La batalla nuclear
Jos¨¦ Mar¨ªa Bernaldo de Quir¨®s, director de la central nuclear de Almaraz (C¨¢ceres), esgrime el dato como el cardenal Cisneros mostraba sus ca?ones: '?sta es la instalaci¨®n que m¨¢s energ¨ªa el¨¦ctrica ha producido en la historia de Espa?a, m¨¢s del 8% del total que se genera en el pa¨ªs, y eso no lo dice nadie'. Lo que s¨ª dice M¨¢ximo Garc¨ªa, vecino de Talayuela, a siete kil¨®metros en l¨ªnea recta de este gigante -que alberga dos reactores at¨®micos Westinghouse de agua a presi¨®n, de casi 1.000 megavatios cada uno, y suministra electricidad a Extremadura, Andaluc¨ªa, Madrid y las dos Castillas-, es que Almaraz le ha roto la vida y que el c¨¢ncer de huesos que padece su hijo de 20 a?os es consecuencia directa del veneno radiactivo que arroja el complejo.
Los nueve reactores de las siete centrales espa?olas, con 7.815 megavatios de potencia instalada, produjeron en el a?o 2001 el 27% de la energ¨ªa el¨¦ctrica consumida en el pa¨ªs
Rodolfo Mart¨ªn Villa: 'El debate ha cambiado mucho y ahora se puede defender la energ¨ªa nuclear sin ser un facha derech¨®n'
Cristina Narbona: 'La presidenta del CSN parece una abanderada de la energ¨ªa nuclear cuando su preocupaci¨®n deber¨ªa ser la seguridad de las centrales'
Director de Almaraz: 'La central experimenta una puesta al d¨ªa permanente, como si no gastase vida ¨²til, y ha incorporado 3.600 modificaciones de dise?o'
Cuando se dice que la nuclear es una energ¨ªa barata no se contabilizan los costos de desmantelar las centrales y de procesar y almacenar los residuos
Contrastes como ¨¦ste irrumpen al acercarse a la pol¨¦mica sobre el futuro de la industria nuclear, que, con sus nueve reactores en siete centrales (Zorita de los Canes, Santa Mar¨ªa de Garo?a, Trillo, Cofrentes, Asc¨®, Vandell¨®s y la misma Almaraz), gener¨® en 2001, con sus 7.815 megavatios de potencia instalada, 63.715 millones de kilovatios hora, el 27% de la electricidad consumida en Espa?a.
El debate sobre el futuro de la energ¨ªa nuclear deber¨ªa haber dormido hasta 2005, pero la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Mar¨ªa Jos¨¦ Estevan Bolea; la comisaria europea Loyola de Palacio y el ex presidente de Endesa Rodolfo Mart¨ªn Villa hicieron sonar el despertador antes de tiempo.
Estevan Bolea se descolg¨® en agosto de 2001 con unas declaraciones a EL PA?S que causaron conmoci¨®n, por venir de la responsable de un organismo estatal independiente del Gobierno, responsable ante el Congreso y creado para velar por la seguridad at¨®mica: 'No creo que esta d¨¦cada se vayan a construir nuevas centrales. ?Qu¨¦ pasar¨¢ en la pr¨®xima? Que seguramente tendremos que construir nuevas'.
El 29 de abril, Loyola de Palacio, comisaria de Energ¨ªa y Transportes de la Uni¨®n Europea, lanzaba una de las andanadas que la han catalogado como miembro prominente del lobby nuclear: 'Habr¨¢ que optar: o cumplimos con el Protocolo de Kioto y mantenemos la producci¨®n nuclear, o renunciamos a Kioto'.
Rodolfo Mart¨ªn Villa ech¨® m¨¢s le?a al fuego, y afirm¨® al despedirse el 9 de mayo al frente de Endesa: 'Habr¨¢ nuevas centrales en Espa?a. Loyola de Palacio expone las cosas con claridad en un debate que ha cambiado mucho y en el que ahora se puede defender la energ¨ªa nuclear sin ser un facha derech¨®n'. ?l estuvo en su papel, el de patr¨®n de una compa?¨ªa con fuerte negocio nuclear: 100% de Asc¨® I, 85% de Asc¨® II, 36% de Almaraz (I y II), 50% de Garo?a (la segunda m¨¢s antigua, tras Zorita) y el 72% de Vandell¨®s II.
