Tomadura de pelo
El r¨¦gimen de Viviendas de Protecci¨®n Oficial (VPO) no ha sido el ¨²nico medio de cumplir con el art¨ªculo 47 de la Constituci¨®n -'Todos los espa?oles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada'-, pero ha contribuido enormemente a ese objetivo mediante la construcci¨®n de cuatro o quiz¨¢ cinco millones de ellas desde que, con el advenimiento de la democracia, se implant¨® la f¨®rmula. Las ayudas econ¨®micas del Estado aligeran la carga del comprador y consolidan un mercado de vastas proporciones que necesariamente interesa al promotor, no obstante el beneficio ajustado de este cap¨ªtulo. Digamos que la merma de la ganancia se compensa con la seguridad.
Valencia y la Comunidad Valenciana en su conjunto han desarrollado esta f¨®rmula con tal intensidad que, seg¨²n fuentes cualificadas, puede afirmarse que las VPO han representado el 25 o 30% de la vivienda total construida. Quiz¨¢ sea una de las razones de que los precios de las viviendas se hayan contenido durante tan largo tiempo en el marco del Pais Valenciano y de Valencia, especialmente. A?¨¢dase a ello que, en lo referente a la capital, se ha construido sin promover guetos. Esto es, se ha construido en espacios urbanos de toda condici¨®n social, lo que ha servido para fomentar la integraci¨®n del vecindario y contener las tendencias alcistas. Estas son algunas de las ventajas del referido r¨¦gimen.
Sin embargo, el aumento de los costes -de los solares en particular- a la par con la desgana del gobierno auton¨®mico, est¨¢ a punto de dar al traste con esta soluci¨®n. Por lo pronto, el referido porcentaje de VPO con respecto a la total construida se ha reducido al 9%. Recuperar el dinamismo anterior obligaba a revisar el importe de las ayudas, tal como ha reconocido el Ministerio de Fomento para aquellos municipios, calificados de singulares, donde los precios se han desfasado a la baja. Son habas contadas perfectamente verificables, cual es el caso de Valencia.
Los promotores de viviendas del cap i casal han argumentado e instado la necesidad de que el municipio fuera incluido entre los reputados de singulares. Bastaba para ello que la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas de la Generalitat tramitase la petici¨®n. As¨ª de f¨¢cil. Pero el dicho departamento no ha estado por la labor. A juicio de sus responsables, en Valencia ya no hacen falta VPO. Igual piensan que los j¨®venes prefieren envejecer al amor del hogar paterno, como ha diagnosticado el concejal de Urbanismo del ayuntamiento capitalino, y que los menos j¨®venes andan sobrados de euros. Curiosa y penosa percepci¨®n de la realidad.
El caso es que, como decimos, no se ha tramitado la aludida petici¨®n porque, al decir de la consejer¨ªa, Fomento la desechar¨ªa. Esta y casi todas las dem¨¢s, aunque no se ten¨ªan visos de tan negativa actitud. Y en efecto no lo era: el ministerio acaba de declarar por docenas municipios singulares, cuyas VPO se beneficiar¨¢n de las pertinentes e incrementadas subvenciones. Ante este trance cabe preguntarse quien le ha tomado el pelo a quien, ?el ministerio a la consejer¨ªa, o ¨¦sta a los promotores de vivienda valencianos, como parece m¨¢s cierto? Lo que no admite duda es que se ha cometido un error perjudicial para los compradores potenciales de este tipo de viviendas y para el sector industrial que las promueve.
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