Tiempo de...
Algo que la escuela historiogr¨¢fica de los Annales aport¨® al estudio de las sociedades del pasado -al conocimiento de las sociedades en general- es una nueva comprensi¨®n de lo que es el tiempo. Seg¨²n esto, no debe medirse la marcha de las cosas como una ¨²nica historia que se moviera al un¨ªsono. Los ritmos de la vida son variados. Mientras los acontecimientos pol¨ªticos se suceden con rapidez, las culturas, las maneras de la econom¨ªa o las costumbres cambian muy lentamente. Era la conocida tesis de Fernand Braudel. Incluso hay un tiempo casi estacionario, dec¨ªa, el del espacio geogr¨¢fico, el Mediterr¨¢neo que ¨¦l estudi¨®, con sus rutas de navegaci¨®n, su cultura de la vid y el olivo, etc¨¦tera. Hoy, con nuestro nivel de desarrollo y su agresividad hacia el medio ambiente, ya no s¨¦ si opinar¨ªa lo mismo.
Tambi¨¦n se abandonaba la idea de un movimiento unidireccional de la historia: del 'pasado' hacia el 'futuro' (siempre algo m¨¢s perfecto). Esa idea tan propia de la modernidad que fue la del progreso permanente.
Lo que nunca dijeron -no llegaron a desvariar- es que pudiera detenerse el tiempo. Es decir, que no existiera el tiempo. Que ¨¦se es un factor a despreciar mientras las sociedades se dedican a hacer esto o lo de m¨¢s all¨¢, como parecen creer las autoridades del paisito. Y no s¨®lo ellas. Tambi¨¦n debe creerlo buena parte de nuestra clase pol¨ªtica en la oposici¨®n. Y la propia ETA, con su perversa e inmovilista actividad de asesinato y extorsi¨®n, como si el tiempo no pasara por ellos.
Veamos. El lehendakari Ibarretxe, como si las cosas apenas hubieran cambiado en los ¨²ltimos a?os, como si el pa¨ªs viviera en aquella fase constitutiva -y un punto ingenua, inevitablemente ingenua- de finales de los setenta, cree poder encandilar a la sociedad con 'una consulta sobre su futuro'. Lo dice mientras conmemora su victoria del 13-M. Ning¨²n an¨¢lisis serio sobre los porqu¨¦s de aquella victoria (menor, debe se?alarse, pero victoria). Y apremia al resto a hablar de ello. Como si hoy no existieran instituciones que defender y desde las que actuar, como si no hubiera programas pr¨¢cticos de acci¨®n social, como si Europa estuviera aguard¨¢ndonos a que 'decidamos nuestro futuro', y 'ya os recogeremos por el camino'. Decidir el futuro es algo que deberemos hacer con much¨ªsima gente (el tiempo no pasa en vano). Todo el colectivo llamado a constituirse (Europa) y cada ciudadano tomado uno a uno. (Cierto que no estaban mal las ideas federalizantes de los jeffersonianos de EE UU, los anarquistas o los republicanos espa?oles del XIX.)
Pero tambi¨¦n la oposici¨®n parece creer que no merece ir rectificando con el tiempo (y lo que ¨¦ste ense?a). Parece empe?ada, ante las municipales que ya empiezan a barruntarse, en plantear las cosas ante el nacionalismo como en 2001: trabajemos por la libertad. Cierto que la libertad municipal es la primera a defender. Cierto que contra Franco la pedimos a?o tras a?o. Pero aquella era una dictadura di¨¢fana. ?sta es compleja y perversa. Las estrategias est¨¢n hechas para eso, para ser cambiadas. S¨ª. S¨ª puede pensarse en una buena gesti¨®n a pesar de las muertes (?o acaso no se intenta eso en ?lava?), s¨ª en una pol¨ªtica de derechas e izquierdas a pesar de las muertes. Se puede y se debe hacer. De hecho, Ibarretxe gan¨® hace un a?o haciendo una campa?a populista y vendiendo gesti¨®n (aparte, votos prestados).
Creo que hay un enfangamiento real (y muy preocupante) del mundo pol¨ªtico en el paisito. Un agarrotamiento como nunca antes lo hubo. (Se ha hablado de la 'espiral pol¨ªtica', siempre igual a s¨ª misma, o de la 'pol¨ªtica virtual', sin contacto con la realidad.) ??bamos a echar de menos a Ardanza? En efecto, hace tiempo que lo hacemos. Y a Garaikoetxea, y a Guevara y al mismo Arzalluz en sus buenos tiempos.
No todo puede echarse en el debe del emponzo?amiento violento. Somos gente con capacidad de decisi¨®n. Y, si hay inteligencia, es tiempo de coger el carro de la historia y empezar a hablar ya de autopistas, inform¨¢tica, comunicaciones y Constituci¨®n europea. El tiempo es plural. Pero existir, existe.
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