Parks enfurece a Turqu¨ªa
Costa Rica iguala a cuatro minutos del final un partido que su rival cre¨ªa suyo
Wanchope sigue dormido, o escondido, o ausente. Las piernas m¨¢s largas del Mundial, las m¨¢s venenosas de Costa Rica, no han hecho a¨²n una sola diablura. Pero su selecci¨®n, mientras se arma de paciencia y le espera, aguanta el tipo. Incluso ante adversarios tan rudos y curtidos como los turcos, a los que ayer dej¨® con un cabreo monumental en Incheon, contestando con malos modos su fastidio.
La culpa fue de Winston Parks, que marc¨® a cuatro minutos del final y dej¨® en empate una contienda que Turqu¨ªa cre¨ªa totalmente atrapada. Despu¨¦s llegaron los empujones, las brusquedades y los nervios, el partido roto por la mitad, y hasta una ¨²ltima ocasi¨®n postrera a puerta vac¨ªa malograda por el propio Parks. El caso es que Costa Rica, con Brasil en el horizonte, suma cuatro puntos, y Turqu¨ªa, a la que aguarda China, s¨®lo uno.
La selecci¨®n de Senol Gunes sab¨ªa que se jugaba m¨¢s. Y por eso asumi¨® la iniciativa desde el arranque. Con poca claridad en el primer tiempo. Basturk se ahogaba en la zona de entrel¨ªneas, Emre lo intentaba in¨²tilmente por la v¨ªa de la conducci¨®n individual y Sukur y Hasan Sas se daban de bruces con los centrales de Costa Rica, tan anticipativos en el corte como elegantes en la salida. Un poco detr¨¢s, Tugay se desesperaba para asumir toda la contenci¨®n del centro del campo, parcela que, toque a toque, iba conquistando el cuadro centroamericano. Y cada cierto rato, zas, un contragolpe fulgurante, letal, que siempre alg¨²n costarricense remataba mal.
Turqu¨ªa hizo m¨¢s da?o en la segunda parte. Hasan Sas se colg¨® del extremo derecho y a Emre, de tanto intentarlo, le empezaron a salir las aventuras personales. De una de ellas, y bien pronto, arranc¨® su gol Turqu¨ªa. Una incursi¨®n directa que a la segunda, tras un rechace, el jugador del Inter aloj¨® en la red con su pierna mala, la derecha.
Costa Rica se vio obligada a atacar. Y lo hizo de mala manera, demasiado rococ¨®, anul¨¢ndose a s¨ª misma de tanto rizar el rizo. A Turqu¨ªa le toc¨® especular y se sinti¨® c¨®moda en su nuevo traje. Cedi¨® metros y entreg¨® la pelota. Pero no sinti¨® excesivo miedo ante el acoso enemigo, que por rebuscado se mor¨ªa solo. Y Wanchope segu¨ªa desaparecido, sin que le saliera ninguno de sus giros ni sus arranques.
Guimaraes movi¨® banquillo. Abri¨® el campo con Medford y, a un cuarto de hora del final, reforz¨® el peso en el ¨¢rea rival con Parks, el m¨¢s joven del plantel. Y la jugada le sali¨®. Con la campana a punto de sonar, le lleg¨® un bal¨®n suelto al chico y, a placer y con la izquierda, lo empotr¨® en la red.
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