Cat¨¢strofe en la educaci¨®n
A finales del siglo XVIII, Alemania, atrasada en lo econ¨®mico y fragmentada en mil entidades pol¨ªticas, empieza a competir en las ciencias con los centros culturales de Europa, Inglaterra y Francia. A comienzos del siglo XX el conocimiento del alem¨¢n se ha hecho imprescindible, tanto en las ciencias naturales, como en la filosof¨ªa, la teolog¨ªa, las filolog¨ªas. La universidad alemana acoge a la juventud estudiosa de todo el mundo y por doquier se admira el gimnasio, piedra angular de la ense?anza secundaria, que hizo posible que la universitaria alcanzase niveles tan altos.
La primera gran guerra interrumpe la ascensi¨®n de Alemania al rango de potencia mundial, aunque los efectos m¨¢s perniciosos se perciban con el acceso de Hitler al poder. Cierto que el rearme acelerado signific¨® una revitalizaci¨®n de la econom¨ªa, pasando en poco tiempo de un desempleo masivo al pleno empleo; pol¨ªtica b¨¦lica que a mediado plazo llevaba en su entra?a la destrucci¨®n total. De inmediato, la barbarie nazi supuso un golpe definitivo -no han vuelto a reponerse- a los saberes cient¨ªficos y filos¨®ficos que sustentaba el humanismo alem¨¢n. La ciencia se ha trasladado al otro lado del Atl¨¢ntico, pero ya sin este soporte.
La reconstrucci¨®n de la Alemania occidental -'el milagro alem¨¢n'- se logra al alt¨ªsimo precio, no s¨®lo de asumir la divisi¨®n en dos Estados, sino lo que tal vez fuere m¨¢s grave, corriendo un tupido velo sobre el pasado nazi. Universidades y gimnasios abren sus puertas a los pocos meses de la derrota como si nada hubiera ocurrido. Sin que se produzca el menor cambio en las instituciones, suavemente se deslizan hacia la mediocridad. La rebeli¨®n estudiantil de finales de los sesenta obliga a emprender algunas reformas democratizadoras que tampoco han servido para sacarlas del marasmo.
S¨ªntoma claro de la crisis es que, desaparecidos los estudiantes que ven¨ªan de pa¨ªses europeos o de Estados Unidos, escasean cada vez m¨¢s los de otros continentes. Ya en los a?os sesenta, el fil¨®sofo y pedagogo, Georg Picht, advert¨ªa en vano de la 'cat¨¢strofe en la educaci¨®n' que detectaba en el horizonte. Las cosas han ido empeorando seg¨²n se han ido acumulando las reformas de la universidad y de la ense?anza media, pese a que, al ser ambas competencia de los l?nder, cupo una amplia experimentaci¨®n en varias direcciones. La unificaci¨®n, reducida a la mera anexi¨®n de la Alemania Oriental, no ha impulsado un nuevo empezar en la ense?anza, como tampoco lo ha hecho en otros ¨¢mbitos sociales y econ¨®micos.
La bomba ha estallado, al conocerse los resultados del estudio PISA, que ha realizado la OCDE en varios pa¨ªses europeos, asi¨¢ticos y americanos. Y volver¨¢ a explotar, cuando se publiquen los datos desglosados para cada land. Referidos a toda Alemania, la primera gran sorpresa es que de 31 pa¨ªses, en la prueba fundamental que mide la capacidad de entender y de interpretar un texto escrito, ocupa el puesto 21 (Espa?a, el 18); en la capacidad de pensar en matem¨¢ticas, el 20 (Espa?a, el 23) y en ciencias naturales el 20 (Espa?a, el 19). Espa?a y Alemania se encuentran en la parte baja del escalaf¨®n, lo que les debe preocupar a ambos; pero para Alemania, al estar estos datos tan lejos de la idea que se hacen de su pa¨ªs, ha significado adem¨¢s una conmoci¨®n enorme. En anteriores ocasiones hab¨ªan renunciado a participar en este tipo de estudios; se han atrevido despu¨¦s de dos decenios de reformas continuas. Primera lecci¨®n que conviene retener, en cuestiones educativas el declive puede producirse no haciendo nada, como Alemania hasta los setenta, o reformando continuamente el modelo, como Alemania en los dos ¨²ltimos decenios. Cualquier pol¨ªtica educativa es arriesgada, ya que, al margen de lo meramente institucional, depende de multitud de factores sociales no controlables.
