El abad y la vagina rupestre
Las pinturas de Font de Gaume no fueron descubierta por ni?os, como Altamira o Lascaux, como mandan los c¨¢nones. Las hall¨® para la ciencia, el 12 de septiembre de 1901, Denis Peyrony, aunque en su comunicaci¨®n del descubrimiento al abad Henri Breuil, padre de la prehistoria francesa, advirti¨®: 'He descubierto hoy mismo en una gruta pinturas bell¨ªsimas, pero desgraciadamente un poco estropeadas por los graffitis hechos por los visitantes'.
Breuil estudi¨® la cueva y registr¨® 180 figuras. Hoy hay censadas 230, pero los investigadores est¨¢n seguros de que existen muchas m¨¢s, medio borradas u ocultas por el velo que provocan las excreciones de calcita en las paredes. Breuil no s¨®lo document¨® pinturas: en un divert¨ªculo de la cueva localiz¨® una curiosa formaci¨®n p¨¦trea que los artistas magdalenienses hab¨ªan pintado con color rojo. El abad lo identific¨® como la representaci¨®n rupestre de una vagina. ?C¨®mo pudo estar tan seguro el santo var¨®n? El gu¨ªa de Font de Gaume r¨ªe ante la pregunta, pero luego se contiene, ya sea por respeto al precursor o para no alterar el equilibrio de la cueva.
El asunto no es balad¨ª. Hoy mismo se discute sobre si una pintura auri?aciense de la gruta Chauvet representa a la m¨¢s vieja Venus del mundo (abierta de piernas) o a un 'ser h¨ªbrido con cabeza de bisonte'. La interpretaci¨®n de las pinturas de nuestros ancestros prehist¨®ricos es dif¨ªcil, por no hablar de sus intenciones. Hoy, tras las teor¨ªas del arte por el arte, el totemismo o la magia para favorecer la caza parece primar la interpretaci¨®n chaman¨ªstica: la gruta, con sus pinturas, es un santuario en el que el cham¨¢n realizaba un viaje de conocimiento al otro mundo como mediador de la colectividad.
Babelia
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