Una extra?a hegemon¨ªa
La generaci¨®n de Ra¨²l ha girado sobre un grupo mucho m¨¢s cambiante que los campeones anteriores
Dice Paco Gento que el Madrid de Di St¨¦fano lo ten¨ªa 'm¨¢s f¨¢cil'. El veterano extremo zurdo asegura que aqu¨¦l equipo gan¨® cinco Copas de Europa gracias a un factor determinante: 'Fuimos m¨¢s o menos los mismos en las cinco finales; y nos conoc¨ªamos de memoria'. Todo lo contrario ocurre en este Madrid. El Madrid de Ra¨²l se prepara en Glasgow para jugar su tercera final europea en cinco a?os. Es un equipo hegem¨®nico. Las casas de apuestas le dan favorito cada temporada en la gran competici¨®n continental. Y sin embargo, el bloque que levant¨® la S¨¦ptima poco tiene que ver con el de la Octava, y menos a¨²n con la plantilla que hoy se dispone a luchar por la Novena. Este Madrid es en un extra?o caso de equipo dominante. No se parece a ning¨²n otro. Ni al Manchester United de Law, Best y Charlton; ni al Inter de Helenio Herrera. Ni al Ajax de Cruyff, ni al Bayern de Beckembauer. Ni al Milan de Sacchi; ni al Juventus de Lippi. Ninguno de estos conjuntos vari¨® sus alineaciones a lo largo del tiempo tan abruptamente.
La conjunci¨®n, el sentido de pertenencia, la costumbre de la que habla Gento, no sirvieron para que el Madrid de la Quinta del Buitre alcanzara una sola final de Copa de Europa. Aqu¨¦l equipo hizo ¨¦poca en el f¨²tbol mundial. Jugaba de memoria, y sin embargo no logr¨® alcanzar ni una sola final en la m¨¢xima competici¨®n de la UEFA. mientras dur¨® su aventura de una d¨¦cada. ?Qu¨¦ ocurri¨® para que Butrague?o y sus compa?eros no pudieran levantar el trofeo que Ra¨²l gan¨® dos veces con 24 a?os? Los guantes de Van Breukelen, la mala suerte, el viejo formato de la competici¨®n, y el Milan de Sacchi, fueron algunos de los azarosos obst¨¢culos que impidieron a la Quinta conseguir su objetivo seg¨²n Michel. 'Nos pas¨® como al Borussia Monchengladbach, o como a la selecci¨®n holandesa de Cruyff', recuerda, todav¨ªa con amargura, el interior diestro de aquella saga; 'nos ganamos el cari?o de la gente gracias a nuestro buen f¨²tbol, y a pesar de que hicimos lo imposible no pudimos ni jugar una final'.
La Quinta del Buitre perdi¨® tres semifinales consecutivas de Copa de Europa, entre el 1986 y el 1988. La alineaci¨®n vari¨® escasamente en torno a 14 futbolistas: Buyo; Chendo, Sanchis, Gallego, Camacho, Gordillo; M¨ªchel, Shuster (o Jankovic), Mart¨ªn V¨¢zquez, Llorente; Hugo S¨¢nchez, Butrague?o, Santillana y Pardeza. El Madrid de la generaci¨®n de Ra¨²l, contando con el partido de ma?ana, ha girado sobre un grupo de jugadores mucho m¨¢s cambiante. Unos 24, desde Anelka a Karembeu, y desde Seedorf a Figo y Zidane pasando por Redodno, Mijatovic y Suker. S¨®lo Roberto Carlos, Morientes y Ra¨²l habr¨¢n jugado las tres finales como titulares. Los porteros, un signo de permanencia, tampoco se repiten: Illgner, Casillas y C¨¦sar.
