Un ministro como ninguno
Un negro entra en el Gobierno brit¨¢nico por primera vez en su historia
Paul Boateng no es s¨®lo el primer hombre negro que consigue una silla en el Gabinete del Gobierno brit¨¢nico. Es tambi¨¦n el primer ministro de Su Majestad que, a?os atr¨¢s, cuando a¨²n estaba considerado un radical izquierdista, apareci¨® vestido de mujer en una fiesta del Ayuntamiento de Londres. Padre de seis hijos, devoto cristiano, en 20 a?os ha pasado de las barricadas de Brixton a convertirse en uno de los ministros m¨¢s temidos del Gabinete: el que prepara el Presupuesto.
La prensa brit¨¢nica ha celebrado sin reparos la decisi¨®n de Tony Blair de incrustar, por fin, a un ministro negro en su Gabinete. Pero no todos celebran que el elegido haya sido Paul Boateng, definido como un hombre muy brillante, pero contradictorio y sin escr¨²pulos. 'Por fin una cara negra en el Gabinete. ?Pero ten¨ªa que ser ¨¦sta?', se pregunta con cinismo el izquierdista The Guardian.
Antiguo abanderado del laborismo radical, Boateng reclama que le juzguen por su trabajo y no por su color
Paul Boateng, 50 a?os, casado, padre de seis hijos, es hijo de un antiguo ministro del Gobierno de Ghana y una maestra cu¨¢quera escocesa. En 1966, cuando ten¨ªa 14 a?os, tuvo que huir a Londres con su madre despu¨¦s de que su padre fuera arrestado.
En el Reino Unido empez¨® a militar pronto en la izquierda radical y en el viejo laborismo. Brillante abogado y orador apasionado, se labr¨® pronto fama de radical. En los setenta represent¨® a las familias de los muertos en las comisar¨ªas bajo custodia policial y se opuso a las campa?as policiales de identificaci¨®n de sospechosos en las calles de Lambeth, uno de los barrios delicados de un sur de Londres muy revuelto en aquellos a?os y que acab¨® alumbrando los disturbios de Brixton en 1980.
Ken Livingstone, ahora alcalde de Londres y siempre a la izquierda del Nuevo Laborismo, le capt¨® pronto para su causa. Como abogado del Consejo del Gran Londres, se opuso a la publicaci¨®n de los or¨ªgenes raciales de los delincuentes. Fue en una fiesta del Consejo del Gran Londres, en 1987, donde, para pasmo de la asistencia, se present¨® disfrazado de la m¨¢s provocadora guisa: centenario peluc¨®n de abogado, calzoncillos de cuero, espectaculares suspensorios, capa y pecho descubierto. Para su desgracia o alegr¨ªa, un fot¨®grafo del tabloide News of The World inmortaliz¨® la estampa.
Ese mismo a?o consigui¨® la nominaci¨®n como candidato laborista de Brent South. Y gan¨® el esca?o de diputado. Sus palabras como reci¨¦n electo, difundidas estos d¨ªas por la televisi¨®n, figuran entre los m¨¢s preclaros ejemplos de demagogia: 'Nunca podremos ser libres en Brent hasta que Sur¨¢frica tambi¨¦n lo sea. Hoy, Brent South. Ma?ana, Sur¨¢frica', clam¨® ante un p¨²blico de militantes entregados y enardecidos. Su entrada en el Parlamento marc¨® un cambio de rumbo en su vida. Su verbo f¨¢cil, su gran oratoria, fue abandonando las perdidas causas de la izquierda para ir abri¨¦ndose camino hacia la derecha. Empezaban a quedar lejos los tiempos en los que defend¨ªa en la BBC el gusto de los rastafaris por la marihuana 'porque es una ayuda para la meditaci¨®n que te abre el camino a la revelaci¨®n'.
Responsable de Hacienda en los duros tiempos del laborismo opositor, demostr¨® pronto que su demagogia no estaba exenta de capacidad. Con los a?os, Boateng se fue centrando hasta convertirse en m¨¢s blairista que el propio Blair. El triunfo del Nuevo Laborismo le permiti¨® entrar en el Gobierno como secretario de Estado, pero hasta el mi¨¦rcoles pasado no entr¨® en el Gabinete como ministro de Presupuestos.
Es el primer ciudadano negro que lo consigue. Ha hecho historia. Se une as¨ª a la estela que marc¨® hace m¨¢s de 100 a?os Dadabhai Naoreji, al convertirse en 1892 en el primer negro que pis¨® Westminster.
'Mi color es parte de m¨ª, pero yo no he elegido que me definan por el color. Trabajo por un mundo en el que la gente no sea juzgada por su color, sino por su personalidad. Quiero que me juzguen por el trabajo que hago', declar¨® nada m¨¢s saber que entraba en el Gabinete.
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