Las virtudes de la consulta
Va de debate sobre el asunto de la pregunta, de la famosa consulta. Imanol Zubero escribe que no se puede preguntar a quien no tiene elementos de juicio para construir su decisi¨®n, sobre todo en un asunto tan gordo como qui¨¦nes somos y qu¨¦ queremos los vascos. Son argumentos en contra. El personal construye y elige en la medida que tiene que decidir, cuando alguien le pide que tome posici¨®n. Ser¨ªa la convocatoria de una consulta la que llevar¨ªa a los ciudadanos a enjuiciar qu¨¦ es lo que implica una u otra contestaci¨®n a la misma. El proceso ya se est¨¢ dando. La pregunta no est¨¢ precisada, pero muchos ya est¨¢n tomando posiciones respecto a la misma, porque dan por supuesto que ¨¦sta va hacer referencia a que -m¨¢s o menos- afirmemos ser (o no ser) una comunidad nacional con capacidad para decidir nuestro futuro pol¨ªtico, para negociar en pie de igualdad y compartir con otros determinadas competencias pol¨ªticas. Hasta el PP est¨¢ ya prefigurando respuestas a la consulta, aunque me temo que su reflexiones de nada les van a servir. Argumentan en contra de una consulta sobre la independencia, cuando lo ¨²nico que resulta evidente es que la consulta no va ser sobre la independencia
Plantea Koldo Unceta diversos escenarios, caso de que se gane o pierda la consulta, e Imanol Zubero muestra desasosiego cuando se afirma que la consulta solo se har¨¢ cuando pueda ganarse. Creo que no es posible ni deseable plantarse un escenario de p¨¦rdida. No s¨®lo por razones de t¨¢ctica pol¨ªtica, sino sobre todo porque la consulta debe estar dirigida a lograr una contestaci¨®n positiva que expanda y asiente la cohesi¨®n social, y no a obtener mas confrontaci¨®n. En consecuencia, todos o casi todos los consultados deber¨ªan poder incorporarse a una contestaci¨®n positiva. Para ello y, como apuntaba en un art¨ªculo anterior, deber¨ªa definirse como uno de los rasgos m¨¢s relevantes de esa comunidad nacional vasca la aceptaci¨®n en su seno de otras identidades nacionales, a?adiendo que tales identidades tendr¨ªan una expresi¨®n p¨²blica en el car¨¢cter pactista de la exigencia de autogobierno; es decir, que constituye un rasgo objetivo del autogobierno el compartir competencias pol¨ªticas mediante pacto posterior.
Luego est¨¢ lo de que la consulta es ilegal. Los que usan de este argumento deber¨ªan a?adir que lo utilizan s¨®lo para impedir que se lleve a cabo una acci¨®n pol¨ªtica antidemocr¨¢tica o contraria al bien p¨²blico. La ilegalidad no excusa de tener que demostrar la existencia de estos males. Si no fuese as¨ª, si creyesen que preguntar es democr¨¢tico y creyesen que es bueno para el desarrollo de la comunidad el que ¨¦sta decida sobre c¨®mo y por qui¨¦n quiere ser gobernada, deber¨ªan de poner la ley al servicio de tales bondades. El ajuste legal es muy sencillo. El Rey autoriza que el Gobierno vasco formule una consulta. Y punto
Ahora viene lo de ?todo esto para qu¨¦ sirve? Es decir, mas all¨¢ de los placeres de la democracia y del protagonismo de la comunidad (y de los ciudadanos), la consulta ?sirve para algo ¨²til? Pues sirve para despejar incertidumbres; para saber qu¨¦ pensamos sobre nosotros mismos. M¨¢s en concreto, si, al margen de nuestras diferencias, compartimos un nosotros que consideramos merece un respeto, un respeto pol¨ªtico. Se dice que eso ya se sabe a trav¨¦s de las elecciones. Solo en parte. Para una visi¨®n de conjunto, una consulta ayuda cantidad a comprender, a situar el problema. Y ayuda a situarnos con certezas -con firmezas- frente a un eventual futuro acuerdo de autogobierno. Y tambi¨¦n sirve, como vimos, para lograr cohesi¨®n frente al enfrentamiento
Acabo con lo de la oportunidad. De momento, y con la ilegalizaci¨®n de Batasuna como horizonte pol¨ªtico, se supone que no es oportuna. Ahora lo oportuno es dejar que el conflicto se extienda, se asiente a¨²n mas. Malos tiempos, pues, para consultar. Lo raro es que, por lo que parece, siempre son los mismo los que construyen las oportunidades; mejor dicho, las inoportunidades. Casualidad.
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