Jean Rouch considera que la cultura puede acabar con la pobreza en ?frica
El cineasta franc¨¦s, autor de 120 pel¨ªculas, se siente 'm¨¢s africano que europeo'
Ingeniero, explorador, etn¨®grafo, documentalista y cineasta, Jean Rouch (Par¨ªs, 1917), el creador del cin¨¦ma verit¨¦, se siente m¨¢s cerca de ?frica que de Europa. Autor de 120 pel¨ªculas, la mayor¨ªa sobre asuntos africanos, cree que la defensa de la identidad cultural es el mejor ant¨ªdoto para luchar contra la pobreza que asuela ese continente. 'Los negros conservan la imaginaci¨®n que los blancos hemos perdido', asegura.
'No he elegido ser africano; ?frica me ha elegido a m¨ª', dice Rouch, autor de 120 pel¨ªculas, la mayor¨ªa sobre cuestiones africanas, y a¨²n con proyectos en marcha. El cineasta afirma que su ligaz¨®n con ?frica, el continente 'del que aprendi¨® todo lo que sabe', es afectiva e intelectual. Recomienda a los europeos que no piensen en los africanos como pueblos primitivos y se arriesguen a acercarse con coraje a su cultura.
'El descubrimiento de la realidad de ?frica debe hacerse desde la igualdad', explica, 'algo dif¨ªcil para un cineasta porque con una c¨¢mara en la mano siempre eres superior', a?ade con el sentido del humor del que le gusta presumir. 'La ventaja de la gente del cine es que nuestra memoria es infalible: todo est¨¢ grabado desde hace un siglo'.
Rouch participar¨¢ hoy en el Museo de Bellas Artes de Bilbao en una mesa redonda (20.00) tras la proyecci¨®n de su pel¨ªcula Enigma (1988) dentro de un ciclo dedicado a su cine que ha organizado el Instituto Franc¨¦s.
A finales de los a?os 40 Rouch se dio a conocer con cortometrajes de temas etnogr¨¢fico. Con riguroso respeto por la identidad cultural y ¨¦tnica, film¨® historias sobre el ?frica tradicional, pero tambi¨¦n sobre la descolonizaci¨®n o sobre la vida de los inmigrantes africanos en Francia.
Uno de sus alumnos africanos est¨¢ a punto de presentar su tesis escrita en griego cl¨¢sico en una prestigiosa escuela de Par¨ªs. Es el mejor ejemplo que Rouch encuentra para ilustrar su manera de entender la presencia de las culturas for¨¢neas en Europa. 'No es el buen salvaje, sino el buen ciudadano del mundo, una nueva raza que hay que crear. Es un estudiante que llor¨® al saber que leer¨ªa su tesis', cuenta. 'Y con esas l¨¢grimas se pueden borrar siglos de racismo. Es un modelo para sus compa?eros franceses'.
Rouch reclama a la Unesco una mayor atenci¨®n a los problemas de ?frica. Si tuviera que elegir entre la lucha contra la pobreza, contra el sida o contra la p¨¦rdida de la identidad cultural de los pa¨ªses africanos, el cineasta se atreve a optar por la cultura. 'Lo m¨¢s importante es defender tu propia existencia, tu cultura. Soy optimista; es un trabajo arduo, pero sobre esta base y con respeto, se puede luchar contra la pobreza y la enfermedad en ?frica', afirma.
El cineasta franc¨¦s ha convivido en primera l¨ªnea con m¨¢s de medio siglo de cine. Nadaba con Johnny Weismuller, consigui¨® la cesi¨®n de derechos de pel¨ªculas de Marlene Dietrich y Charles Chaplin, y ha presidido la Cinemateca francesa. Rouch es un cineasta a la antigua, defensor de trabajar con la pel¨ªcula de 16 mil¨ªmetros y reticente a aceptar las posibilidades del v¨ªdeo. 'El cine es algo que se toca', repite.
Las producciones europeas son para Rouch 'apasionantes', pero s¨®lo un 'peque?o barco desde el que no se ve la tierra', frente a los potentes transatl¨¢nticos que llegan desde Hollywood. El cine norteamericano, sin embargo, no le interesa y prefiere las pel¨ªculas canadienses o italianas. 'El cine va a ser la verdadera Sociedad de las Naciones', pronostica.
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