Oreja de consolaci¨®n
Salvador Vega dio el p
atr¨¢s
en los lances de recibo al sexto y empez¨® la faena muy bien rodilla en tierra, para descompasarla a base de pico con la
mano derecha, paseando entre series y salv¨¢ndose por el sentido est¨¦tico m¨¢s que por la profundidad, impedida por la incorrecci¨®n del cite. La oreja la pidi¨® un p¨²blico que necesitaba consolarse de tan poco, vamos que el ¨²nico espect¨¢culo hasta el momento lo hab¨ªa dado la parada de cabestros, que no hay otra en Espa?a m¨¢s numerosa ni m¨¢s bonita ni m¨¢s in¨²til. Salvador Vega hubo de pasaportar al novillo devuelto. Antes, en el tercero, intent¨® lancear a la ver¨®nica, corriendo siempre la mano de dentro y retorciendo el cuerpo. De su faena, basada en cuatro series con la derecha, lo mejor fueron los remates, variados, que ejecut¨® con gusto. Los redondos no llegaron a conformar series y la ¨²nica vez que intent¨® el toreo al natural le sali¨® tropezado.
Guateles / Reyes, Azuquita, Vega
Novillos de los Guateles, 3? y 6? sobreros de Miguel B¨¢ez (Litri), bajos de casta y fuerza. Reyes Mendoza: ovaci¨®n en los dos. Armando L¨®pez Azuquita: ovaci¨®n y silencio. Salvador Vega: ovaci¨®n y oreja. Plaza de la Maestranza, 12 de mayo. Dos tercios de entrada.
Reyes Mendoza que, por la cercan¨ªa de su alternativa, debe tener la cabeza a p¨¢jaros, pic¨® levemente al primero, aquejado de escasez de fuerza y de alguna cojera, lo que hizo que llegara defendi¨¦ndose y terminara agrediendo hasta voltear al matador, que resolvi¨® con dos tandas de naturales adelantando el enga?o y equivocando el trazo hasta dejarlos sin contenido. En el cuarto dio un curso de mala colocaci¨®n, dejando al novillo a su aire, hu¨¦rfano de mando. Habr¨¢ de corregir el rumbo si quiere llegar a puerto.
Azuquita lidi¨®, es un decir, a un segundo manso y huidizo, reserv¨®n en el ¨²ltimo tercio, con el que vimos a un novillero m¨¢s compuesto ante el espejo que impuesto ante la fiera, toreando m¨¢s en l¨ªnea que en redondo y sin saber medir el tiempo. Abri¨® la faena del quinto por posturitas muy del gusto de sus partidarios y sigui¨® por prevenciones que dieron al traste con la embestida clara y bonancible del novillo, que tuvo una p¨¦sima suerte en el sorteo. Danz¨® por delante en un amago de cite al natural, pero s¨®lo consigui¨® el aburrimiento del novillo que, harto, dimiti¨®. Sobraron muchas chicuelinas.
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