La guerra civil bajo la monta?a
Se abre al p¨²blico el refugio antia¨¦reo de la calle Nou de la Rambla de Barcelona
Ayer fue un d¨ªa para el recuerdo en la calle Nou de la Rambla, en el barrio del Poble Sec de Barcelona. Muchos vecinos rememoraron un pedazo de su infancia, y lo hicieron bajo tierra. Se abr¨ªa por primera vez al p¨²blico el refugio antia¨¦reo n¨²mero 307.
Salvador Moros, que ten¨ªa seis a?os cuando comenz¨® la guerra, evocaba las horas que pas¨® en el refugio, aunque la puerta por la que ¨¦l y su familia entraban, Nou de la Rambla arriba, ya ha desaparecido. 'Hubo semanas que ven¨ªamos cada d¨ªa, casi siempre con poca ropa, porque bombardeaban de madrugada y ten¨ªamos que salir de casa corriendo, con lo puesto', aseguraba Salvador Moros.
El 307 fue localizado en 1995 por el Centro de Arqueolog¨ªa de Barcelona y, como la inmensa mayor¨ªa de los 1.300 refugios que se llegaron a construir en Barcelona durante la guerra civil, fue fruto de la iniciativa popular, aunque lo supervisaron las Juntas de Defensa Pasiva de la Generalitat y el Ayuntamiento.
Explican los historiadores que Barcelona fue la primera ciudad del mundo donde se ensayaron medidas de protecci¨®n civil para hacer frente a los ataques a¨¦reos. Los 194 bombardeos con los que la aviaci¨®n italiana y la Legi¨®n C¨®ndor, alemana, mortificaron a los barceloneses desde el mes de febrero de 1937 hasta el fin de la guerra son una muestra definitiva de hasta qu¨¦ punto los refugios se convirtieron para los ciudadanos en su segunda casa. La ciudad subterr¨¢nea ten¨ªa capacidad para acoger a 800.000 personas.
'Hab¨ªa familias tan atemorizada que pasaban los d¨ªas en el refugio, e incluso algunos se llevaban los colchones', recuerda Salvador Moros. 'Sin embargo, para los ni?os era un juego y pas¨¢bamos las horas correteando por los t¨²neles', a?ade.
El plano del refugio de la calle Nou de la Rambla data de 1973 y muestra tres puertas de entrada y salida de las que parten 400 metros de t¨²neles de b¨®veda forrados de ladrillo de 1,6 metros de ancho y 2 de alto unidos entre s¨ª. Sin embargo, s¨®lo se llegaron a excavar 200 metros y un enlace entre dos de sus zonas. Como otros tantos, el 307 dispon¨ªa de bancos a ambos lados de los t¨²neles, ba?os, fuentes, enfermer¨ªa, un almac¨¦n con herramientas por si hab¨ªa que arreglar desprendimientos, suministro el¨¦ctrico independiente de la red general y una zona para los ni?os.
Todos estos datos los recoge el libro El refugi 307. La Guerra Civil i el Poble Sec, de los historiadores Joan Villarroya, Judit Pujad¨® y Valerie Povles, que fue presentado ayer durante el acto de inauguraci¨®n del refugio -en el que participaron el alcalde, Joan Clos, el concejal Pere Alcober y la escritora Maruja Torres- y ha sido editado por el Ayuntamiento de Barcelona. Los autores tambi¨¦n cuentan que el 307 ten¨ªa fama de ser seguro porque est¨¢ excavado en la monta?a de Montju?c, circunstancia que, a su vez, lo hac¨ªa en muy h¨²medo.
El entramado de galer¨ªas del refugio est¨¢ perfectamente dise?ado para evitar los efectos de los bombardeos. Por ejemplo, los t¨²neles de acceso se construyeron en zigzag, para minimizar la onda expansiva de las explosiones, y los cambios de direcci¨®n de las galer¨ªas son redondos para facilitar la evacuaci¨®n de literas en caso de accidentes.
Los vecinos del Poble Sec que ayer acudieron de nuevo al refugio recuerdan con asombrosa precisi¨®n todos los detalles de la vida bajo la monta?a. Insisten una y otra vez en que, pese a la seguridad de los t¨²neles, el barrio fue una de las zonas m¨¢s castigadas de la ciudad. 'Est¨¢bamos rodeados de objetivos militares: el puerto, el castillo de Montju?c y la central el¨¦ctrica del Paralelo', explica Salvador Moros. Otro vecino se muestra m¨¢s tajante: '?ramos el blanco perfecto de la aviaci¨®n fascista'.
El libro sobre el refugio acaba con una curiosa an¨¦cdota. Durante la posguerra, sin el asedio de las bombas pero con el l¨¢tigo del hambre, un vecino emprendedor tuvo la idea de cultivar champi?ones en los t¨²neles del 307. 'Se hizo muy rico', cuentan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.