"Tenemos indicios todos los d¨ªas de la relaci¨®n entre ETA y Batasuna"
El pasado viernes, reci¨¦n llegado de Canad¨¢, donde asisti¨® a una reuni¨®n de responsables de servicios secretos de la OTAN, de la que no inform¨® ning¨²n peri¨®dico, Jorge Dezcallar, ¨²ltimo director del Centro Superior de Informaci¨®n para la Defensa (Cesid) y primer secretario de Estado del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), reuni¨® a sus agentes en el sal¨®n de actos de la agencia, en el kil¨®metro 8,800 de la carretera de La Coru?a, para comunicarles una noticia que ya todos conoc¨ªan: tras la aprobaci¨®n por abrumadora mayor¨ªa en el Senado de las dos leyes constitutivas del CNI, y a la espera de la firma del Rey y su publicaci¨®n en el BOE, se abre una nueva etapa en la historia del espionaje espa?ol. 'Habr¨¢ que transmitir a la sociedad', les dijo, 'una idea muy clara de que lo que hacemos aqu¨ª no es nada deshonroso ni de lo que haya que avergonzarse. Al contrario, podemos sentirnos orgullosos de prestar un servicio al Estado democr¨¢tico y satisfechos de que el 95% de los representantes de los ciudadanos nos hayan apoyado'.
'Tuvimos informaci¨®n de la crisis de Venezuela. Se supon¨ªa que ser¨ªa m¨¢s tarde y todo se precipit¨®'
'Si el cambio del servicio secreto fuera s¨®lo cosm¨¦tico, no habr¨ªamos logrado nada'
'En algunas mezquitas espa?olas hay discursos muy intransigentes que incitan a la violencia'
Minutos despu¨¦s, este diplom¨¢tico mallorqu¨ªn de 56 a?os, que desembarc¨® hace 10 meses en un despacho que hasta entonces s¨®lo hab¨ªan ocupado generales, conced¨ªa a EL PA?S su primera entrevista. Sobre la mesa, los bocetos del logotipo del nuevo servicio de inteligencia, austero hasta la simplicidad: dos c¨ªrculos conc¨¦ntricos con el escudo de Espa?a en el centro y un dibujo en alzado del edificio Estrella, el m¨¢s emblem¨¢tico de la sede central, en vez del ¨¢guila de resabios militares que blasonaba al Cesid.
Pregunta. El CNI ?es el Cesid con otro nombre?
Respuesta. ?Hombre! El CNI no nace en el vac¨ªo. Se construye sobre un pasado, con todas sus luces y sus sombras. Eso explica la ley que tenemos, que es la m¨¢s garantista de Europa. Pero yo quiero que sea m¨¢s que un cambio de siglas, que sea tambi¨¦n un cambio de mentalidad, de forma de trabajar. En ese empe?o est¨¢ mucha gente de esta casa, muy ilusionada. Si el cambio fuera puramente cosm¨¦tico, no habr¨ªamos logrado nada.
P. La necesidad de pedir permiso al juez antes de interceptar comunicaciones o entrar en domicilios, ?es un cors¨¦, una garant¨ªa para los ciudadanos o una garant¨ªa para los agentes?
R. Yo creo que es una garant¨ªa para los ciudadanos, pero tambi¨¦n para nosotros. Por primera vez, tenemos un marco legal con unas reglas del juego claras que establecen lo que se puede y lo que no se puede hacer.
P. Pero se supone que hay cosas que un servicio secreto tendr¨ªa que hacer llegado el caso, como espiar una embajada, y que un juez nunca podr¨ªa autorizar.
R. Siempre habr¨¢ un terreno de una cierta ambig¨¹edad. Ah¨ª hay riesgos, evidentemente. No conozco ning¨²n servicio de inteligencia que no haga funciones de contrainteligencia. Una cosa que sucede en Espa?a, y no somos conscientes de ello, es que aqu¨ª hay agentes extranjeros que est¨¢n operando con mucha agresividad y la sociedad espa?ola tiene que defenderse.
P. ?Son m¨¢s agresivos los servicios de pa¨ªses amigos o los de pa¨ªses hostiles?
R. [Sonr¨ªe] Es distinto. La agresividad que pueda tener alg¨²n servicio aliado no va dirigida contra nosotros, normalmente va contra otro servicio, aunque se produzca en mi campo. Los servicios de pa¨ªses menos amigos s¨ª van contra mis intereses y, en consecuencia, me preocupan m¨¢s. Especialmente ahora, cuando estamos ejerciendo la presidencia de la Uni¨®n Europea, por debajo de esta placidez que parece envolvernos, hay mucha actividad...
