Correr al servicio del gluc¨®geno
Alejandro G¨®mez y Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa buscan en el laboratorio respuestas al 'problema energ¨¦tico' del marat¨®n
Las zapatillas de Alejandro G¨®mez rebotan a toda velocidad sobre la cinta. El gallego corre a ritmo de r¨¦cord del mundo de marat¨®n pero no avanza. Se mueven sus piernas, rebotan sus pies con elasticidad pero lo ¨²nico que en realidad se mueve en la sala son los latidos de su coraz¨®n, reflejados en la pantalla del ordenador. El sudor lo salpica todo, gruesas gotas disparadas a diestro y siniestro. El agua se cuela simult¨¢neamente por la ventana, abierta pese al aguacero exterior para ventilar la sala. Cerca de ¨¦l, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa estira sus m¨²sculos, nervioso. Se le oye quejarse, resoplar. Enseguida, se cambiar¨¢ por su amigo y empezar¨¢ a sufrir, cara a cara con el test de Max Lass. Faltan dos meses para el marat¨®n de Rotterdam, donde ambos se jugaron el domingo pasado su clasificaci¨®n para el Europeo de M¨²nich, el pr¨®ximo mes de agosto. Acudieron al Centro de Perfeccionamiento t¨¦cnico (CPT) de Getxo (Vizcaya) para que nada quedase al azar, para optar a dos de las seis plazas en el equipo espa?ol que ahora se antojan suyas: ambos bajaron de la marca m¨ªnima (2h 13 m 30s) que exig¨ªa la federaci¨®n.
Los calambres y la deshidrataci¨®n aparecen cuando se agotan las reservas de calidad
Al atleta impulsivo, al ganador nato, le cuesta m¨¢s ajustarse a su ritmo sin perseguir al rival
El test de Max Lass permite identificar la intensidad del trabajo que puede soportar un atleta durante un marat¨®n: se trata de comprobar bajo qu¨¦ intensidad de esfuerzo se dispara la producci¨®n de ¨¢cido l¨¢ctico, la basura que atenaza el m¨²sculo en pleno esfuerzo y que arruina la progresi¨®n del deportista. G¨®mez (35 a?os) y Garc¨ªa (36) se enfrentan a poco m¨¢s de 36 minutos de esfuerzo repartidos en seis series de 2.000 metros ejecutadas a estos ritmos por kil¨®metro: 3m 07s; 3m 05s; 3m 2s; 3m; 2m 57s; 2m 55s. Entre serie y serie, los atletas descansan un minuto mientras el m¨¦dico Joxean Lekue extrae una muestra de sangre del l¨®bulo de su oreja derecha para comprobar c¨®mo se comporta el ¨¢cido l¨¢ctico. Durante la segunda de sus series, Alejandro G¨®mez muestra una sorprendente capacidad de recuperaci¨®n: de 150 pulsaciones por minuto pasa a 85 en apenas 40 segundos de reposo. '?Ay, lo que hay que hacer para mantener una familia!', suspira Alejandro en el instante en el que arranca su serie m¨¢s dura, la ¨²ltima, a 2.55 el kil¨®metro, ritmo que, extrapolado a un marat¨®n, permitir¨ªa concluirlo en 2h 2min 30s, aunque hay que tener en cuenta que a este test hay que sumarle dos o tres segundos m¨¢s por kil¨®metro en los 42,195 kil¨®metros del marat¨®n verdadero. Con todo, semejante tiempo supondr¨ªa una rebaja de tres minutos sobre el r¨¦cord del mundo fijado en Londres por Januchi. Nadie puede correr tan r¨¢pido todav¨ªa.
La experiencia supone una gran novedad para Alejandro G¨®mez, autor de unos fant¨¢sticos 2h 07m 54s en su primer marat¨®n (1997). Pese a su inmensa experiencia en Mundiales y Europeos, en pista y en cross, G¨®mez desconoc¨ªa las virtudes del entrenamiento cient¨ªfico. ?l, gallego y fetichista, siempre se ha rodeado de buenos entrenadores pero s¨®lo conoc¨ªa la preparaci¨®n por sensaciones. Fue su amigo Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa quien le convenci¨® para viajar hasta Getxo. Ahora se felicita: 'Este sistema me va a permitir acercarme a mis l¨ªmites'. Ambos han terminado ya con la tortura y, mientras se visten, no dejan de comparar sus sensaciones. Al d¨ªa siguiente deben repetir el esfuerzo, lo que se llama un test de confirmaci¨®n que determinar¨¢ sobre qu¨¦ ritmo deben incidir en sus entrenamientos para mejorar. 'En teor¨ªa, ambos est¨¢n en ritmos que les permiten optar a grandes cosas, pero ya se sabe que fuera, en la carretera, con viento, fr¨ªo o calor, cuestas y dem¨¢s, todo cambia', explica Xavier Leibar, responsable del CPT y m¨¦dico del equipo espa?ol de marat¨®n que en 1995 obtuvo el triplete en el Europeo de la mano de Fiz, Alberto Garc¨ªa y Juzdado.
