Una retrospectiva sit¨²a la obra de Dora Maar entre la de los grandes fot¨®grafos europeos
El Centro Tecla Sala de L'Hospitalet expone 150 fotograf¨ªas de la amante de Picasso
?Qu¨¦ hubiera ocurrido con Dora Maar de no haber sido amante de Picasso? ?Ser¨ªa conocida por s¨ª misma? La cr¨ªtica de arte Victoria Combal¨ªa, una de las personas m¨¢s documentadas acerca de la vida y la obra de Henriette Markovitch, verdadero nombre de Maar, debe responder con frecuencia a estas dos preguntas. En su opini¨®n, Picasso la hizo famosa, pero la asfixi¨® creativamente. Para restituir 'el lugar que le corresponde dentro de la fotograf¨ªa de los a?os treinta en Europa, con una calidad similar a la de Cartier-Bresson', Combal¨ªa ha organizado una gran exposici¨®n retrospectiva de su obra que hoy se abre en el Centro Cultural Tecla Sala de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona).
Antes de conocer a Picasso, Dora Maar (1909-1998), hija de padre croata y madre francesa, nacida en Par¨ªs y criada a caballo entre esta ciudad y Buenos Aires, ten¨ªa una vida propia. Amante de Georges Hugnet y Georges Bataille, manten¨ªa excelentes relaciones con los grandes nombres del movimiento surrealista. Andr¨¦ Breton y Paul ?luard fueron algunos de los amigos de la fot¨®grafa; ella les retrat¨® y, a su vez, fue retratada por fot¨®grafos de la talla de Man Ray, Brassa? y Lee Miller. Hizo reportajes, entre ellos los que dan cuenta de su visita a Catalu?a en 1934; plasm¨® la vitalidad del mercado de la Boquer¨ªa, la vida en La Rambla, el paisaje de Tossa de Mar.
Dora Maar desarroll¨® tambi¨¦n una creativa faceta como fot¨®grafa publicitaria, mostr¨® su sensibilidad al plasmar a los m¨¢s desvalidos en sus reportajes de calle y alcanz¨® sus m¨¢s altas cotas creativas dentro de los par¨¢metros surrealistas (especialmente con sus fotocollages), entre los que destacan las famosas Ub¨² y 29, rue d'Astorg. En 1936 inici¨® su apasionada y tormentosa relaci¨®n con Picasso, fue su musa inspiradora. Animada por ¨¦l, dej¨® la fotograf¨ªa para consagrarse a la pintura. Una l¨¢stima, como se?ala Victoria Combal¨ªa, porque sacrific¨® una brillante carrera como fot¨®grafa, 'con una mirada muy propia', para ser s¨®lo una pintora mediocre. Cuando Picasso la abandon¨®, 10 a?os m¨¢s tarde de haber iniciado su relaci¨®n, se recluy¨® en su casa de M¨¦nerbes y se aisl¨® del mundo. Nada le interesaba salvo la pintura y la religi¨®n. No en vano le gustaba decir que 'despu¨¦s de Picasso s¨®lo est¨¢ Dios'.
De todo ello da cuenta la exposici¨®n, titulada Dora Maar. La fotograf¨ªa, Picasso y los surrealistas. Estructurada por temas, re¨²ne m¨¢s de 150 fotograf¨ªas firmadas por la autora, m¨¢s otras en las que ella es la protagonista, sola, junto a Picasso o en compa?¨ªa de sus grandes amigos surrealistas; adem¨¢s, algunos cuadros testimonian su faceta como pintora, aquella que Picasso potenci¨®; otras la muestran como modelo del artista malague?o, entre ellas los dos conocidos retratos titulados Mujer llorando.
Combal¨ªa, comisaria de la exposici¨®n y directora art¨ªstica del Centro Cultural Tecla Sala, ha querido incluir tambi¨¦n algunos objetos personales de Dora Maar, a quien trat¨® personalmente. Un suntuoso vestido, un abrigo de excelente corte, ejemplos de su elegancia y su gusto por la moda o un rosario, testimonio de su arrebatada fe de los ¨²ltimos a?os de su vida, permiten una mejor aproximaci¨®n a la vida de la artista. La exhibici¨®n, fruto de un trabajo de siete a?os, llega a Catalu?a como etapa final de una itinerancia que se inici¨® en M¨²nich (en el Haus der Kunst) y continu¨® en Marsella (Centre de la Vielle Charit¨¦). El Centro Cultural Tecla Sala de L'Hospitalet de Llobregat la acoger¨¢ hasta el pr¨®ximo 14 de julio.
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