P. Y no s¨®lo diplom¨¢tica.
R. No s¨®lo diplom¨¢tica. Mucha actividad bajo la mesa.
P. ?Cu¨¢l es el presupuesto del Cesid? ?Cu¨¢ntos agentes tiene?
R. Nuestro presupuesto es de unos 108 millones de euros (18.000 millones de pesetas). Mucho menos que los pa¨ªses de nuestro entorno. No le dir¨¦ cu¨¢nto personal tenemos, pero tambi¨¦n es inferior en n¨²mero. No una, sino varias veces inferior. Y no hablo de Estados Unidos, con el que no se me ocurrir¨ªa compararme, sino de pa¨ªses m¨¢s pr¨®ximos y parecidos a nosotros, como Italia.
P. Le preguntaba el presupuesto porque la ley dice que el CNI se regir¨¢ por el principio de eficacia. Y eso significa que el dinero que se gasta debe ser rentable.
P. Lo es. Muy rentable. Aqu¨ª suplimos la falta de medios con imaginaci¨®n. Pero el problema es la carrera tecnol¨®gica. Hoy se encuentran en el mercado elementos de cifra por muy poco precio que son muy seguros. Competir con ellos obliga a una inversi¨®n constante. Supone tener ordenadores potentes, buenos matem¨¢ticos, ingenieros en telecomunicaciones. Y eso cuesta mucho dinero. Una de las cosas que tenemos en esta casa es el Centro Criptol¨®gico Nacional. Cuando se coge una base de datos de ETA, normalmente hay que descifrarla. Y los cifrados son cada vez m¨¢s complejos. Pero no es que no los pueda romper yo, es que tampoco pueden otros pa¨ªses con muchos m¨¢s medios.
P. Hablando de eficacia. ?Se enter¨® previamente el Cesid de la crisis que se estaba preparando en Venezuela?
R. Tuvimos una informaci¨®n bastante buena. Se supone que iba a ser m¨¢s tarde y todo se precipit¨®. Aquello tuvo altos y bajos, ni los propios actores sab¨ªan c¨®mo iba a terminar. Que la situaci¨®n se estaba degradando y se descontrol¨® en un momento determinado... S¨ª, estuvimos en condiciones de saberlo. Tenemos un servicio que es bueno... en aquello de lo que sabemos.
P. El Cesid ha desempe?ado un papel en algunas de las ¨²ltimas operaciones contra ETA.
R. S¨ª [silencio].
P. Batasuna ?es parte del entramado dirigido por ETA?
R. Alguien la ha calificado de correa de transmisi¨®n. Desgraciadamente, est¨¢ demostrando que no tiene capacidad de decisi¨®n propia. Se limita a seguir instrucciones.
P. Su ilegalizaci¨®n, supondr¨¢ que todo ese mundo va a sumergirse y ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil saber lo que ocurre en su interior.
R. Se pueden complicar algo las cosas. Pero las dificultades forman parte de nuestro trabajo. Si no fuera dif¨ªcil, disculpe la vanidad, lo har¨ªa cualquier otro. El presidente del Gobierno ha dicho claramente que no es una cuesti¨®n de oportunidad. La pregunta es si esa organizaci¨®n est¨¢ o no apoyando objetivamente la comisi¨®n de delitos. No se trata de perseguir ideas, sino comportamientos.
P. Resulta parad¨®jico que se est¨¦ haciendo una ley con el objetivo expreso de ilegalizar a Batasuna y que dos antecesores suyos, Calder¨®n y Manglano, vayan a sentarse en el banquillo por haber espiado su sede de Vitoria.
R. Como director del servicio de inteligencia, no me cabe ninguna duda de la relaci¨®n de Batasuna con ETA. Todos los d¨ªas tengo indicios de ello... otra cosa diferente son las pruebas judiciales. Alguno que se reun¨ªa en aquella sede de Batasuna est¨¢ en la c¨¢rcel acusado de asesinato hoy en d¨ªa... All¨ª la gente no se reun¨ªa para jugar al parch¨ªs, desde luego. Yo no critico que se hiciera, pero quiz¨¢ se hizo mal, por dos razones: una, porque fue descubierto. Otra, porque no se hizo con una cobertura legal que probablemente se pod¨ªa haber tenido. En fin... los tribunales decidir¨¢n.
P. No es ¨¦sa la ¨²nica herida abierta que deja el Cesid. Cinco agentes del centro est¨¢n pendientes de indulto para evitar su expulsi¨®n por el caso de las escuchas.
R. Yo fui objeto de aquellas escuchas, no porque nadie se interesara por m¨ª en aquel momento, sino porque tuve una conversaci¨®n con [el entonces ministro de Exteriores] Fern¨¢ndez Ord¨®?ez. Aquello estuvo mal, evidentemente. Pero, dicho eso, a m¨ª me gustar¨ªa empezar esta nueva etapa pasando p¨¢gina del pasado.
