Cun¨ª o la radio que cabrea
Las cartas boca arriba: es amigo m¨ªo (a estas alturas, amigo querido) y colaboro con ¨¦l en su programa. De manera que no pretendo camuflar la indiscutible subjetividad con que miro la cuesti¨®n. Sin embargo, me pregunto, ?ser¨¢ m¨¢s subjetivo este art¨ªculo que cualquier otro? Convencida de que la objetividad no s¨®lo no existe, sino que generalmente es un camuflaje a) para no mojarse en nada e ir por la vida incontaminado de ideas o b) estar mojado hasta los huesos e intentar vender la moto, versi¨®n sectaria del asunto, convencida, pues, reivindico la mirada subjetiva como la ¨²nica honesta y la ¨²nica capaz de ser realmente autocr¨ªtica. Los que miramos el mundo desde lupas comprometidas, tomando partido hasta mancharnos, somos gentes seguramente dif¨ªciles, probablemente inc¨®modas, sin ninguna duda chulescas, pero estamos ah¨ª, a tiro del debate, forzando ese anticuado deporte del pensar colectivo. Sin duda, con todas nuestras miserias a cuestas, somos gentes m¨¢s fiables...
Desde la subjetividad que me da querer al amigo, colaborar con el periodista y admirar desde a?os mil al profesional, reivindico hoy -hoy puede ser un gran d¨ªa- el modelo de radio que Josep Cun¨ª ha convertido en paradigma. Reivindicaci¨®n que no excluye el elogio a otros profesionales rigurosos que se la juegan diariamente en las ondas, pero que personalizo por m¨¦ritos adquiridos. Cun¨ª es lo m¨¢s americano que tenemos por estos lares patrios en materia de comunicaci¨®n, entendido lo americano como lo m¨¢s avanzado y -lo siento, colegas antiyanquis...- lo m¨¢s libre. Si este pa¨ªs nuestro no fuera tan m¨ªsero en ambici¨®n y tan peque?o en autoestima, Josep estar¨ªa situado a mil a?os de donde est¨¢ en tribuna e influencia. Pero el primer s¨ªntoma de la estrechez mental de un pa¨ªs es su desprecio por la profesionalidad apartidista, especialmente cuando hablamos de profesionales de la comunicaci¨®n. No hay nada m¨¢s inquietante para un pol¨ªtico que no saber qu¨¦ vota un periodista amigo... '?Es uno de los nuestros?', se preguntan los partidos -y sus inefables jefes de prensa- cuando alg¨²n nombre propio de la profesi¨®n suena para alg¨²n cargo relevante. Y esto, que parece tan normal y tan recurrente, es una profunda perversi¨®n de las reglas de juego democr¨¢ticas que contamina seriamente el rigor informativo y la libertad de expresi¨®n. Las llamadas, las cuotas, los medios de comunicaci¨®n entendidos como amigos, afines o enemigos, las presiones, la larga mano del poder poniendo a los suyos o quitando a los otros, el dirigismo informativo, todo lo que vivimos con naturalidad alucinante no tiene nada de natural y, sobre todo, no tiene nada de democr¨¢tico. Pero, por qu¨¦ pasa, cuando se cruza por el camino alg¨²n profesional cuyo ¨²nico m¨¦rito para gustar es ser un profesional, y de quien no sabr¨¢s nunca qu¨¦ pu?etas vota ni qu¨¦ pu?etas piensa, m¨¢s all¨¢ de su pensamiento como comunicador, entonces todas las alarmas se encienden en los despachitos de la politiquilla. Es muy bueno, pero... no es de fiar.
?Por qu¨¦ no es de fiar? 'Porque no es de los nuestros', aunque tampoco sea de los otros...
En este paisaje de dirigismo pol¨ªtico de la comunicaci¨®n, el caso Cun¨ª es para m¨ª realmente relevante. No s¨®lo ha conseguido sobrevivir sin que nadie pueda considerarlo de nadie, amo y se?or de su ¨²nica religi¨®n, su profesi¨®n, sino que ha sido el art¨ªfice de los hitos m¨¢s importantes de la radiofon¨ªa en catal¨¢n. Creador de Catalunya R¨¤dio, pieza clave de COM R¨¤dio y ahora alma m¨¢ter de Ona Catalana. En todos los casos la suya ha sido y es una radio a la ¨²ltima, enganchada a la realidad como si fuera un vaso comunicante, tan imbricada en la informaci¨®n que la revuelve, busca sus aristas, la conmueve. Estos d¨ªas, por ejemplo, han sido sus micr¨®fonos los ¨²nicos que han conseguido que todas las partes en conflicto de la huelga de transportes se pusieran en contacto. Tanto que incluso ha evitado alguna reuni¨®n innecesaria y ha acelerado alguna muy necesaria.
