Sangre que nunca mana
Bien podr¨ªa decirse de esta novela que es un s¨®lido drama costumbrista del que extraer una serie televisiva no menos contundente y costumbrista. Estamos ante una historia generacional situada en una ciudad en decadencia de la regi¨®n de Maine, una zona no especialmente glamourosa, pero s¨ª apropiada para cruzar unas cuantas vidas m¨¢s bien provincianas cuya existencia transcurre siempre en un territorio acotado por la mediocridad. Ese territorio, sin embargo, es caldo de cultivo para la creaci¨®n de personajes a los que la falta de suerte, de coraje o de ambas cosas, mantiene reducidos a sus l¨ªmites y cuyas vidas no son clamorosas o emprendedoras, pero s¨ª entra?ables; donde no hay lugar a la maldad -salvo en los poderosos, los que aqu¨ª llamar¨ªamos caciques-, sino en todo caso a la mezquindad y donde la resignaci¨®n puede acabar convirti¨¦ndose en un sustitutivo de la virtud.
EMPIRE FALLS
Richard Russo Traducci¨®n de Luis Murillo Fort Emec¨¦. Barcelona, 2002 592 p¨¢ginas. 21 euros
La historia se cuenta en dos tiempos en torno a un personaje central, Miles Roby. Una secci¨®n -la m¨¢s corta, en cursiva- cuenta la cronolog¨ªa del desenvolvimiento de Miles desde la infancia hasta el momento actual; la otra va relatando, desde un presente ayudado por flashbacks, la an¨¦cdota central: el divorcio de Miles, la relaci¨®n con su hija, su ex esposa, su ex suegra y otras gentes, en especial la anciana se?ora Whiting -pen¨²ltimo ejemplar de una familia due?a de medio Empire Falls- y parientes y amigos.
Richard Russo es un h¨¢bil constructor de historias, un muy buen recreador de ambientes y un escritor con excelente ojo para dibujar personajes que parecen tomados de la vida misma. En esta novela vuelca su preferencia y su atenci¨®n en un tipo cuidadoso y reflexivo, escondido en una rutina m¨¢s o menos propicia, pero que cuando tiene que enfrentarse a asuntos que requieren un s¨ª o un no, tiende a blandear y plegarse a los deseos de quien plantea, directa o indirectamente, esos problemas. Para hacernos una idea acerca de su car¨¢cter y sus reacciones ante situaciones conflictivas, les remito a estas l¨ªneas, que siguen al momento en que, por una casualidad provocada precisamente por su propia rutina, descubre a su mujer -con la que no lleva una vida precisamente fascinante- durmiendo en la cama con su amante: 'Miles debi¨® volver en s¨ª cuando ella encendi¨® la l¨¢mpara de la mesita, porque la luz le hizo recuperar r¨¢pidamente la camisa como si hubiera sido un ladr¨®n. Aunque cualquier otro habr¨ªa sacado partido de su error y los habr¨ªa degollado instintivamente, Janine se dio cuenta por su expresi¨®n de que si Miles hubiera tenido un cuchillo, lo ¨²nico que habr¨ªa cortado habr¨ªa sido su propia garganta'.
Pero Miles Roby es un personaje conmovedor, enredado en una vida tan anodina como miles de vidas en lugares que no est¨¢n bajo los focos sino en semisombra, lleno de problemas no por peque?os menos humanos, lleno de defectos protegidos por una idea casi emocionante de la virtud; un personaje solitario, melanc¨®lico y necesitado de amores que no se atreve a pedir francamente. Es decir: un personaje que, bien construido -y ¨¦ste lo est¨¢, vaya que si lo est¨¢- se coge del brazo del lector, lo acompa?a hasta el final de la novela y lo deja contento y conmovido de haber participado en un drama cotidiano en este mundo de locos. Y ¨¦se es, justamente, el mayor problema a la hora de valorar esta novela: quien haya le¨ªdo novela o relato norteamericano de nuestro tiempo reconocer¨¢ a todos y cada uno de los personajes a medida que vayan apareciendo. Son personajes -con ligeras variantes, nunca trascendentes- ya vistos.
Con esto no pretendo minusvalorar la obra o desanimar al potencial lector. No. La novela est¨¢ bien escrita, muy bien armada, los personajes est¨¢n bien vistos y redondeados y el autor los enfoca de forma variada y atractiva. Lo que le falta a Empire Falls es la determinaci¨®n que convierte una secuencia de vidas cotidianas en un relato que hunde el cuchillo hasta la empu?adura en el coraz¨®n de las cosas. ?sta es una historia de superficie hecha con un oficio que ya quisi¨¦ramos que poseyeran aqu¨ª numerosos contadores de la vida cotidiana, de los que escriben esas novelas que son 'como la vida misma', pero una historia que no va m¨¢s all¨¢ de lo que deja a la vista, una historia muy bien provista de emocionalidad y carente de verdadera hondura.
![Richard Russo, durante su visita a Madrid este a?o.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NGNRF4G57UYTZ755PCQQ5JKL5U.jpg?auth=8e73e7fa4d18a4174d41840af67325ca9661fa19a03af4482625134419efa17b&width=414)
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