Chirac busca hoy una mayor¨ªa para poner fin a la cohabitaci¨®n
El presidente pide a los franceses un voto masivo en las legislativas para evitar una nueva cohabitaci¨®n
La primera vuelta de las elecciones generales francesas permitir¨¢ despejar hoy una inc¨®gnita: si la parte xen¨®foba y antieuropea de Francia, concentrada en el voto al Frente Nacional, queda o no en condiciones de arbitrar el resultado de la segunda vuelta, convocada para el domingo pr¨®ximo. Los sondeos conceden ventaja a la derecha y prev¨¦n un cierto retroceso de la ultraderecha, pero la enorme dispersi¨®n de candidatos -8.450, un tercio m¨¢s que en las legislativas de 1997- recalca lo indeciso que puede ser el escrutinio. El jefe del Estado, Jacques Chirac, ha pedido con fuerza a los franceses que le den 'una mayor¨ªa para gobernar', ahorr¨¢ndole nuevas cohabitaciones con la izquierda o pactos con la ultraderecha.
La derecha aborda las legislativas con ventaja, pero su fragilidad salta a la vista
'Napole¨®n habr¨ªa votado a Chirac', escribe Andr¨¦ Fontaine, ex director de Le Monde
'Napole¨®n habr¨ªa votado a Chirac', escribe Andr¨¦ Fontaine, el respetado ex director de Le Monde, en referencia a la primera pregunta que hac¨ªa el emperador cuando le propon¨ªan el ascenso de un nuevo general: '?Tiene suerte?'. El actual jefe del Estado franc¨¦s ha demostrado que le sobra. Pocos apostaban por su futuro tras el revolc¨®n de 1997, cuando disolvi¨® la Asamblea Nacional para fortalecer la mayor¨ªa de centro-derecha y las urnas le devolvieron una victoria de la izquierda. Muchos le creyeron cercado por los esc¨¢ndalos judiciales y bastantes se hacen cruces de que haya podido pasar de esa situaci¨®n a m¨¢s del 80% de los votos el 5 de mayo. Pero casi todos le reconocen la habilidad de aparecer como el salvador, tras haber obtenido por s¨ª mismo, en la primera vuelta de las presidenciales, el peor resultado de un jefe de Estado en ejercicio.
Chirac ampara un nuevo invento pol¨ªtico, la Uni¨®n por la Mayor¨ªa Presidencial (UMP), fruto de una opa sobre toda la derecha que no ha conseguido plenamente sus objetivos. Frente a los 539 candidatos de la UMP, otro millar largo de candidatos de derecha concurre a las elecciones. El centrista Fran?ois Bayrou (Uni¨®n por la Democracia Francesa, UDF) ha escapado a la din¨¢mica de la absorci¨®n y mantiene 200 candidaturas propias, entre ellas la suya en Pau, la capital de los Pirineos Atl¨¢nticos. Tambi¨¦n hay que contar con unos 300 candidatos del movimiento dirigido por Philippe de Villiers y unos 80 del partido que encabeza el ex ministro Charles Pasqua. Numerosos disidentes de derechas pueblan las listas y esta situaci¨®n ya ha dado origen a sanciones disciplinarias en la UMP.
El peligro para la autoproclamada 'mayor¨ªa presidencial' es la dispersi¨®n de votos entre tantos aspirantes. Para pasar a la segunda vuelta, el domingo pr¨®ximo, hay que superar la barrera del 12,5% del censo electoral en cada circunscripci¨®n: y si la izquierda tiene un problema con las opciones de extrema izquierda y con la del Polo Republicano, de Jean-Pierre Chev¨¨nement, la dificultad no es menor para la UMP.
A su favor, el partido presidencial cuenta con la din¨¢mica creada por el espectacular triunfo de Chirac, el 5 de mayo. Por ello, pr¨¢cticamente todas las candidaturas disidentes de derecha se reclaman de Chirac o, como sostiene Bayrou con mayor sutileza, 'contra una nueva cohabitaci¨®n', lo cual anticipa su rechazo a hacer de bisagra con la izquierda, en la hip¨®tesis de que ¨¦sta lograra acercarse a la mayor¨ªa. Pero todos quieren disponer de su cuota de representaci¨®n y del dinero p¨²blico, incluida la UMP, que, a 1,67 euros por voto, puede recoger entre 15 y 20 millones de euros anuales durante la pr¨®xima legislatura -a expensas de la penalizaci¨®n que le suponga no haber presentado un 50% de mujeres-, adem¨¢s de una cantidad que rebasa los 45.000 euros por diputado electo y a?o.
La derecha aborda las legislativas con ventaja, pero la fragilidad del entramado salta a la vista. No se ha insistido lo bastante en que el acontecimiento del 21 de abril no vino determinado por el empuje de los ultras, sino por los malos resultados de Chirac y Jospin en esa primera vuelta de las presidenciales. Los 190.000 votos que separaron a este ¨²ltimo de Le Pen -?en un total de 28,5 millones de sufragios emitidos!- no autorizan, por ejemplo, a pensar que el Partido Socialista se haya hundido frente a un pujante fascismo.