Nada m¨¢s l¨®gico que las grandes el¨¦ctricas formen parte del lobby, aunque cada vez son m¨¢s numerosas las voces desde el otro lado del frente de batalla convencidas de que el verdadero objetivo de Endesa, Uni¨®n Fenosa (due?a de Zorita y con participaci¨®n en Trillo y Almaraz) o Iberdrola (propietaria de Cofrentes y copropietaria de Garo?a, Trillo, Asc¨® II y Vandell¨®s II) no es allanar el camino a nuevas centrales (demasiado caras y de dudosa rentabilidad), sino lograr la extensi¨®n de la vida ¨²til de las ya existentes: desde los 40 a?os, que casi se dan ya por descontados, hasta los 50 o 60.
'O cambia el marco actual', asegura Carlos Bravo, coordinador de la campa?a antinuclear de Greenpeace, 'o las el¨¦ctricas no van a invertir en nuevas centrales, teniendo como tienen opciones m¨¢s baratas, como las plantas de gas. Pero existen otros poderosos integrantes del lobby, como los fabricantes de reactores y bienes de equipo, las grandes empresas de ingenier¨ªa y las consultoras que s¨ª que presionan a tope para defender su l¨ªnea de negocio nuclear'. Y no ya s¨®lo en Espa?a, sino en casi todo el mundo occidental, donde, a?ade Bravo, 'la energ¨ªa nuclear est¨¢ en declive'. Incluida Francia, con el 76% de su consumo el¨¦ctrico de origen at¨®mico, pero sin plantas en construcci¨®n o proyecto. S¨®lo Jap¨®n, Corea, Finlandia y EE UU (desde la llegada de George Bush a la Casa Blanca) rompen la tendencia.
Un audaz asalto
Seg¨²n el portavoz de Greenpeace, que el 25 de abril puso en rid¨ªculo la seguridad de Zorita con un audaz asalto, el grupo de presi¨®n nuclear, en su labor de zapa, se viste de verde (defendiendo las plantas at¨®micas como fuente de energ¨ªa limpia frente a las de gas o carb¨®n, generadoras de CO2) e intenta que se siga la estela de Estados Unidos, donde hay 104 de las 438 centrales de todo el mundo. Bush, se?ala, impulsa el programa nuclear limitando la responsabilidad civil de las empresas en caso de accidente y reduciendo al m¨ªnimo los permisos para levantar nuevas centrales.
Cristina Narbona, secretaria de Medio Ambiente y Ordenaci¨®n del Territorio del PSOE, critica con dureza la actitud de Loyola de Palacio ('que ni siquiera es responsable en la Comisi¨®n Europea de los temas nucleares') y de Mar¨ªa Teresa Estevan Bolea, presidenta del CSN, 'que parece una abanderada de la energ¨ªa nuclear cuando su preocupaci¨®n m¨¢xima deber¨ªa ser la seguridad de las centrales, que no est¨¢ a la altura necesaria. Su comportamiento es sesgado y en contradicci¨®n con las restricciones del propio Consejo'.
Su temor es que 'haya una fuerte inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo para ampliar la duraci¨®n de materiales y equipos de las mismas y, por tanto, de la vida ¨²til de las centrales. No hay una estrategia razonable a medio y largo plazo y, si el PP vuelve a ganar las elecciones, habr¨¢ una reorientaci¨®n clara a favor de lo nuclear. Eso se ve ya por lo que se hace y, sobre todo, por lo que no se hace, por la falta de impulso al desarrollo de nuevas energ¨ªas, como las renovables'.
Ya en 1999, el entonces l¨ªder del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia, prometi¨® que, si llegaba al poder, cerrar¨ªa inmediatamente las centrales m¨¢s viejas y problem¨¢ticas (Zorita y Garo?a) y pondr¨ªa en marcha un plan para la clausura escalonada del resto antes de 2015. Algo parecido a lo que se ha decidido en Alemania y B¨¦lgica. Entre tanto,Garo?a (en la provincia de Burgos) ha visto prolongado 10 a?os su funcionamiento.
