La 'oficina' del teniente Le Pen
Un militante del FLN argelino relata c¨®mo el l¨ªder del Frente Nacional le tortur¨® con descargas el¨¦ctricas
Mohamed Abdelaui es un hijo de la medina de Argel. Naci¨® en 1930 y desde entonces vive all¨ª. Grande, de rostro moreno y ojos azules, este cabile?o no ha contado nunca su historia, salvo a sus ocho hijos y a sus 31 nietos. Una noche a comienzos de 1957 fue detenido por los paracaidistas en su domicilio familiar. Ten¨ªa entonces 27 a?os y viv¨ªa junto a sus hermanos y a su madre, viuda desde 1945. En plena noche le trasladaron en un jeep -con las manos atadas a la espalda y una cuerda alrededor del cuello- a Fort Emperador, una especie de ciudadela que domina Argel. All¨ª fue encerrado en una celda de los s¨®tanos del edificio junto a una veintena de militantes del FLN que hab¨ªan sido torturados. .
'Al d¨ªa siguiente por la ma?ana', relata, 'la puerta se ha abierto y un militar joven me ha dicho: ?t¨² eres Mohamed Abdelaui?; yo respond¨ª que s¨ª, y ¨¦l exclam¨®: '?El diputado apela a la Asamblea!', pero en ese momento no comprend¨ª lo que quer¨ªa decir'. Fue llevado a un cuarto donde hab¨ªa dos hombres. Uno se identific¨® como el comandante Aussaresses, y el otro, como su asistente, el teniente Le Pen. 'Mis hermanos de prisi¨®n me lo hab¨ªan descrito la noche antes. Me hab¨ªan dicho que, sin duda, a m¨ª me interrogar¨ªan los amos. Uno de ellos recio, la piel blanca, el rostro redondo, con una sonrisa m¨¢s bien mal¨¦vola. Me hab¨ªan advertido que se vest¨ªa siempre de paracaidista. ?se era el teniente Le Pen. El otro era m¨¢s bien grande, delgado y se vest¨ªa de color caqui. ?se era Aussaresses'.
Como sus hermanos le hab¨ªan advertido, el lugar era una oficina de torturas. 'Hab¨ªa unos cables el¨¦ctricos por el suelo y en una pared y una bolsa vac¨ªa en el suelo', recuerda. El hombre que se hab¨ªa identificado como Le Pen le pregunt¨®: '?De qu¨¦ conoce el FLN? ?D¨®nde est¨¢ el Viejo?'. 'Se?or, yo no conozco de nada el FLN. Soy un obrero de la empresa Bastos [tabaquera]. Yo trabajo', respondi¨®. El Viejo era Slimane Guettam, quien morir¨ªa m¨¢s tarde. Mohamed Abdelaui s¨ª era miembro del FLN.
'Yo tambi¨¦n trabajo en este momento', respondi¨® el interrogador antes de gritar: '?En pelotas!'. Una vez desnudo, le metieron en la bolsa, antes le ataron los pies y las manos. Uno de los interrogadores verti¨® el contenido de un bid¨®n de agua sobre el cuerpo del prisionero. Luego le pusieron en el dedo gordo del pie un anillo atado a un cable. 'Y as¨ª mandaron la primera descarga', explica. 'Nunca lo olvidar¨¦ ni nunca lo perdonar¨¦'. 'Le Pen ten¨ªa un objeto en la mano con el que comenz¨® a golpearme'. No son golpes, son descargas el¨¦ctricas. Primero les toca alternativamente al hombro derecho y al hombro izquierdo; luego, el ment¨®n, las orejas, el pecho, los genitales y, de nuevo, los hombros. 'Y sigui¨® y sigui¨®. De momento me quedaban unas marcas rojas durante unas seis horas, pero tambi¨¦n pod¨ªan llegar a durar quince d¨ªas.
Luego Le Pen le puso una toalla sobre la cara y Aussaresses ech¨® agua. 'No pens¨¦ que se tratara de una servilleta especial, pero el agua entraba en mi boca sin parar. Me ahogaba. Mi vientre se hizo enorme y Le Pen se puso de pie encima de m¨ª. El agua me sal¨ªa por la boca y la nariz. Continuaron haciendo preguntas...'.
Bajo la tortura, Abdelaui revel¨® el nombre de algunos de sus compa?eros. Despu¨¦s fue trasladado a varios campos de detenci¨®n, hasta su liberaci¨®n a finales de 1958.
? Le Monde / EL PA?S
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