Savater, De la Iglesia y Garc¨ªa Montero defienden el placer salvaje de la literatura

El poeta Luis Garc¨ªa Montero y el cineasta ?lex de la Iglesia descubrieron en La infancia recuperada (Taurus), de Fernando Savater -reeditada ahora con motivo de su 25? aniversario-, la posibilidad de vivir la aventura en los libros. El director de cine y el poeta charlaron ayer con el fil¨®sofo sobre el ensayo que Savater escribi¨® con mayor placer, en el Pabell¨®n Carmen Mart¨ªn Gaite, en la Feria del Libro de Madrid. Los tres defendieron la lectura por gusto y por placer y reivindicaron la aventura como la esencia del esp¨ªritu humano, por encima de cualquier otro g¨¦nero.

Los libros de aventuras compitieron ayer con el mundial de f¨²tbol. La charla sobre La infancia recuperada, un ensayo convertido en un cl¨¢sico con el paso del tiempo y una declaraci¨®n de amor a Stevenson, Julio Verne, Jack London y Tolkien, consigui¨® llenar el pabell¨®n Mart¨ªn Gaite, pese a que a la misma hora Espa?a jugaba con Eslovenia. 'Les mantendremos informados del resultado', aclar¨® Juan Cruz, director de comunicaci¨®n de Santillana, nada m¨¢s iniciarse el acto, en el que se habl¨® de los relatos 'que consiguen arrancar en el lector los mejores sue?os'.

Savater (San Sebasti¨¢n, 1947) confes¨® que La infancia recuperada fue el primer libro que escribi¨® por gusto. 'Los otros los hab¨ªa escrito porque quer¨ªa hacerme el fil¨®foso y en este hablaba de las cosas que a m¨ª me gustaban'. El autor de ?tica para Amador defendi¨® una forma de leer en la que la emoci¨®n y la aventura tienen una prolongaci¨®n. Hay dos formas malas de leer este tipo de libros; una es considerar que hablan de tonterias y, otra, creer que esto es un canon y que s¨®lo hay que leer libros de aventuras donde salen piratas y corsarios.

La llama de la esperanza

Para Garc¨ªa Montero (Granada, 1958) hay una estirpe de escritores que se sientan y miran el folio en blanco con angustia y otros que ven en esa p¨¢gina un territorio de esperanza. 'Savater pertenece a esa segunda categor¨ªa, en la que el narrador mantiene viva la llama m¨¢s improbable de la esperanza'. La lectura de La infancia recuperada le sirvi¨® a Garc¨ªa Montero, cuando se hizo mayor y empez¨® a dar clases de Literatura, para explicarles a los chicos que la literatura no es para aprender datos y fechas, sino para reflexionar sobre la vida. 'Soy poeta porque mis primeras novelas de aventuras fueron poemas, los que le¨ªa en alto mi padre', dijo Garc¨ªa Montero. Como ejemplo cit¨® uno de los que marcaron su infancia: El tren expreso, de Campoamor, una historia de amor entre una joven francesa, digna de ser morena y sevillana, y el poeta. Una tarde, cont¨®, su profesor de Literatura le pidi¨® que hablara en clase de Campoamor, y Garc¨ªa Montero, que ya apuntaba maneras, se lanz¨® a recitar aquel poema que tanto le emocionaba. 'D¨¦jese de tonter¨ªas y diga la fecha y lugar de nacimiento', le cort¨® el docente sin contemplaciones. Despu¨¦s de aquello, Garc¨ªa Montero se hizo poeta para ajustar cuentas con la vida.

Tambi¨¦n ?lex de la Iglesia, que luc¨ªa una camiseta con la imagen de Darth Maul, uno de los personajes de La amenaza fantasma, estuvo sembrado. Calific¨® a Savater como uno de esos individuos que ayudan a hacer la vida transitable. De la Iglesia odia la expresi¨®n una cabeza bien amueblada, pero utiliz¨® el s¨ªmil para hablar de Savater y del d¨ªa que fue a por los muebles de su cabeza y descubri¨® que el fil¨®fofo hab¨ªa estado en su cabeza antes que ¨¦l: ' Leo un libro sobre Cioran y el pr¨®logo es suyo, leo a Cioran y no lo entiendo y tengo que leer su libro sobre Cioran. Eso me pasa sobre todo en la planta de grandes pensadores'.

Cuando el realizador de El d¨ªa de la bestia ley¨® La infancia recuperada sinti¨® un impacto de proyectil. All¨ª estaban su alma y los tesoros que guardaba en una caja bajo la cama. 'Fernando me explic¨® que esos tesoros no brillan s¨®lo en la infancia, sino que se mantienen vivos en cualquier tiempo y lugar'. En La infancia recuperada encontr¨® tambi¨¦n una pistola l¨¢ser que le prermiti¨® desenmascarar la farsa de lo trascendente. 'Esa pistola descubre el rostro de los que no se han divertido nunca y nunca lo echan de menos, del que nunca se emociana, del que siente las cosas a trav¨¦s de los dem¨¢s, del que nunca se pone en contacto, piel con piel, con la emoci¨®n salvaje, con la ilusi¨®n de creerse algo o alguien, sin miedo a hacer el rid¨ªculo'.

La soluci¨®n, concluy¨® el director de cine, pasa por recuperar la infancia y convertirse en h¨¦roe, como Savater, y 'avanzar con una gran sonrisa, como Errol Flynn, con el rostro dispuesto para ser abofeteado por los que prefieren la muerte a la vida, los que prefieren el aburrimiento a la sed de la vida'.

Savater, sonriente, recogi¨® el testigo lanzado por el cineasta y anim¨® a los lectores a amueblar el interior de su cabeza con libros: 'Entrar en la lectura es una forma de vivir que luego te revierte en muchas cosas. Hay libros que despiertan en nosotros cosas, que nos ayudan a vivir y que se convirten en una forma de vida'.