En cuanto a Zorita (Guadalajara), que ecologistas y partidos de oposici¨®n consideran una bomba de relojer¨ªa, y que funciona con un permiso de tres a?os, es m¨¢s que probable que consiga en septiembre una extensi¨®n de otros seis, hasta completar, en 2008, los 40 de vida ¨²til. El pasado martes, Izquierda Unida y el PSOE volvieron a exigir en el Congreso la clausura inmediata, seguida de la de Garo?a y, tras ella, del resto de centrales. El Gobierno del PP replic¨® que el cierre de las plantas no es de su competencia, sino del CSN. La posici¨®n oficial es aplazar el debate nuclear hasta 2005 y mantener (no aumentar) de aqu¨ª a 2011 la capacidad de generaci¨®n nuclear, sin definirse sobre la posibilidad de construir nuevas centrales.
Mar¨ªa Teresa Estevan Bolea, diana de innumerables cr¨ªticas, rehus¨® exponer su punto de vista a EL PA?S, incluso contestando por escrito a un cuestionario, y se remiti¨® a lo manifestado en su comparecencia del pasado lunes ante la Comisi¨®n de Econom¨ªa, Comercio y Turismo del Senado. En ese foro afirm¨® que 'la seguridad de las centrales est¨¢ plenamente garantizada' y que 'de no ser as¨ª, no funcionar¨ªan, porque no lo permitir¨ªan ni el Consejo de Seguridad Nuclear ni las empresas ni el Gobierno, que es el verdadero ¨®rgano regulador del sector'. Estevan Bolea extendi¨® esa garant¨ªa a todas las plantas at¨®micas de la UE, aunque no a las de los pa¨ªses candidatos a sumarse al club europeo.
La presidenta del CSN record¨® que no existe una moratoria nuclear en Espa?a (aunque todav¨ªa paguemos en el recibo de la luz el coste de la paralizaci¨®n de Lem¨®niz, Valdecaballeros y Trillo II) y que 'si una empresa desea construir una central tendr¨¢ que seguir los tr¨¢mites pertinentes'. No defendi¨® esa opci¨®n abiertamente. Eso s¨ª, se mostr¨® convencida de que 'durante la actual d¨¦cada seguir¨¢n operando las que tenemos'. Para hacer frente al desmedido aumento del consumo el¨¦ctrico (5,8% el a?o pasado, 35% desde 1996), apost¨® por el ahorro, el aumento de la eficiencia y el recurso a las energ¨ªas renovables, pero no sin dejar muy claro que 'la energ¨ªa nuclear tiene muchas ventajas'. Las enumer¨®: 'Seguridad del suministro, una muy importante capacitaci¨®n tecnol¨®gica humana, costes muy competitivos y el hecho de que no emite CO2 ni part¨ªculas ni otros contaminantes'.
Jos¨¦ Mar¨ªa Bernaldo de Quir¨®s, director de la central de Almaraz (C¨¢ceres), cuyos dos grupos se abrieron en 1981 y 1983, y que en 2000 recibi¨® una pr¨®rroga de la autorizaci¨®n de funcionamiento hasta 2010, se muestra convencido de que, desde el punto de vista t¨¦cnico, la extensi¨®n de la vida ¨²til de la planta, incluso hasta los 60 a?os, 'ser¨ªa lo m¨¢s l¨®gico y razonable'. Sus argumentos son que la central 'se halla en una puesta al d¨ªa permanente, como si no gastase vida ¨²til. Se han incorporado 3.600 modificaciones de dise?o y se han cambiado los generadores de vapor y las cabezas de las vasijas de los reactores'.
Visitar Almaraz no fue tarea f¨¢cil. Tras los atentados del 11 de septiembre, las medidas de seguridad son m¨¢s visibles. La Guardia Civil vigila la entrada, la protecci¨®n interior se ha reforzado y el acceso a las zonas m¨¢s sensibles est¨¢ prohibido, al igual que fotografiar vallas y alambradas de espino.
Seg¨²n el director, la protecci¨®n frente a accidentes es total, y una cat¨¢strofe como la de la central ucrania de Chern¨®bil en 1986 o como la de Harrisburg (EE UU) en 1979 es no ya impensable, sino imposible. 'La planta est¨¢ dise?ada', afirma, 'seg¨²n el criterio de fallo seguro. Ante cualquier anomal¨ªa, los reactores se paran autom¨¢ticamente en 2,7 segundos. El dise?o permite prevenir terremotos, incendios, tornados o cualquier otro fen¨®meno natural. Tiene sistemas redundantes de protecci¨®n'. ?Incluso frente al impacto de un avi¨®n? 'Todav¨ªa no nos han instalado bater¨ªas de misiles', ironiza, pero recuerda que las vasijas de los reactores van encastradas en enormes dados de hormig¨®n y el edificio que los encierra tiene un espesor de 1,4 metros, con ocho capas de barras met¨¢licas de refuerzo.
