El gran Mike Leigh logra un portentoso encaje de geniales int¨¦rpretes dram¨¢ticos
Michael Moore explora con gracia y audacia el abismo de la violencia cotidiana en EE UU
Ayer concursaron dos pel¨ªculas importantes. Una es la brit¨¢nica All or nothing, en la que Mike Leigh lleva a sus int¨¦rpretes al l¨ªmite de s¨ª mismos y logra un juego, o un encaje, de roces y choques dram¨¢ticos de rango elevad¨ªsimo. Otro gran filme en concurso es Bowling for Columbine, un documental del magn¨ªfico Michael Moore, que derrocha coraje, astucia, gracia y rigor en su indagaci¨®n c¨¢mara en mano en los turbios circuitos de la venta de armas en Estados Unidos. Pero Moore va m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota y se mete en honduras.
Con Naked, en 1993, Mike Leigh salt¨® de sus laboratorios esc¨¦nicos londinenses a las pantallas del mundo y pronto -a la par que su escalada hacia la perfecci¨®n, que va de High hopes, en 1988, a Secretos y mentiras, en 1996- le fueron saliendo aqu¨ª y all¨ª disc¨ªpulos, seguidores o prolongadores de su singular, inteligente y eficac¨ªsimo m¨¦todo de elaboraci¨®n de los guiones que filma conjuntamente con los actores que les van a interpretar. Y desde entonces, paso a paso, este inmenso director de escena se ha convertido en un hombre esencial del cine de este tiempo.
Ahora, con All or nothing, Leigh hace definitivamente irrefutable ese rasgo de esencialidad de sus pel¨ªculas y su manera de construirlas. Esta All of nothing es un drama, o melodrama, noble, duro, doloroso, severo y austero, que conmueve y sobrecoge, pero que finalmente conduce a un alivio de genuina serenidad tr¨¢gica, en el que, tras la percepci¨®n agud¨ªsima del dolor, respiramos -dentro de la irrespirable atm¨®sfera de un terrible pozo de infelicidad- algo que parece, o que es, aire puro, libre.
Se funden plenamente en este filme ejemplar, y esto le da altura de obra maestra, el sue?o y el c¨¢lculo del director de escena y la pasi¨®n y los vuelcos de la inventiva de quienes dan carnalidad a ese sue?o y a ese c¨¢lculo. La docena de actores y actrices creadores, con Mike Leigh, de All or nothing, trenzan un complej¨ªsimo y admirable juego de interrelaciones que obviamente recuerda mucho, pues es una derivaci¨®n suya, al de Secretos y mentiras, pero aqu¨ª en estado m¨¢s suelto y preciso, m¨¢s pulido y refinado, m¨¢s due?o de s¨ª mismo y de sus reglas. Dar¨¢ mucho que hablar este gran salto adelante en la filmograf¨ªa de Leigh, pues tambi¨¦n es un enorme salto en la del genial actor Timothy Spall, que es la sexta vez que filma con su maestro. Y el genial d¨²o, lleno de explosiva verdad, que forman Timothy Spall y la formidable actriz que le da la r¨¦plica directa, Lesley Manville, resume el vigor de este m¨¢s que notable filme brit¨¢nico, que ayer se alz¨® aqu¨ª como la m¨¢s importante de cuantas hasta ahora han concursado.
Situada en el polo opuesto a la ficci¨®n dram¨¢tica de Mike Leigh, compiti¨® tambi¨¦n ayer aqu¨ª Bowling for Columbine, del estadounidense Michael Moore. Es la primera vez que una pel¨ªcula documental concursa en este festival, por lo que la presencia en La Croisette de esta obra llena de empuje y de coraje moral -e incluso f¨ªsico, pues hay mucha gente que se la tiene jurada a su autor, y esta gente se multiplicar¨¢ cuando vea este filme-, de humor y de veracidad, crea un precioso precedente. Se trata de un documento viv¨ªsimo, de extraordinaria riqueza -aunque todav¨ªa sin pulir, pues lleg¨® aqu¨ª a toda prisa, en una copia que a¨²n no es la definitiva-, que arroja humor y luz sobre abismos de la vida cotidiana estadounidense, en la que hay en circulaci¨®n casera, as¨ª como suena, m¨¢s armas de fuego que televisores y algo as¨ª como el doble de fusiles que de votantes.
Lo que Moore cuenta -con la soltura y el desparpajo formal de aquel memorable Roger y yo que rod¨® en 1990 contra el patr¨®n de la General Motors- es completamente atroz y divertido, pues tiene la feroz gracia de un esperpento tr¨¢gico y, sin embargo, totalmente ver¨ªdico. La brutal matanza por dos ex alumnos del centro de 12 estudiantes y un profesor de la High School Columbine, en los alrededores de Denver, Colorado, en 1999, sirve de disparadero a Moore para meterse de lleno en la boca del lobo y destapar algo de lo que se cuece por debajo de la 'oscura pasi¨®n americana por la muerte violenta', que convierte a Estados Unidos en la sociedad que genera m¨¢s crimen de todo el planeta.
La b¨²squeda de Moore es trepidante, y no tiene desperdicio, porque quiere llegar con su c¨¢mara al fondo de lo que busca, que va m¨¢s all¨¢ de ese suceso, que es uno entre muchos m¨¢s. Dice el cineasta: 'Habr¨ªa podido hacer este filme hace 10 a?os porque no es una pel¨ªcula sobre la Columbine, ni siquiera sobre las armas. Lo que la pel¨ªcula busca y quiere reflejar es nuestra cultura del miedo. Intenta explicar c¨®mo el miedo nos conduce a actos de violencia tanto en la vida diaria como en la historia, tanto dentro de nuestro territorio como fuera de ¨¦l'.
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