Hacia la huelga
Parece confirmado que habr¨¢ huelga general el 20 de junio. Omitir¨¦ se?alar, por falta de informaci¨®n, si ha habido inflexibilidad en el Gobierno, o inflexibilidad en los sindicatos, o inflexibilidades rec¨ªprocas y mutuamente estimulantes. S¨ª me gustar¨ªa, sin embargo, criticar el uso que se ha hecho de dos conceptos clave: el de fraude y el de derechos. Vayamos por partes.
Uno de los puntos conflictivos del borrador del Gobierno se refiere al subsidio de desempleo. En teor¨ªa, el Inem informa al desempleado sobre sus oportunidades laborales, y ¨¦ste pierde el subsidio si rechaza la primera oferta. En la pr¨¢ctica, el Inem no informa o informa poco, y el desempleado interpreta el subsidio como una renta provisional. Queda ello corroborado por la estad¨ªstica. Un porcentaje notable de los desempleados se coloca al comienzo del periodo cubierto por el subsidio. Otro porcentaje, importante tambi¨¦n, cuando el subsidio est¨¢ a punto de expirar. Entre medias, las colocaciones son escasas. Es sabido que, a lo largo del tramo intermedio, muchos trabajadores se emplean en el mercado negro, y complementan sus ingresos con el subsidio. ?Fraude? Formalmente, s¨ª. En el fondo, no. Si, como suele ser el caso, se encuentra usted en la zona de las rentas bajas, y tiene que sostener a una familia, lo normal es que haga balance y opte por la alternativa menos gravosa, que es evitar la tributaci¨®n a Hacienda a que estar¨ªa obligado si le dieran de alta y seguir aportando dinero a casa por una v¨ªa lateral. Yo le llamar¨ªa a esto, antes que fraude, paro inducido. Inducido, se entiende, desde la propia ley.
La situaci¨®n, con todo, no es buena. Puesto que se distorsiona el mercado laboral y se frena la creaci¨®n de empleo regular. La idea del Gobierno es dar una de cal y otra de arena. Retirar de verdad el subsidio al que no quiere trabajar, y graduar al tiempo la sanci¨®n. Si se dice 'no' a la primera oferta, se reduce el subsidio. Si se dice 'no' dos veces, se reduce m¨¢s. Si se insiste en el 'no', se suspende. Es evidente que la medida exige, para que sea operativa, una mejora sustancial en el funcionamiento del Inem.
La reforma del PER se presta a reflexiones de otro tipo. El PER, cuya implantaci¨®n es andaluza y extreme?a, fue creado, en su versi¨®n actual, en 1984, en circunstancias socialmente dif¨ªciles. La agricultura estaba arrasada, y en peligro la subsistencia de mucha gente. Ahora la situaci¨®n es por completo distinta. Tras el ingreso en Europa, la agricultura de la zona se ha hecho mucho m¨¢s rentable. El PER opera, en realidad, como un impuesto negativo... imperfecto. Carece -punto n¨²mero uno- de transparencia: los alcaldes acreditan peonadas inexistentes, lo que coloca en sus manos un poder arbitrario. Dos, se presta a la creaci¨®n de clientelismos. Ya que, inevitablemente, el beneficiario del PER tiende a identificar el subsidio con los colores del partido al que pertenece el alcalde que acredita las peonadas. De lo que est¨¢ ocurriendo, nos da un indicio el dato siguiente: el n¨²mero de inmigrantes que trabajan en la agricultura del sur -doscientos mil y pico-, coincide con el de los receptores del PER. Lo que se pretende es sustituir el PER por un seguro agrario de ¨¢mbito nacional que indicie el subsidio al trabajo realizado. Se contemplan tambi¨¦n medidas para facilitar el trabajo supervisor de los inspectores.
Vayamos al otro concepto esencial: los derechos. El derecho a la vida, a la propiedad, a la educaci¨®n, a la asistencia sanitaria son, s¨ª, derechos individuales -y no todos del mismo rango-. Pero carece de sentido esgrimir las expectativas generadas por tal o cual pol¨ªtica laboral, como derechos individuales. Por la misma regla de tres, ser¨ªa un derecho individual el no tributar a Hacienda por encima de determinado tipo impositivo -el m¨¢ximo fijado, pongamos, por el titular de Hacienda del Gobierno anterior-. Cabe siempre el argumento de que la comparaci¨®n es perversa, porque el contribuyente, por definici¨®n, es culpable y, en consecuencia, penable. Algo de eso se ha venido oyendo ¨²ltimamente. No se me antoja... un buen argumento.
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