Es decir, la informaci¨®n entendida como un calidoscopio de matices y contradicciones, barro con el que manejar la palabra hasta encontrar la forma escondida. Informaci¨®n libre de dependencias. Inc¨®moda para todos, ¨²nica manera de ser c¨®moda para la verdad.
Escribo todo esto por nada. Porque alg¨²n d¨ªa ten¨ªa que ser un buen d¨ªa para hablar de la radio. En estos tiempos de oscuridad, en que la libertad de expresi¨®n recibe todas las presiones imaginables, en que la propaganda sustituye a la informaci¨®n y justo cuando nuestra conciencia se ha vuelto blanda y pegajosa como la melaza, incapaz de indignarse, la capacidad dial¨¦ctica de la radio, su naturaleza heterodoxa, su tendencia libertaria, resultan casi un lujo en la comunicaci¨®n. Y si la radio es lo m¨¢s parecido a la libertad informativa, creo que personas como Josep Cun¨ª son la carta de navegaci¨®n, quiz¨¢ la garant¨ªa. ?Garant¨ªa de informaci¨®n que va a gustarnos, c¨®moda, agradable al o¨ªdo partidista, cercana a lo que queremos o¨ªr? Para nada, garant¨ªa de informaci¨®n que va a gustarnos tanto como va a cabrearnos, porque hace la pregunta que no toca al pol¨ªtico que nos gusta, porque trae a todas las partes en conflicto, incluso a las partes contra las que tomamos parte, porque la m¨²sica a veces suena a nuestra y a veces no. Garant¨ªa de comunicaci¨®n en estado puro. Es decir, honesta.
No escribo todo esto para que Josep me env¨ªe un jam¨®n. Encima lo m¨ªo es vegetariano. Lo escribo porque no lo decimos en voz alta, porque vivimos en un pa¨ªs que prefiere los s¨²bditos a los ciudadanos, los empleados a los profesionales, y porque tiene tanta alergia a la libertad de expresi¨®n que ha llegado a consolidar la normalidad del control informativo. Como en el cuento, los periodistas libres acaban siendo los extraterrestes. Y sin embargo, sin periodistas libres, cuyo voto nos es desconocido y nos importa una pu?eta, sin ellos no tenemos informaci¨®n, sino propaganda.
Es decir, la informaci¨®n entendida como un calidoscopio de matices y contradicciones, barro con el que manejar la palabra hasta encontrar la forma escondida. Informaci¨®n libre de dependencias. Inc¨®moda para todos, ¨²nica manera de ser c¨®moda para la verdad.
Escribo todo esto por nada. Porque alg¨²n d¨ªa ten¨ªa que ser un buen d¨ªa para hablar de la radio. En estos tiempos de oscuridad, en que la libertad de expresi¨®n recibe todas las presiones imaginables, en que la propaganda sustituye a la informaci¨®n y justo cuando nuestra conciencia se ha vuelto blanda y pegajosa como la melaza, incapaz de indignarse, la capacidad dial¨¦ctica de la radio, su naturaleza heterodoxa, su tendencia libertaria, resultan casi un lujo en la comunicaci¨®n. Y si la radio es lo m¨¢s parecido a la libertad informativa, creo que personas como Josep Cun¨ª son la carta de navegaci¨®n, quiz¨¢ la garant¨ªa. ?Garant¨ªa de informaci¨®n que va a gustarnos, c¨®moda, agradable al o¨ªdo partidista, cercana a lo que queremos o¨ªr? Para nada, garant¨ªa de informaci¨®n que va a gustarnos tanto como va a cabrearnos, porque hace la pregunta que no toca al pol¨ªtico que nos gusta, porque trae a todas las partes en conflicto, incluso a las partes contra las que tomamos parte, porque la m¨²sica a veces suena a nuestra y a veces no. Garant¨ªa de comunicaci¨®n en estado puro. Es decir, honesta.
No escribo todo esto para que Josep me env¨ªe un jam¨®n. Encima lo m¨ªo es vegetariano. Lo escribo porque no lo decimos en voz alta, porque vivimos en un pa¨ªs que prefiere los s¨²bditos a los ciudadanos, los empleados a los profesionales, y porque tiene tanta alergia a la libertad de expresi¨®n que ha llegado a consolidar la normalidad del control informativo. Como en el cuento, los periodistas libres acaban siendo los extraterrestes. Y sin embargo, sin periodistas libres, cuyo voto nos es desconocido y nos importa una pu?eta, sin ellos no tenemos informaci¨®n, sino propaganda.
Pilar Rahola es periodista y escritora.
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