El director de Almaraz no se deja fotografiar. 'Aqu¨ª ha habido gente amenazada por terroristas', se justifica. M¨¢ximo Garc¨ªa, el hombre que culpa a la central del c¨¢ncer que sufre su hijo, se declara tambi¨¦n amenazado de muerte y objeto de toda clase de presiones para que abandone su batalla para lograr el cierre de la central. Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Maz¨®n, presidente de la Asociaci¨®n de Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex), est¨¢ en la misma lucha y recuerda el m¨¢s grave accidente que ha sufrido Almaraz: la fuga, en julio de 1988, de agua radiactiva por rotura de un generador de vapor. 'Se cay¨® entonces en la cuenta', se?ala, 'de que se deber¨ªa haber efectuado un estudio epidemiol¨®gico para comparar luego la incidencia de enfermedades asociadas a la radiaci¨®n. En poblaciones como Jara¨ªz de la Vera, por efecto probablemente de los vientos dominantes, el n¨²mero de casos de c¨¢ncer es superior a la media de la regi¨®n, pero es muy dif¨ªcil que un juez establezca la relaci¨®n causa/efecto con la central'.
Cristina Narbona y Carlos Bravo hacen notar que cuando se habla de que la nuclear es una energ¨ªa barata no se cita el coste de procesar y guardar residuos y el de desmantelar centrales. En ambos casos, la encargada de este imprescindible trabajo sucio es la Empresa Nacional de Residuos (Enresa), que emana del Parlamento y se financia con la tarifa el¨¦ctrica.
Campo de pruebas
La central de Vandell¨®s I (Tarragona), cerrada en 1989, tras un aparatoso incendio en la sala de turbinas, es campo de pruebas para el futuro desmantelamiento del parque nuclear. Seg¨²n Jos¨¦ Ram¨®n Armada, director del emplazamiento, Enresa dirige la operaci¨®n, pero son 35 empresas diferentes, todas ellas punteras en sus ¨¢reas, las que efect¨²an los trabajos.
La operaci¨®n se desarrolla en tres fases: la primera corri¨® a cargo de la empresa hispano-francesa Hifrensa, propietaria de la central, y tuvo como clave la retirada del combustible del reactor y su transporte al centro de almacenamiento y reprocesamiento de La Hague (Francia). All¨ª se separan el plutonio y el uranio no quemado. El resto, los desechos, volver¨¢n a Espa?a, no antes del 2010, y su destino ser¨¢ el cementerio de El Cabril (C¨®rdoba). Mientras, Enresa paga unos 60 millones de euros anuales a la planta francesa.
Una vez que Enresa se hizo cargo de Vandell¨®s I comenz¨®, en 1999, la fase 2 del desmantelamiento, con un presupuesto de 90 millones de euros y que culminar¨¢ el a?o pr¨®ximo. Para entonces se habr¨¢n reciclado 16.500 toneladas de chatarras convencionales y 277.000 de hormig¨®n, y se habr¨¢n enviado a El Cabril, en transportes especiales, 2.000 toneladas de residuos de alta y baja actividad.
En unos meses, la mayor parte de la central estar¨¢ libre para uso industrial. S¨®lo quedar¨¢ el caj¨®n del reactor (con ¨¦ste en su interior, sin combustible), con muros de hormig¨®n de 3,5 metros de espesor en sus paredes laterales y 6,5 metros en el techo, y con nueva cubierta met¨¢lica, mucho menor que la antigua. Ah¨ª dentro s¨®lo hay ya radiactividad de baja y media intensidad. Ah¨ª dormir¨¢ 25 a?os, hasta que su nivel sea aceptable. Entonces se terminar¨¢ de desmantelar la central. El coste calculado ser¨¢ de otros 210 millones de euros, 300 millones en total, salidos del bolsillo del contribuyente. Todo un s¨ªmbolo del precio oculto de la energ¨ªa nuclear.
