Pol¨¦mica alemana
Mart¨ªn Walser tiene 75 a?os y es alem¨¢n: ha vivido todas las tragedias de su pa¨ªs, desde el nazismo, en cuya guerra particip¨®, hasta las actuales discusiones sobre el terrible pasado y los complejos de culpabilidad. Vive en continua pol¨¦mica. Sobre todo a partir de un discurso que se hizo famoso en el mundo intelectual y pol¨ªtico: desde comunista antisemita, le han llamado de todo: es costumbre entre escritores, sobre todo contra el que tiene un cierto ¨¦xito, econ¨®mico o popular. La obra general de Walser es, en s¨ª misma, un an¨¢lisis cr¨ªtico de Alemania y de sus gentes. En ¨¦sta, que es un acto de una hora, el retrato es el de una burgues¨ªa media, aburrida, cansada. Hay una especie de fascismo conyugal, o de c¨¢rcel, en el que cada uno priva de libertad al otro. No creo que sea un caso estrictamente alem¨¢n, aunque poco a poco se vaya resolviendo. En la casa burguesa que hay en el escenario se abre y cierra el drama. Se supone que es un espacio cerrado, y una enorme cerradura en la que encaja una gigantesca llave es el s¨ªmbolo de esta c¨¢rcel de dos; sin embargo, el decorador ha construido un espacio abierto en torno a la llave y no estoy seguro de si es una contradicci¨®n o una voluntad de mostrar que el espacio exterior es amplio y libre, y esta pareja est¨¢ encarcelada por ella misma: de todas maneras, s¨®lo encuentran su concordia cuando salen a la calle y termina la obra. Llevan casados 30 a?os y parece que no pueden m¨¢s. Aparecen en un intento de tener relaciones sexuales, sin ning¨²n ¨¦xito; pasan por la conocida embriaguez, que se disipa velozmente, y se van sin haberlo realizado. El contrapunto es una fiesta a la que quieren y no quieren asistir: en casa de un amigo brillante y coet¨¢neo que, sin embargo, se ha casado con una muchacha de 24 a?os, situaci¨®n que les irrita los dos.
Burgues¨ªa y pareja
La comedia se plantea, por tanto, como una cr¨ªtica de la burgues¨ªa, una sensaci¨®n de la falta de adecuaci¨®n al tiempo que transcurre, un problema de pareja. Tengo la sensaci¨®n de que, a pesar de la titularidad de Maite Brik al frente de la compa?¨ªa, el favor del autor, quiz¨¢ del director, es para el hombre -interpretado por Javier Rom¨¢n-; no lo afirmo, porque puede depender mucho de mi punto de vista personal sobre las cuestiones conyugales y las libertades individuales.
La obra est¨¢ montada con una cierta inclinaci¨®n hacia el teatro del absurdo: parece que est¨¢n esperando a Godot, hay resonancias del teatro del absurdo, de Beket y de Ionesco; y las acent¨²a alguna breve nota burlesca, como los trajes apayasados con que se van a la calle. Est¨¢ bien escrita y la traducci¨®n es discreta, como la interpretaci¨®n y la direcci¨®n. A m¨ª me aburri¨® un poco, y no tengo la sensaci¨®n de que el escaso p¨²blico gozara mucho con este teatro de calidad.
Babelia
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