P. Las leyes del CNI han logrado un amplio consenso parlamentario. Pero el PNV, entre otros, se ha opuesto, receloso de que el nuevo centro pueda tener a los nacionalistas como objetivo.
R. Yo quisiera tranquilizar al PNV. Ni es ni puede ser objetivo del Centro Nacional de Inteligencia. El PNV es un partido democr¨¢tico, cuyas ideas se pueden no compartir, pero que tiene absoluta legitimidad para defenderlas. A m¨ª, los que me preocupan son quienes matan a otros porque no piensan como ellos.
P. ?Est¨¢ colaborando EE UU en la lucha contra ETA?
R. S¨ª, cada vez m¨¢s. El 11 de septiembre ha hecho que el terrorismo pase a primera fila de preocupaci¨®n, especialmente en Estados Unidos. Se han intensificado los contactos y hay m¨¢s colaboraci¨®n en todos los ¨¢mbitos. En el terrorismo internacional y en el nacional, porque el segundo no funciona sin conexiones y complicidades en el exterior. La respuesta, sin entrar en detalles, es que estamos satisfechos de c¨®mo va esa colaboraci¨®n.
P. El 11-S evidenci¨® grav¨ªsimos fallos de las poderosas agencias de inteligencia de EE UU.
R. Todo el mundo tiene que aprender de aquello. EE UU ten¨ªa una sensaci¨®n de invulnerabilidad y discut¨ªa sobre el escudo antimisiles mientras se le colaba el terrorismo por la puerta trasera. Seguramente se estaban utilizando medios muy sofisticados para vigilar a gente que a lo mejor se pasaba los mensajes tomando t¨¦ al salir de las mezquitas. Hay que compatibilizar la sociedad de libertades, en la que tenemos la suerte de vivir, con el necesario control de aqu¨¦llos que utilizan los resquicios que ofrece esa sociedad para cometer actos delictivos. Lo que tenemos que evitar es que la libertad sea la primera v¨ªctima, porque entonces el terrorismo habr¨¢ ganado. Debemos ser conscientes de que somos vulnerables y no podemos protegerlo todo permanentemente.
P. ?Ha muerto Bin Laden?
R. En contra de lo que piensan algunos, yo creo que sigue vivo y que mantiene muchas complicidades y apoyos.
P. A la vista de las detenciones practicadas, parecer¨ªa que Espa?a era la principal base de Al Qaeda en Europa.
R. La base m¨¢s importante de Al Qaeda estaba en Londres, sin ninguna duda. Luego hab¨ªa elementos en Alemania, Italia, Francia y Espa?a. Aqu¨ª han tenido apoyos: se han falsificado documentos, cobijado a uno, sacado el billete a otro... Tampoco han ido m¨¢s all¨¢, afortunadamente.
P. ?Cu¨¢ndo regresar¨¢ el embajador de Marruecos?
R. [Carcajada] Esa pregunta no es para el director de un servicio de inteligencia, sino para un profeta. No lo s¨¦. Es una decisi¨®n que deber¨¢ tomar Marruecos y espero que sea lo antes posible. Es un pa¨ªs al que le tengo un enorme cari?o y me duele lo que est¨¢ pasando, porque creo que no va en inter¨¦s de Marruecos ni de Espa?a.
P. El pacto con EE UU para integrar el S¨¢hara en Marruecos sin refer¨¦ndum puede explicar el disgusto de Rabat con Espa?a.
R. La falta de satisfacci¨®n de Marruecos por la posici¨®n de Espa?a en el tema del S¨¢hara ha tenido un papel en este desencuentro, pero Espa?a no ha cambiado su posici¨®n en este tema...
P. Otros pa¨ªses s¨ª.
R. Alg¨²n otro pa¨ªs efectivamente ha cambiado. La posici¨®n de Espa?a tiene que ver tambi¨¦n con nuestro pasado y nuestra relaci¨®n con ese problema. Estamos deseando que haya una soluci¨®n. A veces, los marroqu¨ªes piensan que Espa?a no desea que se solucione el problema del S¨¢hara porque entonces Marruecos tendr¨ªa las manos libres para plantear otros problemas. Es una sandez.
P. El embajador estuvo a punto de volver a Madrid...
R. ... yo creo que en varias ocasiones.
P. ?Debe interesarse el CNI por los sermones que se pronuncian en las mezquitas espa?olas?
R. Se interesa. Es algo que seguimos con atenci¨®n. En alg¨²n caso hay discursos muy intransigentes que incitan a la violencia y eso plantea un problema de seguridad. Adem¨¢s, las mezquitas son un campo de informaci¨®n privilegiada por parte de terceros pa¨ªses, que intentan hacerse con las mezquitas para controlar las colonias de inmigrantes de algunas nacionalidades. Sabemos qui¨¦nes son m¨¢s agresivos y qui¨¦nes m¨¢s religiosos. O los que interfieren en temas pol¨ªticos, que tambi¨¦n los hay. Lo que ha pasado en Francia es serio. La relaci¨®n entre los brotes de xenofobia y los intentos de manipular la inmigraci¨®n en beneficio propio por parte de algunos grup¨²sculos de extrema derecha nos debe preocupar. En este asunto tendremos que poner cada vez m¨¢s inter¨¦s.
