Las 'mil' de la Restauraci¨®n
Un nuevo invento, la m¨¢quina de escribir Remington, pod¨ªa adquirirse con uno de estos billetes en la Espa?a de Alfonso XII
La pr¨®xima semana EL PA?S entrega cinco nuevo facs¨ªmiles de billetes hist¨®ricos de forma gratuita con cada ejemplar del peri¨®dico.
El billete de 1.000 de 1878, con la efigie de Cervantes, vio la luz poco despu¨¦s de que se produjera la Restauraci¨®n en la persona de Alfonso XII. Con 1.000 pesetas de entonces, que no circulaban mucho, se hubiera podido adquirir un curioso instrumento que por aquellos a?os daba sus primeros pasos y que hoy ha pasado a los museos: una m¨¢quina de escribir Remington. El escritor y periodista estadounidense Mark Twain fue uno de los primeros profesionales en utilizar el ingenio.
Por esta ¨¦poca la burgues¨ªa industrial europea se lanza a la arquitectura del hierro. Atrevidas construcciones que se plasman en los nuevos mercados y estaciones de tren. Es el pre¨¢mbulo a la Torre Eiffel, que se terminar¨¢ coincidiendo con el primer centenario de la Revoluci¨®n Francesa.
En 1907, fecha de otro de los billetes de esta semana, 1.000 pesetas segu¨ªa siendo mucho dinero. Y la industria del hierro daba origen a otro objeto que se iba a imponer en lo que quedaba de siglo: el autom¨®vil y, particularmente, el coche por antonomasia que ese a?o comenzaba a fabricarse, el Ford T. Costaba 850 d¨®lares en Estados Unidos y el primer a?o se fabricaron 15.000 autom¨®viles. Importar uno en Espa?a hubiera sido muy dif¨ªcil. Al coste original habr¨ªa que sumar el transporte hasta la ciudad (seguramente hubiera subido la operaci¨®n a 10.000 pesetas) para luego encontrarse con que no hab¨ªa una red de carreteras apropiada.
Mucho antes de que hubiera pesetas, circulaban los reales de vell¨®n. Eran monedas acu?adas s¨®lo en cobre desde el reinado de Felipe V. Se llamaban as¨ª, vell¨®n o lana, porque ten¨ªan grabado un cordero que representaba el Agnus Dei. Cuatro reales hac¨ªan una peseta. Este documento bancario de 300 reales lo emiti¨® el Banco de San Carlos creado en 1782 por Carlos III (1759-1788), en un momento en que el Tesoro pasaba por grandes agobios debido a la guerra que Espa?a manten¨ªa contra Inglaterra.
Pero mucho peor fue la guerra civil de 1936-1939 y sus consecuencias. En 1940 ante la escasez de metal debido a la desgarradora contienda armada se emitieron dos billetes de poco valor ante la imposibilidad de acu?ar monedas. La peseta de Hern¨¢n Cort¨¦s estuvo en circulaci¨®n hasta la d¨¦cada de los setenta. Es un billete muy bonito. El grabado de Cort¨¦s ya se hab¨ªa utilizado en otro billete de 500 pesetas en 1935. Parece como si el r¨¦gimen surgido de la guerra quisiera recuperar la figura del extreme?o y que fue un personaje hist¨®rico muy superior a los dem¨¢s conquistadores con sus luces y sombras. La escena cortesiana parece aludir a la quema de las naves en Veracruz, hecho que nunca se produjo en la realidad y se trata de un mito recurrente en la ¨¦poca renacentista y que se ha atribuido a otros h¨¦roes de la ¨¦poca.
Del mismo a?o es el duro (cinco pesetas) con el Alc¨¢zar de Segovia en el anverso y el escudo de Espa?a de la ¨¦poca en el reverso con el ¨¢guila de san Juan, tuvo una larga vida y circul¨® hasta 1971, coincidiendo plenamente en el tiempo con el r¨¦gimen franquista.
Las dificultades econ¨®micas de la posguerra no permitieron acu?ar las primeras monedas met¨¢licas de cinco pesetas hasta 1949 cuando el r¨¦gimen comenzaba a asentarse gracias al estallido de la llamada guerra fr¨ªa.
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