Mucho m¨¢s que unas elecciones francesas
Para varias generaciones de vascos, Francia siempre ha sido un laboratorio de ideas, un espacio donde nac¨ªan los conceptos pol¨ªticos nuevos y del que en el siglo XX se tomaron las utop¨ªas emancipadoras que tanto nos han hecho so?ar. Quiz¨¢s por eso, los resultados de la primera vuelta para la elecci¨®n del presidente de la Rep¨²blica nos han sumergido a muchos en el estupor y la preocupaci¨®n, porque sabemos que lo que ocurre en el pa¨ªs vecino, para bien y para mal, tiene una incidencia importante en nuestros debates de sociedad; tambi¨¦n aqu¨ª en Euskadi.
M¨¢s all¨¢ del destino dram¨¢tico de Jospin lo que ha ocurrido en Francia debe interpelar a toda Europa. La mayor¨ªa de los analistas coinciden en que la pol¨ªtica, la manera de gobernar, ha entrado en crisis; los ciudadanos se reconocen cada vez con m¨¢s dificultad en las familias pol¨ªticas tradicionales, han perdido la fe en resolver sus problemas desde la democracia y se dirigen hacia pol¨ªticos c¨ªnicos, autoritarios y xen¨®fobos. Haider, Blocher, Berlusconi, Kjaersgaard, Fortuyn, Le Pen.... La lista puede alargarse, puesto que existe un serio riesgo de propagaci¨®n de estos gu¨ªas iluminados que quieren hacerse con el destino de los viejos Estados-naci¨®n en descomposici¨®n, pa¨ªses cuyos sectores m¨¢s populares y j¨®venes han sido recuperados por sus dirigentes m¨¢s h¨¢biles y m¨¢s corruptos, por unos personajes sin escr¨²pulos que averg¨¹enzan a Europa.
En materia de seguridad, las desviaciones por exceso son tan peligrosas como las desviaciones por defecto
Y no hace falta ir tan lejos; la manera absolutista de gobernar, la falta de consenso sobre las grandes cuestiones que afectan a la sociedad, la falta de ruptura con el pasado negro de Espa?a por parte del Gobierno Aznar no son precisamente tics alejados de los del ultraderechista franc¨¦s. Dicho de otro modo, el PP ya incorpora en su seno las ideas de Le Pen sobre inmigraci¨®n, sobre seguridad, pena de muerte, familia, contracepci¨®n, sobre numerosas cuestiones culturales y ¨¦ticas. The New York Times relacionaba con mucho acierto la situaci¨®n de los Estados Unidos con el fen¨®meno Le Pen, cuando dec¨ªa: 'La derecha dura, la extrema, la de la pena de muerte, la del apartheid contra sus conciudadanos de color, ha sido integrada, casi en su totalidad, en el Partido Republicano. Los americanos tienen ideas tan radicales como las de Le Pen, con una diferencia muy importante, de momento, con Francia: en Am¨¦rica ya las estamos aplicando'.
En Europa, la progresi¨®n de este radicalismo conservador de corte fascista se est¨¢ pudiendo llevar a cabo de un modo sibilino con la irresponsable complicidad, salvo contadas y honrosas excepciones, de los grandes medios de comunicaci¨®n de masas. Pero el ambiguo papel de la prensa, pese a todo, solo da cuenta de una parte de la explicaci¨®n. Le Pen se ha apuntado, como otros pol¨ªticos europeos, a la txanpa del 11 de Septiembre, mezclando temas tan sensibles y complejos como son la seguridad ciudadana, los flujos migratorios o el terrorismo, provocando falsos debates y creando espurios estados de alarma y miedo en amplios sectores de la poblaci¨®n, a menudo en los socialmente m¨¢s fr¨¢giles. Los temas de la emigraci¨®n y de la seguridad ciudadana, que conciernen al Estado espa?ol de forma directa, han sido especialmente utilizados en campa?a.
Respecto a la inmigraci¨®n, hay que decir sin miedo a nuestros conciudadanos que, nos guste o no, Europa necesita desesperadamente mano de obra emigrante, tanto de trabajadores cualificados como no cualificados. Dado que nuestra poblaci¨®n envejece a un ritmo vertiginoso, aumentando con ello el coste de la financiaci¨®n de las jubilaciones, no tenemos m¨¢s opciones que la inmigraci¨®n. Y habr¨¢ que admitir, sin soslayar los problemas y construyendo de otra forma nuestras sociedades, que estas gentes van a ser el motor indispensable de nuestro crecimiento y desarrollo, como otros lo fueron en el pasado o nuestros ancestros lo fueron fuera de Euskadi.
Si, por el contrario, no tenemos esa actitud y se recurre a la demagogia con discursos culpabilizadores, se estar¨¢ haciendo el caldo gordo a los xen¨®fobos. Le Pen surge porque el conjunto de la clase pol¨ªtica no es capaz de suavizar los miedos e incertidumbres que estos fen¨®menos migratorios van a producir indiscutiblemente. Y mientras los dem¨®cratas no reaccionamos positivamente y sin complejos, los fascistas y los racistas ya se encargan de subrayar, sin ning¨²n pudor, todos los aspectos negativos, culpando a la emigraci¨®n de todos los males. Aqu¨ª, entretanto, Rajoy airea porcentajes de delincuencia y Mayor Oreja retoma el discurso m¨¢s reaccionario de la Ley de Extranjer¨ªa.
Garantizar la seguridad es parte importante de la legitimidad de un Estado, pero en este ¨¢mbito las desviaciones por exceso son tan peligrosas como las desviaciones por carencia. Y hay que recordar que este tema se utiliza muy a menudo para acallar a los opositores y se convierte en un elemento disgregador -Euskadi es un claro ejemplo de ello- de la cohesi¨®n de las sociedades. En materia de seguridad, los discursos de Le Pen, de Berlusconi, de Bush o de Aznar parecen acu?ados con id¨¦nticos troqueles.
Los resultados de Francia van con nosotros los vascos, no solamente porque parte de nuestra pa¨ªs est¨¢ en el Estado franc¨¦s, sino porque una Europa extrema est¨¢ consolid¨¢ndose, y los primeros que pagaremos las consecuencias seremos los sectores fr¨¢giles, los pueblos sin estado, porque no estaremos en condiciones de defendernos de una manera directa si la extrema derecha sigue esa peligrosa progresi¨®n. Que nadie se llame a enga?o, puede que Le Pen no haya tocado, ni mucho menos, techo.
Dec¨ªa estos d¨ªas el soci¨®logo Alain Touraine: 'El reto que tiene Francia es c¨®mo construir en un mismo movimiento, una econom¨ªa m¨¢s eficaz, una sociedad m¨¢s justa, una unidad nacional m¨¢s respetuosa de sus diferencias'. El estado jacobino hace aguas por todas partes y es muy posible que los resultados de la segunda vuelta nos permitan visualizarlo nuevamente.
Gorka Kn?rr Borr¨¢s es secretario general de Eusko Alkartasuna.
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