'Esta es una era del Real Madrid como club', dice el t¨¦cnico, Vicente del Bosque. 'Pero Hierro, Ra¨²l, Roberto Carlos, Savio y Morientes han estado siempre. Es una consecuencia de los tiempos, que han cambiado. Antes los jugadores perduraban m¨¢s en un equipo. Ahora son m¨¢s pasajeros. Ahora el Madrid como club, generaciones aparte, se ha consolidado de manera contundente en Europa, por resultados y por buen juego. En 1998 y en 2000 la figura de Fernando Redondo tom¨® una dimensi¨®n grand¨ªsima. Era el que marcaba el car¨¢cter del equipo m¨¢s que el modo de jugar. Fue el l¨ªder, en los partidos y en los entrenamientos. Esta vez, son Hierro y Ra¨²l los que marcan el car¨¢cter. Ra¨²l es la clave y luego hay unas cuantas figuras que distinguen al equipo'.
McManaman, jugador fundamental en la final de Par¨ªs, en 2000, recuerda el perfil de aquel campe¨®n: 'El hecho de que Hierro estuviera en el banquillo convirti¨® a Redondo en un l¨ªder. En la final organiz¨® t¨¢cticamente al equipo. Por edad y por participaci¨®n. Porque era m¨¢s antiguo que Roberto Carlos y mayor que Ra¨²l. El Moro, Nico Anelka, Ra¨²l y yo nos movimos de un lado al otro del campo, sin fijarnos en una zona. El Valencia tuvo problemas para marcarnos y nosotros tuvimos una defensa muy s¨®lida. A diez minutos del final ¨ªbamos 3-0. Y nos pas¨¢bamos el bal¨®n gritando ?weiii, weiii! ?Y eso que no ten¨ªamos ni a Figo ni a Zidane, los dos mejores jugadores del mundo...!. En Liga y Copa ¨¦ramos menos consistentes que ahora. Pero en aquella final nos relajamos. Nos lo pasamos en grande. Fue incre¨ªble'.
'Una historia de terror'
La historia de la Quinta del Buitre y la Copa de Europa es, nada m¨¢s y nada menos, que 'una historia de terror'. As¨ª lo ve M¨ªchel, con guasa pero con el trasunto amargo con que se recuerda una mala ¨¦poca. 'Fue el peor momento de mi carrera, sin duda', dice; la semifinal que perdimos con el PSV...'. Y Butrague?o lo repite, como un eco: 'Esa noche, en Eindhoven, viv¨ª el peor momento de mi carrera'. En su apogeo, tras lograr dos Copas de la UEFA, La Quinta disput¨® tres Copas de Europa. En la temporada 85-86 perdi¨® la semifinal contra el Bayern. En la 86-87 cay¨® contra el PSV, tambi¨¦n en semifinales. Y en la temporada 87-88 el Milan de Sacchi irrumpi¨® en Europa para humillar definitivamente a aquella generaci¨®n hist¨®rica con el c¨¦lebre 5-0 de San Siro. 'Llegamos a tres semifinales y no aprovechamos todo nuestro potencial', explica Butrague?o; 'ten¨ªamos un equipo consistente con unas variantes ofensivas casi ilimitadas. Pero en la primera semifinal, contra el Bayern, nos expulsaron a Juanito y terminamos con nueve y dos penaltis en contra. Luego contra el PSV, en el Bernab¨¦u jugamos francamente mal y no fuimos capaces de marcar dos goles m¨¢s. En la vuelta nos ocurri¨® una cosa que s¨®lo nos pas¨® dos veces aquel a?o: no marcamos, pese a tener 12 ocasiones. Van Breukelen par¨® todo. Al a?o siguiente, contra el Milan, hubo que admitir la inferioridad ante un superequipo'. 'Se dieron circunstancias extra?as', concluye Butrague?o; 'tuvimos todo para ganar pero no acertamos. ?Por qu¨¦ no gan¨® Brasil el Mundial 82? Por lo mismo que nosotros no ganamos la Copa de Europa. Por esas razones misteriosas se siguen llenando los estadios. Porque en el f¨²tbol nunca se sabe el desenlace. Ahora nos recuerdan con l¨¢stima. La gente mira La Quinta con m¨¢s pena que actitud cr¨ªtica: Qu¨¦ pena que aquel equipo no ganara la Copa de Europa'.
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