Juan Pablo II exculpa definitivamente a Bulgaria por el atentado de 1981
La multitud de Sof¨ªa devuelve al Papa parte de la vitalidad perdida
El Papa no ha culpado nunca a Bulgaria por el atentado de mayo de 1981, que marc¨® para siempre su vida. A su llegada ayer a Sof¨ªa, donde permanecer¨¢ hasta el pr¨®ximo domingo, Juan Pablo II disip¨® cualquier duda sobre la importancia que concede a la llamada pista b¨²lgara, la conexi¨®n criminal que supuestamente ayud¨® al pistolero turco Al¨ªi Agca a perpetrar el atentado contra ¨¦l en el Vaticano.
'En ninguna circunstancia he dejado de amar al pueblo b¨²lgaro', dec¨ªa el discurso de saludo de Karol Wojtyla, que, nuevamente, hubo de ser le¨ªdo por otra persona, ante las dificultades del Pont¨ªfice. Aun as¨ª, Juan Pablo II apareci¨® notablemente recuperado ayer tarde a su llegada a Sof¨ªa, segunda etapa en el viaje apost¨®lico iniciado el mi¨¦rcoles en Bak¨² (Azerbaiy¨¢n).
La sombra de la pista b¨²lgara -los tres supuestos agentes de esta nacionalidad procesados en Italia por presunta participaci¨®n en la acci¨®n criminal de Agca- planea todav¨ªa sobre Bulgaria, que espera poder liberarse definitivamente de esta sospecha con la visita del Papa. Todor Ayvazov, de 58 a?os, uno de los tres acusados, liberados despu¨¦s por los jueces por falta de pruebas, declaraba ayer al diario italiano Il Corriere della Sera que la acusaci¨®n fue una mera 'calumnia' contra ¨¦l. Sea como fuere, el Papa parece dar el caso por cerrado, aunque, contrariamente a la pr¨¢ctica habitual, no har¨¢ su viaje de regreso a Roma en un avi¨®n de la compa?¨ªa b¨²lgara. Nadie ha dado una explicaci¨®n oficial a este hecho, aunque extraoficialmente se ha hablado de dificultades t¨¦cnicas de los aparatos b¨²lgaros. El pa¨ªs acogi¨® ayer con entusiasmo al Papa, que volvi¨® a hacer una entrada triunfal en la capital a bordo del papam¨®vil.
En Bulgaria apenas hay 80.000 cat¨®licos. La poblaci¨®n -unos ocho millones de personas- es mayoritariamente ortodoxa, pero la jerarqu¨ªa local comparte el entusiasmo de las autoridades pol¨ªticas por esta visita del Pont¨ªfice. El presidente, Giorgi Parvanov, de 45 a?os, antiguo miembro del Partido Comunista, comparte el poder con un peculiar primer ministro, el ex rey Sime¨®n, de 64 a?os, al que encontrar¨¢ ma?ana el Papa en el monasterio de Rila.
La de ayer fue, de nuevo, una jornada larga y agotadora para Juan Pablo II. Por la ma?ana, antes de abandonar Bak¨² -a la que lleg¨® el mi¨¦rcoles, aparentemente para compensar el viaje de septiembre pasado a la vecina y enemiga Armenia-, presidi¨® una misa, se entrevist¨® con los l¨ªderes religiosos del pa¨ªs y se embarc¨® de nuevo en un avi¨®n camino de Bulgaria, donde permanecer¨¢ cuatro d¨ªas. Toda una haza?a que parec¨ªa imposible de realizar a la vista del estado que presentaba el Pont¨ªfice en la misa de la ma?ana. Los organizadores tuvieron que colocar una larga pasarela para que Karol Wojtyla accediera al altar, colocado a tres escalones del suelo, y su respiraci¨®n pareci¨® afanosa cuando comenz¨® a leer la homil¨ªa, que tampoco puedo completar.
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