Un segundo dato escalofriante: en ning¨²n otro pa¨ªs es tan grande la diferencia entre los mejores y los peores. Y ello, no porque los mejores sean muy buenos, sino por lo malos que son los peores. De entrada, el 10% de los alumnos no estuvieron en condiciones de realizar las pruebas; el 25% sale de la secundaria sin la preparaci¨®n suficiente para conseguir una plaza de aprendiz. El presidente de la patronal, Dieter Hundt, pone ¨¦nfasis en 'el esc¨¢ndalo de que en una de las naciones industriales m¨¢s importantes del mundo, pr¨¢cticamente, haya un 22% de analfabetos funcionales'. La explicaci¨®n est¨¢, sin duda, en el hecho de que 950.490, el 9,5% de los alumnos, son extranjeros, cuya lengua es el turco, el serbocroata, el ruso, pero tambi¨¦n, m¨¢s de 200.000 vienen de Asia, ?frica y Am¨¦rica, la mayor parte de ellos escolarizados con conocimientos muy rudimentarios de alem¨¢n. Un problema social grave es que haya emergido una juventud que no domina el alem¨¢n, ni tampoco la lengua materna, carente de los conocimientos m¨ªnimos para poder ser integrados en el mercado laboral.
Un tercer dato que llama la atenci¨®n en un pa¨ªs en el que la socialdemocracia ha marcado buena parte de la pol¨ªtica educativa es que existe una alt¨ªsima correlaci¨®n entre origen social, educaci¨®n que tuvieron los padres y calificaci¨®n de los alumnos. La meta de la pol¨ªtica educativa alemana ha sido durante decenios lograr una mayor igualdad de oportunidades. Justamente, en los pa¨ªses con mucho mejores resultados, empezando por Finlandia que encabeza la lista, no se da esta estricta correlaci¨®n entre cualificaci¨®n del alumno y origen social. Es ¨¦ste un ¨ªndice capital para medir la calidad de una ense?anza: es buena, si termina los estudios secundarios en la rama que conduce a la universidad la proporci¨®n que les corresponda a los hijos de las clases m¨¢s humildes.
Por encima de los partidos pol¨ªticos y las distintas corrientes pedag¨®gicas, parece que hay acuerdo en tres puntos fundamentales: primero, potenciar la ense?anza infantil de 0 a los 3 a?os. Es el momento crucial para el desarrollo de la inteligencia y el car¨¢cter, aqu¨¦l en que cabe compensar en parte los distintos or¨ªgenes familiares. El problema es que faltan los educadores competentes para esta funci¨®n. Segundo, mejorar la ense?anza, tanto en los contenidos, aproxim¨¢ndolos a las experiencias de la vida diaria, como en los m¨¦todos, de modo que se impulse la iniciativa del alumno con el fin de elevar la motivaci¨®n. En tercer lugar, introducir medios de evaluar el aprendizaje, sin reducirse a los ex¨¢menes tradicionales, pero sin eliminarlos. PISA muestra que la evaluaci¨®n es b¨¢sica para mejorar la calidad.
En estos dos puntos no existe ya un consenso tan general, pero me parecen muy dignos de tenerse en cuenta. Mejorar el sistema individualizado de asesoramiento escolar de los alumnos,
incluyendo a los padres, as¨ª como la educaci¨®n permanente del profesorado. Segundo, acabar con el aislamiento de los colegios, especie de m¨®nadas aisladas, integr¨¢ndolos en una red de servicios comunes que favorezca los contactos, tanto de los alumnos como del profesorado. Mucho cabr¨ªa aprender de las experiencias, positivas y negativas, de unos y otros. Y, si es cierto que para mejorar la calidad es indispensable trazar distintos itinerarios, no es menos esencial que los alumnos de los distintos colegios permanezcan en contacto.
Renate J¨¹rgens-Pieper, ministra de Educaci¨®n y Cultura de Baja Sajonia, manifestaba en la Conferencia de Educaci¨®n del grupo de trabajo Educaci¨®n del SPD, celebrado en Berl¨ªn el pasado 19 de abril, a la que fui invitado, que 'los objetivos de la pol¨ªtica educativa de los socialdem¨®cratas son los correctos, pero el grado en que se alcanzan es muy insatisfactorio. Es preciso cambiar de rumbo si queremos de verdad conseguirlos. Pienso que para ello un instrumento decisivo es el desarrollo sistem¨¢tico de la calidad'. Mejorar la calidad de la ense?anza es la cuesti¨®n b¨¢sica. As¨ª como una pol¨ªtica socialdem¨®crata de redistribuci¨®n de la renta s¨®lo parece razonable si se acompa?a de una pol¨ªtica econ¨®mica que implique crecimiento, una pol¨ªtica educativa que aspire a la igualdad de oportunidades s¨®lo tiene sentido si se consigue manteniendo una alta calidad de ense?anza, necesariamente selectiva. Tan absurdo ser¨ªa repartir sin crecer como igualar por abajo a costa de la calidad.
Ignacio Sotelo es catedr¨¢tico excedente de Sociolog¨ªa.
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