Woody Allen sigue sacando oro puro de la mina de la comedia cl¨¢sica de Hollywood
El c¨¦lebre cineasta neoyorquino fue recibido en La Croisette con un ba?o de multitudes
Woody Allen decidi¨® romper el infranqueable cerco de su aislamiento y acudi¨® ayer a la llamada del mayor escaparate de cine del mundo. La multitudinaria acogida con que le arrop¨® La Croisette pasar¨¢ a la zona imborrable de la memoria de Cannes. Trajo aqu¨ª Allen su ¨²ltima pel¨ªcula, Hollywood ending, una obra fr¨ªa, matem¨¢ticamente calculada y elaborada, en la que sigue sacando a manos llenas, como hizo en La maldici¨®n del escorpi¨®n de jade, oro puro cinematogr¨¢fico de la vieja y casi abandonada mina de la comedia cl¨¢sica de Hollywood.
Se dice de Allen que es el m¨¢s europeo de los cineastas americanos. Es posible que la gran soltura con que Allen se mueve entre las sutilezas y las tremendas dificultades que presenta la recuperaci¨®n hoy de los modelos gen¨¦ricos de la comedia del Hollywood cl¨¢sico proceda en parte de ese europe¨ªsmo de su cine, que ¨¦l siempre ha reivindicado. La raz¨®n hay que buscarla en las aportaciones esenciales de cineastas europeos -sobre todo, Charles Chaplin, Ernst Lubitsch y Billy Wilder- a la forja de los modelos y las tradiciones de esa inmortal serie de comedias que sirve ahora de cantera al cine de Allen. Y ¨¦l mismo lo da a entender cuando dice: 'He intentado hacer un filme a lo Chaplin', lo que es bastante certero como retrato interior de Hollywood ending, filme en el que su entronque con la comedia americana cl¨¢sica no contradice, sino que corrobora el signo europeo de su estilo.
Hollywood ending ha sido, salvo raras excepciones, maltratada por la cr¨ªtica estadounidense; y lo cierto es que la pel¨ªcula da pie a este mal trato, pues carece del buen pulimento formal y del br¨ªo humor¨ªstico de su obra inmediatamente anterior. Pero esto, que explica que el p¨²blico neoyorquino d¨¦ la espalda a Hollywood ending, no justifica que la mirada de un sector de la cr¨ªtica profesional pase por alto los momentos de excepcional agudeza y calidad que hay dentro de un filme muy profundo y a ratos magn¨ªfico, aunque peque de tener dentro un exceso de c¨¢lculo, lo que agarrota su ritmo y enfr¨ªa su humor.
La pel¨ªcula cuenta una singular, magn¨ªfica y malvada historia. Un viejo cineasta neoyorquino, que a?os atr¨¢s hizo obras importantes, pero que ahora sobrevive haciendo chapuceros anuncios y series televisivas, es de pronto contratado por su ex mujer, que se fug¨® a Hollywood con un opulento productor, para hacer una ambiciosa pel¨ªcula. Cuando va a comenzar el rodaje, el director se queda de pronto ciego a causa de un bloqueo mental de tipo hist¨¦rico, pero decide ocultar su ceguera y hacer la pel¨ªcula sin ver. Cuando termina, a todos, comenzando por ¨¦l mismo, que ha recobrado la vista, les parece una pel¨ªcula mal¨ªsima, espantosa. Pero les deja perplejos que obtenga un gran triunfo en Par¨ªs y sea entronizada en Europa como cine nuevo, rompedor y de pura vanguardia.
El propio Allen explica con claridad, aunque probablemente tambi¨¦n sin querer hacerlo, el fallo o la contradicci¨®n de fondo de esta audaz aventura ir¨®nica: 'La ceguera es para m¨ª un recurso c¨®mico, no una met¨¢fora, pero entiendo que la pel¨ªcula se vea en clave metaf¨®rica', dice Allen, y a?ade: 'Siempre he cre¨ªdo que no hace falta tener ojos para hacer pel¨ªculas. Quiero as¨ª decir que toda obra de arte debe brotar del coraz¨®n, no de la inteligencia'. Pero ah¨ª es donde le duele a Hollywood ending, que es un filme muy inteligente y poco cordial.
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