Por el mar corren las liebres
Resulta que en Alemania van a meter a los animales en la Constituci¨®n. Para protegerlos. Es como si los metieran en el arca de No¨¦, aunque con una costilla modificada. Porque los alemanes s¨®lo podr¨¢n proteger a los animales si modifican la Constituci¨®n. Ya veo a unos quej¨¢ndose de que en este corralito nuestro ni siquiera se ha conseguido modificar el C¨®digo Penal para castigar a los ahorcadores de galgos, propietarios de perros de pelea y dem¨¢s maltratadores de lo animal; pero tambi¨¦n veo a otros quej¨¢ndose de que en algunos pa¨ªses se pueda cambiar la Constituci¨®n por los animales mientras aqu¨ª no se contempla modificarla por cosas m¨¢s graves como los pueblos. Y lo cierto es que todo parece ser lo mismo ?o no ha dicho el lehendakari que desde Madrid 'se nos est¨¢ contestando con aut¨¦nticas coces'? Claro que Arzalluz tambi¨¦n dijo en su d¨ªa aquello de que los espa?oles podr¨ªan ser tratados aqu¨ª como alemanes en Mallorca, con lo que ya no se sabe si van a ser los mallorquines los que entren a patadas en la Constituci¨®n alemana o los perros pastores vascos los que abandonen la Constituci¨®n mallorquina.
Y mientras eso ocurre, nuestro lehendakari sigue celebrando el primer aniversario de la victoria del 13 M, que lleva camino de ocupar en los anales el lugar de la de Amaiur. Cierto, hay que apuntarle en el haber la resoluci¨®n sobre la seguridad de los concejales y un trato hacia las v¨ªctimas que se sale por fin del pesebre de Ternera, pero sigue abarrotando el debe con las mismas cantinelas. Por no decir falacias. La primera, y m¨¢s reciente, consiste en abominar de la Ley de Partidos porque trata de ilegalizar ideas. Y lo mejor del caso es que sabe que no es as¨ª. Si ha sido necesaria una ley no es porque hubiera ideas, sino conductas que se suputaba delictivas pero que no se pod¨ªan sancionar por falta de la herramienta adecuada. Una cosa es que se diga que la ley haya de cumplir con la Constituci¨®n y que deba ser fruto del consenso m¨¢s amplio, y otra que no se quiera ver que los supuestos de ilegalizaci¨®n no son otros que los que recoge su articulado y que penaliza no las ideas sino determinadas conductas. Por no mencionar que el lehendakari y los suyos contemplan la Ley de Partidos como una cat¨¢strofe inevitable. ?Acaso Batasuna no podr¨¢ hacer algo para no caer en alguno de los delitos que la ley contempla? Es como decir que resulta inevitable infringir la prohibici¨®n del 120 porque se va en un coche que puede correr a 250.
La segunda falacia no resulta menos lamentable ya que parte de la distorsi¨®n m¨¢s completa de la realidad. Cuando el lehendakari dice que va a convocar una consulta porque la mayor¨ªa de los vascos lo est¨¢ pidiendo, o bien cree que vascos son todos los que votan al nacionalismo -y m¨¢s concretamente al suyo- o bien toma sus deseos por realidades. Pero si de verdad est¨¢ convencido, sin que se sepa en base a qu¨¦ datos, de que hay una mayor¨ªa que quiere una consulta cuyo contenido la inmensa mayor¨ªa desconoce pero que consistir¨ªa s¨®lo en consultar, ?para qu¨¦ convocarla si cree saber que hay una demanda general de consulta? Mucho es de temer que s¨®lo quiera hacerlo para levantar acta oficial de que empieza algo parecido a una Euskal Herria soberana. Como lo demuestra que ampare el asunto de la consulta en otro axioma m¨¢s general e igualmente tonto, el de que los vascos creen que el futuro se decidir¨¢ por lo que los vascos quieran. Tampoco hace falta ser vasco para saber que el futuro se decidir¨¢ en base a lo que uno quiera. Pero la gente prudente, aunque sea vasca, suele adoptar cautelas: el futuro se decide en base a lo que uno quiere, pero s¨®lo en parte.
Ahora bien, si los vascos van a ser lo que quieran, ?por qu¨¦ nuestro lehendakari (o suyo) no admite que ya est¨¢n siendo desde las urnas lo que quieren ser y que aqu¨ª la cautela viene determinada por lo que votan los dem¨¢s? Claro que, con seguir insistiendo en la necesidad de la consulta y apelar a la tercera coletilla de la legislatura -el di¨¢logo- se arregla todo. Lo malo es que el lehendakari siempre cree que no son dialogantes los dem¨¢s cuando ¨¦l ni siquiera est¨¢ dispuesto a escuchar a quienes le desmontan las falacias, digo los mantras. O los pandas, dicho sea con todo el respeto a la Constituci¨®n alemana.
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