Entre Mortadelo y Filem¨®n y el golpe de Tejero

'Contra la indiferencia un pez r¨ªo arriba va'. Manuel Rivas, armado de una pluma y un l¨¢piz de carboncillo, dedicaba ayer a ¨²ltima hora de la ma?ana en la Feria del Libro madrile?a su nuevo t¨ªtulo, Las llamadas perdidas (Alfaguara), a un joven gallego afincado desde hace a?os en Madrid. Una firma y un apret¨®n de manos para el lector. Bajo el calor y el polvo esperaban su turno una veintena de seguidores del autor con su libro de relatos bajo el brazo, para acercarse al mostrador, de una de las 385 casetas instaladas en el parque del Retiro. '?ste es un trabajo artesano', aseguraba acalorado Rivas, entre firma y firma. 'La movilidad laboral es un sarcasmo para los gallegos, para nosotros la movilidad empez¨® hace siglos'.

Hace unos meses, durante un viaje por Canad¨¢, respir¨® tranquilo cuando vio el t¨ªtulo (Cidadan) de un libro de poemas de Erin Moure, una autora de ese pa¨ªs que acaba de obtener el Premio Nacional de Poes¨ªa: 'As¨ª comprend¨ª que la lengua gallega est¨¢ salvada para siempre'. Las llamadas perdidas fue escrita en gallego, como sus otros libros, pero en esta ocasi¨®n el autor se ha prestado a realizar personalmente la traducci¨®n. 'No lo hago nunca porque es un trabajo complicado, pero esta vez me apetec¨ªa', cont¨® antes de comprobar hasta qu¨¦ punto realidad y ficci¨®n caminan juntas.

Ayer se encontr¨® con un lector -un marino del barco Luc¨ªa del Mar que atrac¨® en el puerto de Baltimore el mismo d¨ªa del intento de golpe de Estado de Tejero- que quer¨ªa saber c¨®mo escribi¨® Rivas uno de los cuentos que pueblan su nuevo t¨ªtulo, La duraci¨®n del golpe, en el que narra la aventura de un marino durante esa jornada. '?sa podr¨ªa ser mi historia', le contaba el marino a un Rivas sonriente. '?Que siga haci¨¦ndolo igual de bien!', le espet¨® el marino a modo de despedida, mientras se perd¨ªa entre la gente de la mano de su hija. Junto a ellos paseaban actores disfrazados del Mago Gandalf y del Capit¨¢n Alatriste.

La feria, en la que entre ayer y hoy han desembarcado m¨¢s de 200 autores, est¨¢ plagada de historias y coincidencias. Javier Cercas, que no paraba de estampar su firma en ejemplares de Soldados de Salamina - la novela m¨¢s premiada del a?o, que ya va por la 20? edici¨®n-, miraba de soslayo a un lector que quer¨ªa, nada menos, que descubrir un secreto literario: saber si el miliciano, amante de los pasodobles y curtido en muchas batallas, que cobra protagonismo al final de la novela haci¨¦ndola redonda, fue realmente el hombre que salv¨® de la muerte al falangista S¨¢nchez Mazas.

El ¨¦xito de Soldados de Salamina (Tusquets) no parece haber emborrachado a este escritor. Ayer mismo, despu¨¦s de escuchar al lector indiscreto, recordaba tiempos peores. Fue el a?o que deb¨ªa firmar ejemplares de El vientre de la ballena y se march¨® a casa sin dejar su firma en un solo ejemplar. 'S¨®lo al final vi acercarse a un se?or que me pregunt¨® cu¨¢nto costaba el libro. Cuando le dije el precio respondi¨® 'uff, qu¨¦ caro', y se fue por donde hab¨ªa venido dej¨¢ndome desolado'.

La decisi¨®n de los organizadores de la feria (www. ferialibromadrid.com) de no facilitar las listas de los libros m¨¢s vendidos, tras las firmas del fin de semana, fue muy bien acogida por los escritores. Mientras Gala pon¨ªa su r¨²brica sin descanso, Josefina Aldecoa, que firmaba ejemplares de su novela El enigma (Alfaguara), aplaud¨ªa una decisi¨®n que, a su juicio, beneficia a todos. 'Esto no es una competici¨®n. Es absurdo establecer una competencia semejante entre autores tan diferentes, especialmente porque habr¨¢ lectores que interpreten que el mejor es el que m¨¢s vende'. Aldecoa acababa de reencontrarse con Ian Gibson, Castilla del Pino y Juan Antonio Bardem, amigo hist¨®rico al que no ve¨ªa hace a?os.

