprescindible su inclusi¨®n, s¨ª -pensamos- al menos advertir de la existencia del texto, dado su car¨¢cter previo a la publicaci¨®n de la Sonata de oto?o. Asimismo tampoco se da noticia de las conferencias de Valle en Montevideo (acerca de temas como el ayuno o los estimulantes y el arte), de las que se hizo eco G¨®mez de la Serna y que desconozco si existen los originales escritos.
El segundo volumen, ade
m¨¢s de la secci¨®n 'Varia' y todo el teatro y poes¨ªa de Valle (el primero se dedica a la prosa), incluye algunas piezas teatrales breves (como la espl¨¦ndida ?Para cu¨¢ndo son las reclamaciones diplom¨¢ticas?, de 1922), poemas sueltos de no menor importancia que los reunidos en sus vol¨²menes l¨ªricos -de entre los que no deben ignorarse, por su valor est¨¦tico, Nigromancia, El ¨ªncubo o Marina norte?a-; y, para terminar, unos 'Textos aut¨®grafos'. Este segundo volumen se cierra con un 'Glosario' de unas quinientas p¨¢ginas, de indudable utilidad estil¨ªstica, que, como aseguran los editores, pretende 'desbrozar los sentidos del ampl¨ªsimo y complejo lenguaje en la obra de don Ram¨®n'.
Esta Obra completa es, en conclusi¨®n, una senda m¨¢s hacia las ediciones cr¨ªticas y anotadas que la obra de Valle-Incl¨¢n merece y reclama, y que quiz¨¢ aparezcan en los pr¨®ximos a?os. Si tenemos que suscribir su po¨¦tica, para Valle 'los idiomas nos hacen, y nosotros hemos de deshacerlos'; la parte de la escritura, ese deshacimiento, est¨¢ cumplida. Ahora toca a la filolog¨ªa explicarlo mediante ediciones cr¨ªticas.
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