A paso ligero

No conozco la obra original de Claude Confort¨¨s, un antiguo colaborador de Peter Brook, y tambi¨¦n ignoro si ha sido montada en alg¨²n otro escenario. Pero hay que decir que este raro musical, dirigido por Toni Cant¨® con la colaboraci¨®n de Gabriel Cham¨¦, que proviene del Cirque du Soleil, resulta confuso en m¨¢s de un momento y repleto de tropezones a lo largo de un desarrollo repetitivo.

La idea inicial tiene cierto atractivo, con esos tres p¨ªcaros corredores de marat¨®n en unos juegos ol¨ªmpicos que se conformar¨ªan con llegar a la meta como buenamente puedan, resuelto en el escenario con la proyecci¨®n en el fondo de un video que muestra el desplazamiento del recorrido a medida que los protagonistas van avanzando. Pero ese buen punto de partida va perdiendo fuerza a medida que se introducen cantables inveros¨ªmiles, historias estrafalarias y bromas de toda clase, lo que, si bien deja claro que el asunto renuncia a todo asomo de realismo, tambi¨¦n anuncia que se desde?a cualquier tipo de rigor, de manera que asistimos a una competici¨®n fingida y algo estrafalaria que no renuncia a sugerir un cierto mensaje fagocitado desde dentro.

Es inevitable que el tr¨ªo protagonista, y el planteamiento mismo del espect¨¢culo, recuerde algunos de los trabajos de El Tricicle, aunque aqu¨ª el humor, cuando lo hay, sea bastante menos blanco que en los merengues catalanes, siguiendo unas claves interpretativas entre el mimo y el clown, de mucho esfuerzo f¨ªsico, donde Toni Cant¨® se muestra seguro y divertido y Rom¨¢n Lukn¨¢r manifiesta una cierta amplitud de registros. Ni parodia ni met¨¢fora sino todo lo contrario, el montaje resulta algo fallido por la indeterminaci¨®n de sus prop¨®sitos.