Dopaje en el Giro
El vencedor del Giro 98 (Pantani) fue descalificado en el de 1999, y el vencedor del Giro 2000 (Garzelli) lo ha sido en el de 2002. El ganador del Giro de 2001 (Simoni), vencedor de la etapa de ayer, ha dado positivo por coca¨ªna en una prueba anterior. Para cuando se conozcan los resultados del contraan¨¢lisis que ha pedido -alegando que la coca¨ªna se la dio el dentista-, tal vez ya haya ganado este Giro, en cuya clasificaci¨®n general ocupa la tercera plaza. El galimat¨ªas expresa de manera grotesca el drama que est¨¢ acabando con uno de los deportes m¨¢s populares.
El dopaje es uno de los grandes males del deporte, y el ciclismo es la disciplina que con m¨¢s fuerza ha luchado contra ¨¦l. Precisamente por eso, por la multiplicaci¨®n de controles de todo tipo y forma (de sangre, de orina, por sorpresa, en competici¨®n, preventivos) y por las investigaciones judiciales iniciadas en Francia, Italia y B¨¦lgica, la sociedad dispone de una radiograf¨ªa de la realidad del dopaje en el ciclismo m¨¢s clara que en cualquier otro deporte. La evidencia demuestra que los esfuerzos por eliminarlo han fracasado. Antes de llegar a la conclusi¨®n de que habr¨ªa que suspender las grandes carreras por etapas, se impone un gran acuerdo entre todas las partes interesadas: si es imposible resistir sin ayuda farmacol¨®gica 250 kil¨®metros en bicicleta a 40 por hora, que las etapas sean m¨¢s cortas. Es falso que la afici¨®n reclame gestas inhumanas. Lo que quiere es emoci¨®n: competici¨®n en igualdad de condiciones, no marcas siderales.
Si no hay igualdad de condiciones -excepto las derivadas de una mayor o menor preparaci¨®n-, desaparece lo admirable de la victoria, y con ello, las posibilidades de supervivencia del ciclismo: ?qui¨¦n va a patrocinar un equipo cuyos componentes pueden ser detenidos por la polic¨ªa en el hotel, de madrugada, bajo acusaciones infamantes?
Por otra parte, llama la atenci¨®n que deportistas que en otros pa¨ªses -Espa?a incluida- nunca han dado positivo s¨ª lo den en Italia. Con independencia de si el problema es de exceso de celo transalpino o de falta de celo del resto, urge la unificaci¨®n de leyes y reglamentos, empezando por una definici¨®n com¨²n de lo que es dopaje. Resulta absurdo combatir la utilizaci¨®n de m¨¦todos clandestinos de aumento del rendimiento f¨ªsico en nombre del principio de igualdad de reglas para todos si al mismo tiempo las autoridades aplican pautas diferentes en cada pa¨ªs.
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