Pero el terror sembrado por esta peque?a diferencia bast¨® para crear el acontecimiento. Chirac se ha aprovechado de ello y ahora se enfrenta a la semana decisiva. Entre hoy y el domingo que viene se ventila si la fuerza de sus votos bastan para alcanzar la mayor¨ªa absoluta en la futura Asamblea Nacional. Hay 575 esca?os en juego y pocos candidatos superar¨¢n el 50% de votos que conceden la elecci¨®n en primera vuelta, de modo que lo que realmente se decide es el n¨²mero de los que disputar¨¢n la segunda.
Si el Frente Nacional mantuviera el voto de Le Pen del 21 de abril, este partido rebasar¨ªa el list¨®n del 12,5% del censo en 237 circunscripciones: eso representar¨ªa la mitad de los esca?os en juego y en ese caso su papel de arbitraje quedar¨ªa confirmado. En 1997 hubo 78 circunscripciones donde pasaron a la segunda vuelta la izquierda, la derecha y la ultraderecha, en lo que se denomina 'enfrentamientos triangulares'; en esta ocasi¨®n, Le Pen lleva su entusiasmo al extremo de pensar que uno de los dos 'grandes' ser¨¢ eliminado desde hoy mismo y, por tanto, sus gentes disputar¨¢n 'centenares de duelos' en la segunda vuelta. ?ntimamente no debe estar tan convencido, porque ¨¦l mismo ha decidido no presentarse como candidato a las legislativas.
Chirac, a su vez, no ha dudado en comprometerse personalmente durante la campa?a. La izquierda le hab¨ªa pedido cierta neutralidad, una actitud que habr¨ªa sido elegante hacia un sector pol¨ªtico que se volc¨® masivamente en su persona el 5 de mayo; pero el jefe del Estado nombr¨® inmediatamente un Gobierno electoral, dirigido por Jean-Pierre Raffarin, cuyas actuaciones no dan idea de provisionalidad alguna. Una interpretaci¨®n protocolaria del cargo no es la opci¨®n de Chirac, decidido a reforzar su poder, evitar por todos los medios una nueva cohabitaci¨®n con un Gobierno de izquierda y conseguir que la din¨¢mica de la victoria ahorre pactos embarazosos con la extrema derecha, que ha condenado de antemano. ?sa es su manera de buscar la oportunidad de convertirse en el personaje hist¨®rico de un periodo cr¨ªtico.
Pero no pueden excluirse nuevas sorpresas en las elecciones legislativas, por m¨¢s que los sondeos insistan en atribuir una gran ventaja a la UMP y una votaci¨®n al Frente Nacional posiblemente m¨¢s d¨¦bil de la que obtuvo Le Pen en las presidenciales. Mucho tendr¨ªan que retroceder los extremistas de derecha y de izquierda en las urnas para que el centro-derecha pueda proclamar la restauraci¨®n 'del orden' en Francia.
La integraci¨®n magreb¨ª fracasa
Las elecciones generales de Francia apenas permiten atisbar signos de integraci¨®n pol¨ªtica para sus minor¨ªas de origen magreb¨ª o de otros pa¨ªses africanos. Se cuentan 123 franceses de esa procedencia entre los m¨¢s de 8.400 candidatos que concurren a las elecciones generales convocadas para hoy, seg¨²n un informe difundido por el Foro Ciudadano de las Culturas Musulmanas, una asociaci¨®n de car¨¢cter laico. El principal objetivo de esa entidad, que tiene un a?o de existencia, es el de impulsar a los ciudadanos de cultura musulmana a que participen en los debates sociales y se integren en las estructuras democr¨¢ticas, una t¨¢ctica contraria a la del 'islam de las cuevas', desarrollado por los integristas en torno a algunas mezquitas en las periferias de las grandes ciudades. Su actividad ha logrado que unos 17.000 j¨®venes se inscriban en el censo electoral a tiempo para votar en el doble proceso, presidencial y legislativo, de este a?o; pero el empuje no ha bastado para que las listas de candidatos a diputados reflejen la pluralidad de procedencias. Siempre seg¨²n ese recuento, la Uni¨®n por la Mayor¨ªa Presidencial (UMP) presenta un candidato de origen magreb¨ª; la Uni¨®n por la Democracia Francesa (UDF), dos; el Partido Socialista, tres, otros tantos el Partido Comunista, y el Frente Nacional, uno. El r¨¦cord se lo lleva el Polo Republicano, de Jean-Pierre Chev¨¨nement, que integra a 23 candidatos de origen magreb¨ª o de otros pa¨ªses africanos, mientras las listas de Los Verdes y de extrema izquierda tambi¨¦n contienen bastantes nombres de ese origen. Algunos candidatos vinculados a fen¨®menos muy locales concurren como independientes, faltos de un partido que les apoye. Pr¨¢cticamente ninguno tiene posibilidad de obtener esca?o en la futura Asamblea Nacional. El Gobierno de Jean-Pierre Raffarin, formado por Chirac en los d¨ªas que siguieron a su reelecci¨®n como presidente, incluye una viceministra de origen magreb¨ª, Tokia Sa?fi, encargada de cuestiones relacionadas con el medio ambiente, y cuya proyecci¨®n como gesto hacia las minor¨ªas todav¨ªa es una inc¨®gnita. El hecho de que una de las candidatas a la elecci¨®n presidencial, Christiane Taubira, sea negra, ha atra¨ªdo cierto inter¨¦s de barrios con fuerte proporci¨®n de africanos hacia la formaci¨®n que la presenta, el Partido Radical de Izquierda, aliado de los socialistas.
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