Los residuos radiactivos, el tal¨®n de Aquiles
POR AHORA, los residuos de alta actividad procedentes del combustible gastado por los reactores at¨®micos, que guardan durante decenas de miles de a?os su amenazante potencial, se almacenan en piscinas ubicadas en las centrales. Con dos excepciones: los de Vandell¨®s I, trasladados a Francia, y los que a partir de este a?o ya no cabr¨¢n en la piscina de Trillo y se almacenar¨¢n en un dep¨®sito en superficie hasta que se encuentre una soluci¨®n definitiva al problema que constituye el punto flaco de la energ¨ªa nuclear: qu¨¦ hacer con la peligrosa basura que genera. Carlos Bravo, de Greenpeace, y Cristina Narbona, del PSOE, coinciden en que cuanto menos se mueva, mejor, por el peligro que supone su transporte. Por eso defienden que cada central trate, encierre y custodie su propia basura, muy especialmente la de alta actividad. Y en superficie. La industria nuclear apuesta por un almac¨¦n temporal centralizado (ATC) como paso previo a un almac¨¦n geol¨®gico profundo (AGP), similar a lo que EE UU planea en Nevada. Los ecologistas y la izquierda se oponen porque no se f¨ªan de que, por muchas capas de hormig¨®n en que se encierren, los residuos resistan a terremotos, filtraciones y otras amenazas imposibles de calibrar en un horizonte temporal tan prolongado. La decisi¨®n se ha aplazado hasta 2010 para dar margen a que avancen tecnolog¨ªas como la de la transmutaci¨®n que podr¨ªan ayudar a separar los elementos m¨¢s peligrosos de los residuos y reducir el volumen de ¨¦stos. Para entonces, Enresa presentar¨¢ un informe de costes, rendimiento y viabilidad. Es seguro que se suscitar¨¢ un agrio debate. A Enresa le toca bailar con la m¨¢s fea. Jorge Lang-Lenton, director de comunicaci¨®n, todav¨ªa no ha asimilado que haya gente que hable de su empresa como si fabricase residuos, olvidando que su labor es justo la contraria: tratar los que generan otros (centrales at¨®micas, hospitales, centros de investigaci¨®n, etc¨¦tera) para que supongan un riesgo m¨ªnimo o nulo. Un trabajo de basureros que alguien tiene que hacer. En Espa?a se producen anualmente unos 250 metros c¨²bicos de residuos de alta actividad y combustible gastado y 1.000 de baja y mediana actividad. Suponiendo una vida ¨²til de las siete centrales de 40 a?os, los primeros equivaldr¨ªan al volumen de una piscina ol¨ªmpica de 50 metros, y los segundos, a un estadio de f¨²tbol. Este estadio ya existe. Se halla en una finca de la cordobesa sierra Albarrana llamada El Cabril. A su director, Andr¨¦s Guerra, no le gusta el sambenito de 'cementerio nuclear'. Prefiere el nombre oficial de centro de almacenamiento de residuos nucleares de baja y mediana intensidad. Los de actividad un mill¨®n de veces inferior al combustible gastado, los que se desactivan al cabo de 'tan s¨®lo 300 a?os'. Al ritmo actual, El Cabril tiene capacidad hasta 2020. Hasta all¨ª llegan, en camiones especiales, cargamentos de bidones de 220 litros rellenos de hormig¨®n con los subproductos de la industria nuclear, a los que se somete a un triple proceso: acondicionamiento, aislamiento y vigilancia. Aparentemente, los controles son exhaustivos; las posibilidades de errores, m¨ªnimas, y el control posterior, minucioso. Los barriles se introducen en contenedores de hormig¨®n (una media de 21 en cada uno) de dos por dos metros, en los que se inyecta cemento. Los dados resultantes se almacenan en celdas (320 en cada una) con paredes de hormig¨®n de medio metro de espesor y que se impermeabilizan. Hay 28 celdas, 12 de las cuales ya est¨¢n llenas. Luego la planta se cubrir¨¢ con una capa de dos metros de materiales drenantes e impermeabilizantes. Ser¨¢ dif¨ªcil distinguirlo del espl¨¦ndido paisaje circundante. Pero la basura seguir¨¢ ah¨ª, activa durante 300 a?os. Seg¨²n Jos¨¦ Larios, que fund¨® Ecologistas en Acci¨®n, Aedenat en C¨®rdoba y dirigente hist¨®rico de la lucha contra El Cabril, el almac¨¦n no es tan seguro como se dice: 'Una vez se cay¨® un bid¨®n, otra se vertieron varios metros c¨²bicos de agua sobre residuos, otra hubo un disparo incontrolado de alerta por fuego'. Seg¨²n ¨¦l, 'el cementerio es ilegal; el transporte, peligroso; la incineradora produce contaminaci¨®n radiactiva y qu¨ªmica, y existe un fuerte riesgo de que se ampl¨ªe para almacenar m¨¢s de un mill¨®n de bidones'.
