Unas municipales sin Batasuna
No existe un calendario concreto para la ilegalizaci¨®n de Batasuna, dado que, formalmente, supondr¨ªa admitir la retroactividad de la futura Ley de Partidos, algo que rechaza expl¨ªcitamente el texto pactado esta semana. Pero en la pr¨¢ctica, todos, populares y socialistas, creen que la intenci¨®n del Gobierno es impedir que se presente a las elecciones municipales de 2003.
Todo depender¨¢, aseguran en la direcci¨®n del PSOE, del informe que elabore Interior, con fecha posterior a la entrada en vigor de la ley, y de su capacidad para dejar establecidos una serie de hechos que puedan convencer al Tribunal Supremo. Y, m¨¢s adelante, que sea capaz tambi¨¦n de convencer al Tribunal Constitucional y al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, donde sin duda acabar¨¢ la nueva Ley.
Hay dudas sobre si la nueva Ley de Partidos permitir¨ªa la existencia en Espa?a de un grupo como el FN de Jean-Marie Le Pen, con un programa xen¨®fobo
Estrategia de Batasuna
El calendario deber¨ªa depender tambi¨¦n, seg¨²n los socialistas, de la actitud que adopte la propia Batasuna. Descartada la posibilidad de que modifique su conducta de apoyo a los actos terroristas de ETA, la duda es si optar¨¢ por un enfrentamiento directo en la calle como protesta por la nueva ley o si decidir¨¢ que pr¨¢cticamente toda la organizaci¨®n se sumerja en la clandestinidad, evitando por el momento nuevas apariciones y declaraciones p¨²blicas.
Los dirigentes de Batasuna siempre han reconocido que las campa?as electorales municipales han sido uno de sus principales objetivos pol¨ªticos y que la presencia en los ayuntamientos del Pa¨ªs Vasco es desde hace a?os elemento b¨¢sico de su estrategia. Ver cerrado ese camino les obligar¨¢ necesariamente a adoptar nuevas decisiones.
La gesti¨®n de la nueva Ley de Partidos se convierte ahora tambi¨¦n en un nuevo elemento de la vida pol¨ªtica. Los socialistas creen que habr¨¢ que 'administrar la ley consensuadamente', mientras que los populares estiman que tendr¨¢ 'su propio desarrollo, como todas las leyes'. Es posible, pues, que el cierre del texto de la ley no implique el cierre del debate sobre c¨®mo aplicarla en el futuro.
La propia Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) piensa que no ser¨ªa razonable solicitar su apoyo para la nueva ley y que el Gobierno de Aznar y la oposici¨®n socialista dejaran luego a los nacionalistas catalanes completamente fuera del dise?o de la pol¨ªtica antiterrorista, como ha sucedido en otras ocasiones.
'El pacto antiterrorista fue suscrito entre el PP y el PSOE, pero ya entonces dijimos que las medidas concretas a que diera origen deber¨ªan contar con el m¨¢ximo apoyo posible de otras fuerzas pol¨ªticas', asegura uno de los representantes socialistas en las negociaciones de la ley. Desde su punto de vista, la nueva Ley de Partidos debe restablecer la conexi¨®n con los otros grupos democr¨¢ticos.
La satisfacci¨®n que muestra el equipo negociador socialista por los resultados obtenidos y especialmente por la mejora de la estructura democr¨¢tica de la ley, es general en todo el partido, aunque con matices. Un sector considera que, al margen de la oportunidad de la ley, el PSOE ha dado el mensaje de ser un firme defensor de medidas antiterroristas y de comportarse con el Gobierno como querr¨ªa que se comportara cualquier oposici¨®n en el pasado y en el futuro. Pero otro sector advierte que este acuerdo no debe ocultar las diferencias entre los dos partidos ni el hecho de que el encontronazo final con el PP ser¨¢ inevitable, al margen de esta ley, porque los populares tienen un rechazo tan enorme del nacionalismo que se niegan a mantener relaciones de normalidad pol¨ªtica. 'Me preocupa que terminemos como los del r¨ªo Kwai, construyendo estupendamente leyes y puentes que nos perjudiquen', critica un veterano diputado.
Xenofobia y racismo
Al margen de la discusi¨®n pol¨ªtica interna, la posible intervenci¨®n del Tribunal de Estrasburgo, si llega a producirse, ser¨¢ seguida con inter¨¦s en otros pa¨ªses europeos, porque la ley espa?ola no s¨®lo permitir¨¢ la ilegalizaci¨®n de organizaciones y partidos pol¨ªticos que apoyen el terrorismo, sino tambi¨¦n la de aquellos que tengan propuestas o pr¨¢cticas xen¨®fobas o racistas.
Con el borrador espa?ol en la mano, existen dudas sobre si se permitir¨ªa la existencia de un partido como el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen. Ser¨ªa probablemente en los tribunales donde se tendr¨ªa que decidir si se considera xenofobia negar a los trabajadores extranjeros, aunque est¨¦n regularizados, igualdad de condiciones en las prestaciones de sanidad o educaci¨®n p¨²blica, como propuso el ¨²ltimo programa electoral del FN franc¨¦s.
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