Al d¨ªa siguiente la pareja debe correr un 2.000m y un 5.200m; Garc¨ªa, a un ritmo de a 2.58 el kil¨®metro y en 2.59 G¨®mez. No han tenido el margen suficiente para recuperarse convenientemente y el cansancio empeora los resultados de las primeras pruebas pero ya saben lo que les toca hacer los pr¨®ximos dos meses.
Abril, d¨ªa 11. Llueve igual que hace dos meses.
Mientras se viste, Garc¨ªa comenta que se le caen todas las u?as de los pies dos o tres veces al a?o. De tanto correr. Y eso que desde 1999, dos a?os despu¨¦s de lograr el t¨ªtulo mundial por equipos con Fiz y Ant¨®n, el leon¨¦s no ha podido correr siempre que ha querido, por culpa de las lesiones.
En esta ocasi¨®n, Garc¨ªa se sube primero sobre la cinta y el que estira es G¨®mez. Mientras el primero corre, Xabier Leibar desentra?a algunas claves de la marat¨®n: 'G¨®mez es m¨¢s r¨¢pido que Garc¨ªa pero este es m¨¢s econ¨®mico corriendo', observa y se?ala que su oscilaci¨®n vertical y lateral, que determina cierto tipo de gasto energ¨¦tico, es muy peque?a. 'No gasta nada de forma superflua gracias a su estilo', concluye. Su mejor marca es 2h 08 m 40s, pero no es, ni mucho menos, su techo.
Leibar estudia la mejor forma de resolver lo que ¨¦l denomina el 'problema energ¨¦tico', la forma de afinar al m¨¢ximo el uso de los dos combustibles que impulsan a los maratonianos: las grasas y los carbohidratos. 'El marat¨®n entra?a un verdadero problema energ¨¦tico', explica Leibar. Se trata pues de 'ir depositando en una hucha imaginaria todas las fuerzas que el atleta pueda ahorrar en carrera para repartir as¨ª de forma compensada las reservas de grasas/l¨ªpidos y carbohidratos/gluc¨®geno' porque, sostienen los expertos, el marat¨®n empieza realmente en el kil¨®metro 35. El gluc¨®geno es la fuente energ¨¦tica m¨¢s rentable pero tambi¨¦n la m¨¢s escasa. A un ritmo elevado pero relativamente c¨®modo, el maratoniano quema sobre todo l¨ªpidos para avanzar y s¨®lo quema el gluc¨®geno cuando se trata de acelerar. A partir del kil¨®metro 35, lo normal es que el cuerpo se quede sin gluc¨®geno: la m¨¢quina se atasca. En este punto de la prueba, aparecen los calambres, la deshidrataci¨®n, los v¨®mitos y un sinf¨ªn de imprevistos, justo cuando se agotan las reservas de calidad y el cuerpo se gira hacia las grasas para seguir avanzando.
Leibar pretende concienciar a Garc¨ªa y G¨®mez para que economicen. Sobre todo trabaja con el segundo, puesto que Garc¨ªa es un maestro, un aut¨¦ntico metr¨®nomo a la hora de acertar con el ritmo ideal de competici¨®n. Leibar pretende que G¨®mez adopte el sistema italiano: alcanzar el ecuador de la prueba a un ritmo prudente y acelerar en la segunda parte de la carrera. De esta forma se optimiza el reparto del gasto energ¨¦tico. El problema es que G¨®mez es impulsivo, acostumbrado a la pelea y los cambios brutales de ritmo en el cross. 'Hace falta mucha confianza en uno mismo para dejar escapar a rivales con peores marcas de las que uno tiene', reflexiona Leibar, 'pero Garc¨ªa lo har¨¢ sin problemas porque no es un atleta que sufre por no ganar. G¨®mez tiene car¨¢cter de ganador pero tiene que aprender a ser m¨¢s fr¨ªo y anal¨ªtico'.
En Rotterdam hizo calor y las liebres s¨®lo cumplieron su cometido a medias. Muy pronto, G¨®mez y Garc¨ªa comprobaron que no era el d¨ªa para hacer una gran marca. Con la hucha en la cabeza, alcanzaron la m¨ªnima sin traumas. Est¨¢n m¨¢s cerca de solucionar el problema energ¨¦tico.
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