El Papa reclama una Europa unida que reconozca sus ra¨ªces cristianas
Juan Pablo II cumpli¨® su agenda a pesar de su d¨¦bil condici¨®n f¨ªsica
Juan Pablo II proclam¨® ayer en Sof¨ªa la necesidad de que una Europa unida recoja en sus fundamentos constitucionales el origen cristiano de su cultura. 'En la b¨²squeda de la propia identidad, el continente est¨¢ obligado a volver a sus ra¨ªces cristianas', dijo el Pont¨ªfice, en un discurso que tuvo que leer otra persona, ante el patriarca de la Iglesia ortodoxa b¨²lgara, Maxim.
El patriarca acogi¨® el llamamiento a la unidad de Karol Wojtyla se?alando que la 'verdad' la custodia la Iglesia ortodoxa, a la que deber¨ªa unirse el obispo de Roma. El Pont¨ªfice volvi¨® a aparecer en condiciones f¨ªsicas muy precarias, pese a lo cual cumpli¨® a rajatabla con el programa.
Juan Pablo II parece resignado a no poder caminar ni, pr¨¢cticamente, a leer sus discursos, pero no a recortar su agenda. Ayer cumpli¨® con los santos patrones de Bulgaria, Cirilo y Metodio, que en el siglo IX introdujeron el cristianismo en el pa¨ªs y crearon el alfabeto eslavo o cir¨ªlico, participando en un homenaje al aire libre sin bajarse del papam¨®vil. Antes, hab¨ªa cumplimentado al presidente Giorgi Parvanov y tuvo fuerzas despu¨¦s para visitar al patriarca Maxim, recibir a la comunidad jud¨ªa y cerrar la jornada con un en¨¦rgico discurso a favor de una Europa cristiana.
Karol Wojtyla comenz¨® a leer el texto, pero, nuevamente, a los pocos minutos se rindi¨® a la evidencia de que su garganta se bloquea y la saliva le impide pronunciar las palabras. Fue un sacerdote local el encargado de seguir adelante. 'La experiencia hist¨®rica demuestra que el anuncio de la fe cristiana no ha perjudicado, sino que ha servido para integrar y exaltar los valores humanos y culturales t¨ªpicos del genio de los pa¨ªses evangelizados', dijo. Una fe cristiana que, en palabras del Pont¨ªfice, 'ha ayudado a superar los antagonismos y a crear un patrimonio espiritual y cultural com¨²n' entre los pa¨ªses evangelizados. 'Quien quiera trabajar realmente en la construcci¨®n de una aut¨¦ntica unidad europea no puede prescindir de estos datos hist¨®ricos', subray¨®.
El Papa pidi¨® ayuda en esta tarea a la Iglesia ortodoxa b¨²lgara, que, sin embargo, no se ha mostrado demasiado receptiva. Durante la visita de Wojtyla al patriarca Maxim qued¨® clara la distancia, a primera vista insalvable, que separa a las dos grandes ramas del cristianismo. A los 'hermanos ortodoxos' Karol Wojtyla les inst¨® una vez m¨¢s a la unidad. 'Cristo fund¨® una sola Iglesia, mientras hoy nos presentamos separados ante el mundo', dec¨ªa el discurso del Pont¨ªfice, le¨ªdo por una int¨¦rprete.
El patriarca Maxim, que a los 87 a?os parece en buena forma, contraatac¨® recordando que el cisma del siglo XI fue obra de 'Occidente' y manifest¨® su esperanza en que un d¨ªa 'se llegue al conocimiento de la verdad conservada y predicada por la Iglesia ortodoxa'. Dicho en otras palabras, la unidad s¨®lo puede producirse si se regresa al redil ortodoxo. Uno de los miembros del S¨ªnodo b¨²lgaro declar¨® a los periodistas, 'para nosotros, el Papa de Roma es un hereje', y su visita a Bulgaria tiene un car¨¢cter exclusivamente pol¨ªtico, porque 'el patriarca no le ha invitado'. La intransigencia ortodoxa parece fuera de lugar en un pa¨ªs donde, de los dos millones de ni?os escolarizados, s¨®lo 18.000 han optado por la ense?anza religiosa.
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