Tambi¨¦n Almudena Grandes, que pon¨ªa su firma en la novela Los aires dif¨ªciles (Tusquets), compart¨ªa la opini¨®n de la autora de Historia de una maestra (Anagrama). 'No se trata de valorar las cifras, sino del esfuerzo de todos los autores por reencontrarse con sus lectores', clamaba la escritora, que estrenaba pluma regalo de su esposo, el poeta Luis Garc¨ªa Montero. La anterior le fue robada, junto con el bolso, el pasado San Jordi en Barcelona.

Muy cerca de esa caseta, el cubano Pedro Juan Guti¨¦rrez se estrenaba en la feria madrile?a. 'Madrid cada d¨ªa me recuerda m¨¢s a La Habana. He llegado al Retiro y no hab¨ªa un solo letrero que indicara d¨®nde est¨¢ ubicada la feria'. Una vez situado en su reducida caseta, Guti¨¦rrez asegur¨® sentirse abrumado como escritor al verse rodeado de tantos t¨ªtulos nuevos. 'Cuando regrese a casa me sentar¨¦ de nuevo en mi ¨¢tico y acabar¨¦ Carne de perro, el t¨ªtulo con el que completo un ciclo que denomino centro-Habana; incluso tengo previsto escribir despu¨¦s una novela policiaca ambientada en la Cuba de los cincuenta, pero descubrir que hay tantos autores y tantos libros buenos me crea una inseguridad terrible'.

Mientras, cientos de ni?os persegu¨ªan pegatinas y separalibros en las distintas casetas. En la carpa de EL PA?S firmaban Eduardo Haro Tecglen y Daniel Serrano. Al filo del mediod¨ªa, en el Pabell¨®n Carmen Mart¨ªn Gaite, ten¨ªa lugar la mesa redonda El libro: papel, fetiche, un amigo, con In¨¦s Saban¨¦s, Alberto Coraz¨®n, Antonio Albert y Joaqu¨ªn Leguina. Los autores explicaban as¨ª la relaci¨®n f¨ªsica que sostienen con los libros. Saban¨¦s aclaraba que ha tenido una relaci¨®n muy especial con un ejemplar de La isla del tesoro. Lo ley¨® siendo ni?a y es el mismo tomo que luego han le¨ªdo sus hijos.

Leguina, que acababa de abandonar la caseta donde hab¨ªa firmado ejemplares de Cuernos (Alfaguara), su libro de relatos en el que la traici¨®n sentimental es el hilo conductor, iba un poco m¨¢s lejos. 'Tengo una relaci¨®n muy f¨ªsica con algunos libros porque los leo en la cama. El libro es un objeto de uso y abuso, y para abusar de un objeto tiene que estar muy bien construido. Un t¨ªtulo no s¨®lo se lee, se manipula', dijo el pol¨ªtico socialista ante una audiencia variopinta, en la que no faltaban ni?as con globos y gorros. Protest¨® Leguina por el tama?o diminuto de la letra de algunos vol¨²menes de bolsillo que a ¨¦l personalmente son los que m¨¢s le gustan. 'La idea no es m¨ªa, pero estar¨ªa bien que alg¨²n editor lanzara una nueva edici¨®n: grandes letras en letras grandes. Ser¨ªa un ¨¦xito entre la gente mayor'.

No le gustan tampoco al que fuera el primer presidente de la comunidad madrile?a los vol¨²menes de pastas duras ('no se puede dormir con ellos') y los escritos en papel biblia. Fue la Navidad en la que cumpli¨® 14 a?os cuando se enfrasc¨® con la primera lectura de Los episodios nacionales en ese tipo de papel y lo aguant¨® porque don Benito se lo merec¨ªa.

Muy cerca de all¨ª, en la carpa, el dibujante Francisco Ib¨¢?ez firmaba ejemplares de Mortadelo y Filem¨®n Mundial 2002. 'Entiendo tanto de f¨²tbol como de energ¨ªa at¨®mica', aclaraba el autor de las populares tiras c¨®micas. 'Es el ¨¢lbum que m¨¢s rabia me produce dibujar. Entre los tacones de las botas y los cuellos de los jugadores d¨¦jalo ir'.

En la feria hubo hueco tambi¨¦n para la literatura policial. Dos periodistas de sucesos, Luis Rendueles y Manuel Marlasca, debutaban como autores con As¨ª son, as¨ª matan (Temas de Hoy), un libro de investigaci¨®n en el que describen a los asesinos que han estremecido a Espa?a en los ¨²ltimos 10 a?os.