Lo gil¨ª
El favorito es Mayor Oreja: pa¨ªs sorprendente. S¨ª, tiene mejor cara que Aznar, mejor est¨¦tica; y en materia de democracia es como Chirac, al que no cesamos de vitorear. Creo que la izquierda universal se ha vuelto gil¨ª, como dec¨ªan en Madrid (del lenguaje jergal, jil¨¦: tonto, inocente), despu¨¦s de haber sido la flor y nata del pensamiento y del esprit, tambi¨¦n expresi¨®n antigua. 'L'esprit est a gauche', dec¨ªa Sartre, y era verdad. Todo ha cambiado desde que el esprit comenz¨® a dejar de pagarse, y se pag¨® mucho mejor lo gil¨ª; fue cuando corrieron los espirituales, progresistas, ¨¢giles pensadores de la izquierda, a convertirse.
Estoy hablando de Espa?a, de los nuevos columnistas, de los pensadores de la actualidad y los lenguajistas; y de Mayor Oreja, votado como el mejor sucesor de Aznar: el hombre que perdi¨® todo lo que intent¨®, el que empeor¨® el problema del terrorismo, como quiz¨¢ habr¨¢ podido advertir alguien que no est¨¦ a sueldo o con la inteligencia aterida por miedo al terrorista (que no es lo mismo que el odio al terrorismo y el esfuerzo para que desaparezca totalmente). Lo que ocurre es que se han pasado los hombres, las personas, los amanuenses, los escribidores; pero no se han llevado consigo el esprit.
Como dec¨ªa Le¨®n Felipe, nos lo quitaron todo, pero no la palabra. El caballo, la casa, la pistola; y el talonario, la casona en la provincia, el autom¨®vil blindado, el sill¨®n en el consejo de administraci¨®n; pero la palabra no les vale para las ideas adquiridas. Si acaso el doublespeak de Orwell, o la langue de bois de los franceses (lo cito de Paco Lech¨®n, que est¨¢ preparando un trabajo sobre ese tema). Y lo ampl¨ªo traduciendo a James Thurber: 'En aquellos tiempos, todos los cerebros de las grandes empresas adoptaron una forma vigilada de doble habla (double talk), expresada frecuentemente en tonos bajos y susurrados, para que nadie supiera qu¨¦ iba a suceder y nadie entendiera lo que hab¨ªa sucedido'.
Quiz¨¢ la lucha de la izquierda para que Chirac ganase, a costa de la negaci¨®n de la santidad de la urna, parezca hoy clara a todos menos a m¨ª; quiz¨¢ la elecci¨®n personal de Mayor Oreja como sucesor de Aznar resulte que forma parte del mismo miedo aniquilador hacia el otro, hacia quien no disimula lo que es. Menos mal que, si se presenta, puede hacer ganar a la llamada izquierda parlamentaria: un mal menor.
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