La apuesta por las renovables
SI EL VIENTO no parase de soplar, si el sol brillase cada vez m¨¢s, si la lluvia fuese cada a?o tan copiosa como en 2000, si hubiese tantos ¨¢rboles como cuando un mono pod¨ªa saltar de rama en rama de los Pirineos a Gibraltar, las energ¨ªas renovables supondr¨ªan una alternativa a la generaci¨®n cl¨¢sica capaz de acabar a medio plazo con las centrales nucleares. Esta utop¨ªa es posible, seg¨²n ecologistas y partidos de izquierda, para los que las energ¨ªas e¨®lica, solar (t¨¦rmica y fotovoltaica), hidr¨¢ulica (sobre todo en su versi¨®n mini, de menor impacto ambiental) y biomasa (material org¨¢nico capaz de ser quemado, como la madera) son ya, junto a la exigencia de ahorro y de mayor eficiencia energ¨¦tica, la ¨²nica esperanza de un modelo respetuoso con el entorno y con un crecimiento arm¨®nico. Las renovables suponen el 6% de la demanda espa?ola de energ¨ªa primaria, que incluye todas las fuentes posible de calor, electricidad y movimiento. En este todo, la biomasa es reina indiscutible, con cerca de un 3%. En cuanto a la electricidad, un tercio del total, las renovables (excluidas las grandes hidr¨¢ulicas) suponen un 4% de la energ¨ªa vertida a la red, con un claro dominio de la e¨®lica (que ya tiene m¨¢s de 3.000 megavatios de potencia instalada), que en regiones como Galicia, Navarra y Castilla-La Mancha ha conseguido, o va camino de hacerlo, superar al resto de fuentes y que deje de ser irreal el horizonte de la autosuficiencia. La Asociaci¨®n de Productores de Energ¨ªas Renovables (APPA) ha salido al paso de las declaraciones de Loyola de Palacio, seg¨²n la cual los costes de estas fuentes son superiores a las de las convencionales. Antes al contrario, se?ala, 'lo caro es seguir subvencionando las infraestructuras gas¨ªsticas y petrol¨ªferas, el carb¨®n, el tratamiendo de residuos nucleares y la seguridad de las centrales'. El objetivo es que de aqu¨ª al 2010, el 12% de la energ¨ªa primaria proceda de las renovables. Ser¨¢ dif¨ªcil lograrlo. La e¨®lica (donde han entrado las grandes empresas el¨¦ctricas) tal vez cumpla con su cuota, pero el camino se muestra lleno de espinas para, por ejemplo, la energ¨ªa solar fotovoltaica, capaz de conectarse a la red el¨¦ctrica y cuya implantaci¨®n es a¨²n poco m¨¢s que anecd¨®tica. 'Resulta no ya curioso, sino dram¨¢tico, que Alemania tenga instalados 220 megavatios de potencia [por esta energ¨ªa], y Espa?a, con mucho m¨¢s sol, s¨®lo 16', se?ala Juan Fern¨¢ndez, presidente de la Asociaci¨®n de la Industria Fotovoltaica. Un panorama que achaca a la ineficacia del sistema de promoci¨®n y a las 'piedrecitas en el camino' que ponen las empresas el¨¦ctricas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- CSN
- Contaminaci¨®n radiactiva
- Loyola de Palacio
- Residuos nucleares
- Instalaciones energ¨¦ticas
- Residuos
- Uni¨®n Europea
- Producci¨®n energ¨ªa
- Contaminaci¨®n
- Organizaciones internacionales
- Pol¨ªtica energ¨¦tica
- Relaciones exteriores
- Problemas ambientales
- Fuentes energ¨ªa
- Medio ambiente
- Saneamiento
- Salud p¨²blica
- Pol¨ªtica sanitaria
- Equipamiento urbano
- Urbanismo
- Sanidad
- Salud
- Radiactividad
- Energ¨ªa nuclear
- Energ¨ªa