'Escribes sobre lo que has comprendido cuando ya es demasiado tarde'
El pasado y el presente vuelven a mezclarse ¨ªntimamente en No entres tan deprisa en esa noche oscura (Siruela), el ¨²ltimo libro que acaba de traducirse de Ant¨®nio Lobo Antunes (Lisboa, 1942). Narrada por una mujer de 18 a?os -que luego resulta que tiene 28 y est¨¢ casada y tiene un hijo-, la novela (o el poema: 'los g¨¦neros no importan', dice el escritor) confunde hechos reales con las cosas que imagina su protagonista, con el mundo que construye y destruye y vuelve a reconstruir en ese af¨¢n por conquistar las riendas de su propia vida. Lobo Antunes ha dedicado No entres tan deprisa... a su primera mujer, ya fallecida: 'A Z¨¦, que ha de encontrar la manera de leer este libro'.
Pregunta. ?Por qu¨¦ ha elegido a una mujer como narradora?
Respuesta. Cada vez que empiezo un nuevo proyecto, pienso en un desaf¨ªo que parezca imposible de superar. En este caso, no s¨®lo se trataba de hacer existir a Maria Clara y a su familia, sino de conseguir trasladar al lector lo que ocurre en la conciencia de una muchacha, saber expresar tambi¨¦n todos sus fantasmas. Pero todos estos planteamientos ocurren en el orden racional. Luego, cuando te pones a escribir, lo haces con las tripas.
P. Cada parte del libro est¨¢ precedida de una cita del momento de la Creaci¨®n, del G¨¦nesis...
R. He querido contar la creaci¨®n del mundo desde los ojos de una muchacha. Y no se trata s¨®lo de la creaci¨®n del mundo, sino tambi¨¦n de la creaci¨®n que hace la muchacha de su propia conciencia. Eso exige construir, destruir, olvidar, volver a empezar, y en ese trayecto est¨¢n implicadas un mont¨®n de emociones.
P. ?C¨®mo consigue enfrentarse a algo tan complejo como el mundo de una mujer?
R. Tienes que quedarte enfermo del libro. Cuando escribo, todo el trabajo de las primeras horas no sirve para nada, porque la autocensura entonces es muy fuerte. Para que las cosas vayan saliendo, tengo que estar fatigado. Entonces, las palabras se van engendrando unas a otras. Yo no imagino nada, es la mano la que manda. Lo que escribes sale de una zona de tu interior llena de sombras, en la que no tienes ninguna conciencia de lo que sabes. Es un lugar donde la mirada es virgen. Las emociones, las sensaciones, los impulsos, todo eso est¨¢ dentro de ti, y tienes que traducirlo en palabras, pero todo eso no tiene nada que ver con las palabras. Durante este proceso, a veces tengo la impresi¨®n de ser un idiota fulgurante. Y siempre escribo con una sensaci¨®n de incomodidad f¨ªsica, como si estuvieras vestido sin haberte lavado, y de culpabilidad.
P. ?De culpabilidad?
R. S¨ª, de culpabilidad. No s¨¦ por qu¨¦. Mis padres est¨¢n ahora muy enfermos. Mi madre se est¨¢ quedando ciega. Hace poco vi a mi padre. '?Sigues escribiendo?', me pregunt¨®. 'Qu¨¦ importa', le dije, 'si nunca has le¨ªdo nada de lo que he escrito'. Me dijo entonces: 'Si t¨² sigues escribiendo, mi vida queda justificada'. S¨ª, tengo la impresi¨®n de que lo que hago no es m¨ªo, de que estoy hablando por los otros, contando lo que le puede pasar a cualquiera.
P. No entres tan deprisa en esa noche oscura lleva como subt¨ªtulo la palabra poema.
R. Es un homenaje a G¨®gol, que tambi¨¦n llam¨® poema a Almas muertas. Yo no quiero lectores que lean, sino que se enfermen de la novela. Normalmente, cada uno tiene su llave, y con esa llave abre los libros. Pero hay libros que llevan su propia llave. Si los abres con la tuya, son confusos. Si los abres con la llave que el propio libro te da, son transparentes. Mi madre me dijo un d¨ªa que por fin hab¨ªa terminado una de mis novelas: 'No he comprendido nada'. Seguro que la abri¨® con su propia llave. Ten¨ªa demasiado presente a ese ni?o que le hab¨ªa dado tantos problemas por ser contemplativo.
P. Sus libros tienen una trama fr¨¢gil, ?qu¨¦ le interesa contar?
R. Lo ¨²nico importante son las peque?as cosas. Un hombre quiere a una mujer, pero ocurren esas peque?as cosas que provocan que un d¨ªa uno de los dos se despierte, mire al otro y sepa que todo se acab¨®. Escribir es como vivir. Tienes que tener una atenci¨®n muy delicada con cada palabra. Ir probando, como cuando no te acuerdas de un tel¨¦fono: ?5764?, ?5766? Si no encuentras la palabra, la puerta no se abre, permanece cerrada. Escribir es una especie de fidelidad al honor de estar vivo. De darte cuenta que eres ¨²nico y de expresar lo que finalmente has podido comprender y que has comprendido cuando ya es demasiado tarde.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.