Seat blanco
Como cada verano, viajamos toda la familia en el coche para ver a los abuelos. Sal¨ªamos a las 5 de la ma?ana y desayun¨¢bamos a mitad de camino. Yo me hab¨ªa enfadado con mi padre y no quise entrar a desayunar, as¨ª que me qued¨¦ en el parking del bar de carretera tirando piedras a un campo cercano. Mi fuerte nunca fue el lanzamiento de piedras, as¨ª que acab¨¦ rompiendo la luna trasera de un Seat blanco aparcado en el parking. La sangre se me hel¨®. Mir¨¦ a todas partes buscando a la persona que me echar¨ªa la bronca, pero a los pocos segundos salieron mis padres con mis hermanos y se montaron en el coche como si nada. Yo sub¨ª r¨¢pidamente y estuve callado todo el camino. El resto de los 1.700 kil¨®metros que hicimos aquel verano los pas¨¦ escondi¨¦ndome cada vez que ve¨ªa un Seat blanco.
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