Recursos y necesidad social
Ya nadie pretende ganar las elecciones proponiendo aumentar los recursos p¨²blicos ni siquiera en pa¨ªses con graves necesidades sociales por cubrir. Las razones son bastante evidentes. Por una parte, la carrera hacia el centro de las formaciones pol¨ªticas con posibilidades de gobernar, buscando racionalmente un 'equilibrio pol¨ªtico optimo' en el sentido de Nash, el genial creador de la teor¨ªa de juegos hoy famoso por los Oscars de la pel¨ªcula Una mente maravillosa. Por otra, la falta de una cultura que relacione los impuestos con los servicios que se reciben en contrapartida o con la cohesi¨®n social que resulta de la redistribuci¨®n de la renta.
As¨ª, bajar los impuestos es popular porque aumenta la renta disponible de las familias o los beneficios netos de las empresas. El que, adem¨¢s, disminuyan los recursos necesarios para atender necesidades sociales es menos perceptible, y electoralmente, menos importante.
La actual campa?a electoral francesa o la preparaci¨®n de las elecciones alemanas del pr¨®ximo oto?o son un buen ejemplo de ello. Jospin y Chirac rivalizan en propuestas de reducci¨®n de los impuestos y aumento de los gastos que pueden poner en peligro los objetivos de reducci¨®n del d¨¦ficit si no se cumplen sus optimistas previsiones de crecimiento. Chirac ya ha asumido que su programa implica retrasar al 2007 el d¨¦ficit cero, en vez del 2004 al que se comprometi¨® en Barcelona. Debe ser porque recuerda c¨®mo en el 97 subi¨® dos puntos el IVA para cumplir con los criterios de Maastrich y perdi¨® por goleada las siguientes legislativas.
Seguramente esos recursos invertidos en mejorar la justicia, la sanidad, los transportes p¨²blicos o el desarrollo de las energ¨ªas renovables aumentar¨ªan el bienestar de nuestros vecinos m¨¢s que el superplus de la renta personal que producir¨¢ la disminuci¨®n de impuestos, Pero s¨®lo cuando la degradaci¨®n de los servicios p¨²blicos se hace tan evidente como insoportable para una mayor¨ªa, como es el caso de la sanidad y los transportes tercermundistas del Reino Unido, la oferta de m¨¢s impuestos a cambio de mejores servicios es electoralmente rentable. Es la que hizo el Partido Liberal en las ¨²ltimas elecciones brit¨¢nicas y consigui¨® el mayor aumento de n¨²mero de votos. La estrepitosa derrota de los conservadores se debi¨®, en buena parte, a su insistencia en rebajas masivas de impuestos que los electores consideraron incompatibles con la mejora de los servicios p¨²blicos.
En el caso franc¨¦s, las diferencias entre las propuestas fiscales de la derecha y la izquierda son notables. Las beneficiarias de las de Chirac son las clases medias-altas y las empresas. Las alegr¨ªas fiscales de Jospin cuestan la mitad, en t¨¦rminos de p¨¦rdida de recaudaci¨®n, y se distribuyen equilibradamente entre las clases medias y populares. Estas ¨²ltimas no est¨¢n sujetas al IRPF y se benefician de un aumento en la 'prima para el empleo', especie de impuesto negativo creado en el 2000. Chirac propone seguir disminuyendo la fiscalidad del capital, como aqu¨ª el PP, y Jospin propone aumentarla, continuando el combate de la izquierda, hasta ahora perdido, para equipararla con la del trabajo.
Pero la cuesti¨®n de fondo es la relaci¨®n entre la sociolog¨ªa pol¨ªtica y un impuesto directo y progresivo. ?ste fue introducido en Europa al mismo tiempo que el sufragio universal y en Espa?a fue figura emblem¨¢tica del acceso a la democracia. En esos momentos las clases sociales que formaban la mayor¨ªa del electorado, y apoyaban a los partidos de izquierdas, ve¨ªan en un impuesto redistributivo la forma de aumentar su bienestar y sobre todo de mejorar su posici¨®n social a trav¨¦s de un sistema educativo 'gratuito'.
Pero el progreso econ¨®mico y los propios efectos redistributivos del Estado de bienestar, muy d¨¦bil todav¨ªa en Espa?a, pero sin comparaci¨®n con la situaci¨®n de preguerra, han colocado del lado 'bueno' de la situaci¨®n econ¨®mica y del lado 'malo' de los efectos redistributivos a una mayor¨ªa de la poblaci¨®n, o al menos as¨ª lo creen.
Por otra parte, la propaganda del poder financiero trata de convencer a las clases medias de que estar¨ªan mucho mejor con sistema de seguros m¨¦dicos y planes de pensiones privados, incit¨¢ndolas a romper el pacto hist¨®rico con los sectores populares, que es la base de la socialdemocracia. Y la estrategia de deterioro de los servicios p¨²blicos va dirigida a conseguir que las clases medias los deserten y los rechacen tanto como el esfuerzo fiscal necesario para mantenerlos. En consecuencia, el apoyo a un sistema social-fiscal redistributivo se hace minoritario. Y entre la minor¨ªa que lo considera vital para su nivel de vida hay una parte importante y creciente de la poblaci¨®n emigrada, marginada y excluida de los circuitos de participaci¨®n pol¨ªtica y mucho m¨¢s a¨²n de los de formaci¨®n de opini¨®n Lo que antes se manten¨ªa por inter¨¦s objetivo de una mayor¨ªa ahora depende de una conciencia pol¨ªtica que d¨¦ a la solidaridad su verdadero sentido de destino compartido y no de voluntaria generosidad
Si no es as¨ª, una parte importante de la poblaci¨®n corre el riesgo de quedar permanentemente marginada. ?se es uno de los grandes peligros de nuestra sociedad y uno de los grandes retos de la izquierda.
Jos¨¦ Borrell es diputado socialista y presidente de la Comisi¨®n mixta Congreso-Senado para la Uni¨®n Europea.
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