M¨¢s eco a la esperanza
No andamos las calles de Bilbao, no se fundieron el s¨¢bado decenas de miles de anhelos por construir un futuro diferente, no se levant¨® el sobrecogedor irrintzi de paz desde las escalinatas del Ayuntamiento. Buceo en balde por los peri¨®dicos digitales de Madrid en busca de la referencia a la multitudinaria marcha por la paz que organiz¨® Elkarri, ning¨²n eco tampoco en las televisiones del Estado, ninguna referencia a ese silencioso clamor por el acuerdo plural y el di¨¢logo que atron¨® las avenidas de la capital vizca¨ªna. El pasado s¨¢bado el Pa¨ªs Vasco volv¨ªa a emitir s¨®lo en negro, s¨®lo proporcionaba la noticia del intento de quema de las oficinas de Correos por un par de j¨®venes de 19 a?os en Berango.
La piroman¨ªa de unos chiquillos, sin mejor plan de fin de semana, cobraba el relieve que no se concede a decenas de miles de corazones y voluntades caminando tras un elevado prop¨®sito. La violencia y el fuego ocupaban unos titulares que hubiera iluminado una esperanza andante y creciente. As¨ª se colorea nuestro pa¨ªs, as¨ª se escribe a veces la historia. El sincero, firme, generoso trabajo de Elkarri por promover reconciliaci¨®n, por levantar puentes, acercar sensibilidades, por integrar tradiciones pol¨ªticas, as¨ª como la marcha de Bilbao en respaldo a la Conferencia de paz, bien merecen un digno espacio en los medios de comunicaci¨®n.
Ya han estallado muchos c¨®cteles en las fachadas de nuestras ciudades. El pasado ya ha resonado suficiente, es el ma?ana el que urge de eco. Vale la pena reportar un nuevo futuro en ciernes. La paz necesita de c¨¢maras y focos que la monitoreen y alienten. La paz se construye y fortalece tambi¨¦n cuando peri¨®dicos y televisiones se apuestan en sus senderos, en sus alamedas, cuando reportan su ilusionado e ilusionante caminar. A fe que Bilbao vibr¨® en esperanza la soleada tarde del s¨¢bado.
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