El perseguido escritor indonesio Ananta Toer defiende la dignidad frente al poder
La editorial Destino prepara nuevas traducciones al castellano del autor de 'Cuarteto de Buru'
Encarcelado, prohibido y silenciado por los reg¨ªmenes que se han sucedido en Indonesia desde mediados del siglo XX -los poderes coloniales japon¨¦s y holand¨¦s, primero; Sukarno y Suharto, despu¨¦s-, el escritor Pramoedya Ananta Toer (Java, 1925) est¨¢ disfrutando en los ¨²ltimos a?os de un aut¨¦ntico renacer internacional mientras contempla su obra publicada y distribuida con normalidad en su propio pa¨ªs. L¨¢stima que, aquejado por una diabetes y por las inevitables secuelas que le ha dejado el haber pasado buena parte de su vida entre rejas, ha dejado ya de escribir: 'Ahora me falla la concentraci¨®n y me falta la memoria. Incluso he dejado de responder a las cartas que me llegan', dijo ayer en la Casa Asia de Barcelona, donde lleg¨® el domingo procedente de Portugal. Acompa?ado por su hija y asistente, el autor de Cuarteto de Buru y candidato en diversas ocasiones al Premio Nobel de Literatura habl¨® de la situaci¨®n en su pa¨ªs y de La joven de la costa, una novela escrita en 1962 que acaba de ser traducida al castellano (Destino) y al catal¨¢n (RBA-La Magrana).
Hijo de un maestro y de una mujer de ascendencia noble, Pramoedya homenajea a las mujeres y hombres de su familia en esta novela, considerada una de las m¨¢s asequibles de toda su obra. M¨¢s concretamente, est¨¢ dedicada e inspirada en la vida de su abuela, 'una mujer muy orgullosa y solitaria que aunque era muy pobre no quiso nunca pedir limosna', record¨®.
Homenaje a la mujer
El destino de esa mujer de pueblo, la joven de la costa del t¨ªtulo, es el de todas aquellas personas sometidas a un tipo u otro de poder autoritario y que consiguen resistir a ¨¦l, sobrevivir con dignidad. En su caso, al poder del noble que la escoge para ser su concubina cuando solamente cuenta con 14 a?os y que la repudia cuando consigue darle un hijo que, obviamente, se quedar¨¢ a vivir con ¨¦l. Pero las resonancias de esta obra van mucho m¨¢s all¨¢: se puede leer como una f¨¢bula sobre la lucha de clases; una cr¨ªtica a la religiosidad concebida como arma para la jerarquizaci¨®n de la sociedad; y un gran homenaje a la resistencia e intuici¨®n de la mujer del campo.
'En la ¨¦poca de mi abuela, en el entorno rural del centro de Java la mujer era igual al marido. Los dos trabajaban en los campos de arroz y los dos eran igualmente necesarios. En la clase media, la mujer era considerada como inferior porque no produc¨ªa nada; s¨®lo daba hijos. La situaci¨®n de la mujer en la clase alta era mucho peor: no ten¨ªa ning¨²n valor', explic¨®, encadenando con parsimonia un kretek tras otro -unos cigarrillos de tabaco negro, clavo y canela-.
Ahora, las cosas han cambiado, reconoci¨® Pramoedya: 'Nuestra presidenta [Megawati Sukarnoputri] es una mujer, a pesar de la resistencia de algunos musulmanes'. Sin embargo, el escritor no puede evitar lanzar un comentario cr¨ªtico con la gobernante: 'Ella no ha tenido nunca la necesidad de ser una luchadora. Naci¨® en un palacio y se lo dieron siempre todo hecho'.
'Para la gente del pueblo', continu¨®, 'las condiciones son m¨¢s dif¨ªciles que entonces. Indonesia sufre las consecuencias de las crisis econ¨®micas a escala mundial y hay un alto ¨ªndice de paro. Ahora, el pa¨ªs es un gran exportador de mano de obra barata, tanto de hombres como de mujeres. Tambi¨¦n de mano de obra ilegal'. Adem¨¢s, con la hija de Sukarno en el poder, insisti¨®, 'es imposible' que ahora se juzgue a Suharto, el general que dirigi¨® el pa¨ªs con mano de hierro, y de forma sangrienta, durante m¨¢s de 30 a?os. 'Es imposible juzgarle', repiti¨® tres veces.
La memoria y el dolor
Fue Suharto quien mand¨® al escritor a un penal en la isla de Buru durante tres lustros. En los cuatro primeros a?os, adem¨¢s, le prohibieron escribir y leer. All¨ª concibi¨® Cuarteto de Buru, la tetralog¨ªa considerada su obra cumbre y que ser¨¢ traducida de nuevo en Espa?a por Destino, a?adi¨¦ndose a una edici¨®n anterior de Txalaparta. Las vicisitudes de la novela vienen repetidas en todas sus biograf¨ªas: de tanto inventar y repetir las mismas historias, una vez y otra, a sus compa?eros de presidio, Pramoedya acab¨® memoriz¨¢ndolas. Cuando le permitieron volver a escribir las volc¨® hasta dar forma a esos cuatro tomos. Quiz¨¢ por este motivo, aseguran quienes le conocen, le es especialmente doloroso ser consciente ahora de su d¨¦bil memoria.
No fue hasta la ca¨ªda de Suharto, en 1998, que Pramoedya pudo viajar de nuevo al extranjero. Ni siquiera le permitieron recoger el Premio Ram¨®n Magsaysay, el m¨¢s importante de las letras asi¨¢ticas, que le fue concedido en 1995. 'El hecho de que el mundo haya descubierto mi obra me llena de contento y conf¨ªo que ¨¦sta sea de utilidad para el planeta', afirm¨®. 'Estoy muy agradecido a mis lectores y lectoras'. A pesar de ello, record¨® que algunos de sus libros ya hab¨ªan sido traducidos en los a?os cincuenta. En un viaje a los Pa¨ªses Bajos durante esos a?os, Pramoedya descubri¨® el baile y la m¨²sica flamencos. Desde entonces, asegur¨®, ten¨ªa ganas de viajar a Espa?a. Tanto Destino como RBA-La Magrana tienen previsto continuar aqu¨ª con la publicaci¨®n de su obra.
Babelia
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