'Mit brennender Sorge'
'Con ardiente preocupaci¨®n' ['Mit brennender Sorge'] ve¨ªa el Papa P¨ªo XI la evoluci¨®n pol¨ªtica, moral, social e incluso psicopatol¨®gica de su reba?o de fieles cat¨®licos en la Alemania de 1937. No era para menos. Un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, un Hitler condescendiente se dejaba fotografiar entre obispos que saludaban brazo en alto a su paso. El Papa ten¨ªa razones para estar preocupado. El Concordato firmado con Hitler en 1933 no hab¨ªa tenido los efectos esperados. Habla P¨ªo XI en la enc¨ªclica de que 'la experiencia de los ¨²ltimos a?os fija responsabilidades y revelan intrigas que desde un principio s¨®lo buscan una guerra de exterminio'.
No hab¨ªa problemas s¨®lo en Alemania. En Espa?a, empujados en parte por el encanallamiento anticlerical de la izquierda republicana y por los resentimientos ancestrales, los obispos ya llevaban un par de a?os haciendo el saludo romano y fascista y bendiciendo gestas de reconquista como la matanza de la plaza de toros de Badajoz u otras ejecuciones sumarias y masivas. Al fin y al cabo para entonces los obispos espa?oles -vascos, catalanes, extreme?os o castellanos- hab¨ªan ganado ya casi la guerra con Franco y el general Yag¨¹e. Era momento de aplaudir la victoria del oscurantismo, de las leyes de Dios y la Patria sobre las perniciosas ideas de la sociedad civil y laica, la respetabilidad y los derechos de todas las opciones de vida.
En Alemania, el ¨²nico obispo realmente perseguido por el nacionalsocialismo -quiz¨¢s tambi¨¦n el ¨²nico respetado por sus enemigos- fue el renano Von Galen, cuyo hermano, antinazi cat¨®lico hiperactivo, salv¨® milagrosamente la vida hasta verse libre en la primavera de 1945 cuando huyeron los guardas del campo de concentraci¨®n de Sachsenhausen en el que compart¨ªa barrac¨®n con el conde Von Kerstenbr?ck y algunos otros antinazis cat¨®licos acusados de estar implicados en la principal operaci¨®n contra Hitler y el nazismo por parte alemana que fue el atentado del 20 de julio. Von Galen fue difamado y maltratado como ¨²nico en la curia que antepuso la dignidad humana a la comuni¨®n con unos feligreses deshumanizados e indoctrinados que 'comprend¨ªan' las medidas que el r¨¦gimen nazi aplicaba contra los 'enemigos del pueblo', jud¨ªos, comunistas, dem¨®cratas, gitanos, homosexuales, discapacitados, etc.
Fue la citada enc¨ªclica el acto de mayor coraje de un Papa que despu¨¦s se sumi¨® en dudas y acab¨® viendo desde el Vaticano las deportaciones de los jud¨ªos, seguramente triste, pero sin mayores ademanes de protesta. Pese a ello, aquel texto tiene joyas que debieran recordar los obispos vascos, tan preocupados ahora en advertir a las v¨ªctimas de ETA y Batasuna de que, si se defienden a s¨ª mismos y al Estado de derecho, puede empeorar su propia situaci¨®n. 'Nadie sino una mente superficial puede caer en conceptos de un Dios nacional, de una religi¨®n nacional o pretender encerrar a Dios dentro de las fronteras de un ¨²nico pueblo, de los estrechos l¨ªmites de una raza'. Muchos sugieren que P¨ªo XI acab¨® siendo un cobarde viendo el Vaticano rodeado por los nazis. La pastoral de los obispos vascos no lo convierte en un h¨¦roe. Pero nos demuestra que hace mucho m¨¢s de medio siglo hab¨ªa alguien en el Vaticano que tuvo verg¨¹enza suficiente para hablar alto contra quienes nos quieren imponer, como la iglesia de sus tiempos m¨¢s tenebrosos, su verdad por medio del miedo a la muerte. ETA y Batasuna, pero tambi¨¦n la ret¨®rica l¨²brica y siniestra del nacionalismo clerical son el m¨¢s terrible remanente de la Espa?a negra de la que, con la Constituci¨®n, nos hemos liberado la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles. No combatir con la ley y la palabra a esos descendientes de Torquemada que son Herria 2000 Eliza, los encapuchados de Otegui y nuestro protocarlista Arzalluz, ser¨ªa una traici¨®n a la lucha de siglos y millones de v¨ªctimas en toda Europa en busca de un mundo abierto, de todos y para todos.
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