P. En el tiempo que lleva en este despacho, ?nadie ha venido a contarle un chisme de faldas?
R. No. Una de las primeras cosas que dije al llegar aqu¨ª es que no quer¨ªa ni un solo chisme. Y quienes me rodean lo han cumplido. Todo el mundo debe tener muy claro que nada puede interesarnos menos que los devaneos sentimentales de nadie. Ni chismes, ni cotilleos, ni verdades a medias ni verdades completas. No me interesan y punto. Igual que no me interes¨® el viaje de Felipe Gonz¨¢lez a Marruecos. El Cesid no tuvo nada que ver ni antes, ni durante, ni despu¨¦s. Y la gente que piense que nos dedicamos...
P. ?No le hubiera importando comparecer ante el Congreso como pidi¨® el PSOE?
R. En absoluto. ?Por qu¨¦? No tengo nada que ocultar. Cuando era embajador en Marruecos, a Felipe Gonz¨¢lez lo recib¨ªa cada dos meses. A veces com¨ªa con ¨¦l y a veces no; y a veces le gestionaba una audiencia con el Rey y a veces no. No pasaba nada. Lo que haga Felipe Gonz¨¢lez no le importa al servicio de inteligencia de Espa?a.
P. ?Podemos hablar por tel¨¦fono y estar seguros de que s¨®lo nuestro interlocutor nos escucha?
R. Por parte del CNI, s¨ª. Pero conviene saber que el tel¨¦fono, el FAX o Internet son sistemas de comunicaci¨®n tremendamente vulnerables. En Espa?a hay nula conciencia de ello. Aqu¨ª la gente habla por tel¨¦fono con enorme frivolidad. Y eso tiene consecuencias. Como embajador en Marruecos, acompa?¨¦ en alguna ocasi¨®n a un empresario espa?ol a una licitaci¨®n importante y me encontr¨¦ con que la competencia, muchas veces de un pa¨ªs amigo y aliado, conoc¨ªa perfectamente nuestras condiciones. Lo que pas¨® es que el empresario hablaba abiertamente por tel¨¦fono con su central en Espa?a y eso se captaba desde otra capital europea. Todo lo que est¨¢ por ah¨ª arriba [se?ala con el dedo hacia el firmamento donde orbitan los sat¨¦lites] hay gente que lo est¨¢ escuchando.
Un paracaidista al servicio del Estado
La elecci¨®n de Jorge Dezcallar como primer director civil del servicio secreto espa?ol fue una sorpresa para todos. Tambi¨¦n para ¨¦l. En junio de 2001, el entonces embajador en Rabat recibi¨® una llamada urgente de Moncloa. Aznar quer¨ªa verle al d¨ªa siguiente. Tom¨® el avi¨®n sin saber si el presidente pretend¨ªa preguntarle o decirle algo. Sali¨® de dudas al poco de iniciar la conversaci¨®n. Cuando recibi¨® la oferta se sinti¨®, seg¨²n confiesa, 'sorprendido, halagado y preocupado', cualquiera que fuese el orden. Pero, agrega: 'Si uno tiene sentido del Estado, y eso creo haberlo demostrado a lo largo de mi vida profesional, y te ofrecen una responsabilidad importante, no puedes decir: 'mire usted, es que yo no quisiera meterme en seg¨²n qu¨¦ problemas'. As¨ª que pidi¨® tiempo para consultarlo con su esposa y acept¨®. El nombramiento fue bien acogido por el PSOE. No pod¨ªa ser de otra forma. Con los gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez ocup¨® cargos cada vez m¨¢s importantes en Exteriores: subdirector para el Magreb y Oriente Pr¨®ximo, director para ?frica y Asia Continental, director de Asuntos Pol¨ªticos. Ya con el PP, en 1997, volvi¨® a trabajar con Gonz¨¢lez en su fracasada mediaci¨®n en Serbia por encargo de la OSCE. Pero erraron quienes creyeron que se casaba con alguien. Lo demostr¨® cuando desembarc¨® en el Cesid completamente solo, como un paracaidista, en expresi¨®n de un amigo suyo. Su ¨²nico apoyo hasta hoy ha sido la cantera del centro, a la que el viernes agradeci¨® su colaboraci¨®n y lealtad.
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